Venezuela

Opinión | Extremos que se tocan

El menosprecio por el ciudadano y los problemas que le son causados por las acciones u omisiones del poder, fenómeno íntimamente vinculado a una noción patrimonial del poder como propiedad de sus detentadores que no se sienten servidores de todos, sino de una causa ideológica

Opinión | Extremos que se tocan
Archivo El Estímulo
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En un video por las redes veo a una niña valenciana de once años que no puede sacar su cédula de identidad, por un error del sistema que el Saime dice no poder corregir en dos años. El administrador es responsable de corregir los errores, no los administrados. Pero eso es en un Estado de Derecho. Que no tenemos.

El caso no es raro ni excepcional. Tampoco exclusivo de ese servicio administrativo esencial. La ineficiencia no es su monopolio. Tampoco la corrupción o el sectarismo partidista. Lo más grave de todo es el menosprecio por el ciudadano y los problemas que le son causados por las acciones u omisiones del poder, fenómeno íntimamente vinculado a una noción patrimonial del poder como propiedad de sus detentadores que no se sienten servidores de todos, sino de una causa ideológica que, a lo sumo, recuerdan en los discursos y en la propaganda y en las coartadas para incumplir el deber. Demasiado parecido al Me ne frego musoliniano. “Me resbala” podría traducirse el desplante, con el tono desafiante de quien siente que habla con descaro impune, como dirían en Derecho Penal, con agravantes de alevosía, premeditación y ensañamiento.

Comunismo y fascismo se tocan porque más que ideologías, que lo son y ambas conducen a fracasos espectaculares, pertenecen a la categoría del talante. El mismo Mussolini se jactaba en los años veinte de que los únicos que se atrevían a desafiar a la democracia eran la socialista Unión Soviética y la Italia fascista. Sin embargo, los feligreses de una y otra iglesia no lo saben y se lanzan la mutua acusación como el máximo insulto “¡Fascista!” “¡Comunista!” y, por supuesto, como si ellos dos y solo ellos dos existieran sobre la faz del planeta político.
Justificación interesada de la violencia hamponil, antipolítica, autorepresentación como la patria y por lo tanto definición de todos los adversarios políticos como la antipatria. Son elementos básicos del lenguaje fascista contados por un experto. Es la exaltación máxima del sectarismo. El derecho a comer, a trabajar, a vivir, no es igual para todos. Hay un derecho preferente para los camaradas. Anótese aquí y le será reconocido. Usted es libre de no anotarse, pero aténgase a las consecuencias.

La niña valenciana del video, como cualquier venezolano, está amparada por el artículo 56 constitucional. Tiene derecho a un documento público que compruebe su identidad. Y con relación a ella, vale la obligación estatal de garantizarle el ejercicio de sus derechos como manda el 19 constitucional. Es el caso de muchos, en cualquiera de los derechos que usted escoja. Lo sabe usted, lo sé yo, lo sabemos todos. Sin embargo, los funcionarios pueden darse el lujo de ignorarnos, de despreciar nuestros derechos, porque el Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia existe solo en el papel, no en la vida real. ¿No estamos ante una forma de neofascismo?

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