Tras una jornada de rumores y de «figuritas» jugando posiciones adelantadas en redes sociales, finalmente se dio: el diputado Juan Requesens salió de prisión y regresó a su casa.
Las primeras imágenes las vimos a través de la cuenta de Instagram de Henrique Capriles al final de la tarde de este viernes 28 de agosto: Requesens, de camiseta blanca visiblemente ancha, abraza a sus padres en el pasillo del edificio donde tiene su residencia en Caracas. No es la imagen de un hombre derrotado: es del hombre que regresa, víctima de una larga injusticia, a recibir el afecto de los suyos. Camina, va saliendo a la terraza del edificio: abraza, saluda, palmadas en la espalda.

«Dos años», se le oye decir de tanto en tanto. Dos años preso cumplió el 7 de agosto. «Dos años», le habla a alguien en videollamada. ¿Su esposa? «Y seguimos pa’lante».
Da la impresión de que Juan Requesens no se va a quedar aplacado lamiendo las heridas de su estancia en los calabozos del Sebin. Aunque, claro, tendrá limitaciones. El gobierno de Maduro no suelta la cuerda: el diputado regresa a casa por una medida sustitutiva, no es libertad plena.
¿A cambio de qué deciden mandar a Requesens con su familia en este momento? Para encontrar razones hay que adentrarse a los terrenos de la especulación, pero también podemos encontrar pistas que indican que hay una negociación más amplia -que implica la liberación de otros presos políticos- y en la que la participación en las próximas elecciones parlamentarias está en juego.
Henrique Capriles no estaba allí por casualidad. Él y Stalin González ayudaron a abrir esa puerta. Y las que se supone que podrían abrirse durante los próximos días, si es que los captores cumplen su parte de los acuerdos.
Los tuits del periodista y experto en temas electorales, Eugenio Martínez, apuntan a esa dirección. Y hay que prestar atención:
Esa sugerida participación en las elecciones de diciembre a partir de acordar la libertad de presos políticos -como siempre, son rehenes- y otras posibles medidas, puede ser tan buena como peligrosa, tan acertada como errada, tan apropiada como errática: todo dependerá del pulso y el carácter en el cumplimiento de lo acordado, pero también de la manera en que se comunique públicamente.
¿Le espera la hoguera mediática y opinática a los participantes? ¿Lograrán, de verdad, abrir otra ruta más allá de la abstención y la negativa a participar? ¿Convencerán a los votantes mostrando resultados como el abrazo de Requesens a sus padres? ¿Hay un discurso, una narrativa, preparada y acorde al momento?
Nuevamente, parece que algo importante está por suceder en el panorama político. Y hay que subrayar el «parece», porque ya hemos pasado por momentos de elevadas expectativas alimentadas por discursos irresponsables y que terminaron en enormes frustraciones colectivas.
De momento, he aquí una buena noticia: Juan Requesens está con su familia. Ya veremos qué ocurre durante los próximos días.