Venezuela

La solidaridad alimenta la esperanza en el municipio Sucre

Cada martes, miércoles y sábado, voluntarios salesianos del Colegio María Auxiliadora distribuyen bajo el elevado de Los Ruices unas trescientas raciones de alimentos, que sacian por igual el hambre y el anhelo de contar con una mano amiga en tiempos tan difíciles como los actuales

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Bajo el elevado de Los Ruices, todos los martes, miércoles y sábados, un grupo de salesianos del Colegio María Auxiliadora lleva comida a ciudadanos necesitados. Una tarea que cobra mayor valor en medio de la crisis económica y de las restricciones que impone la pandemia de covid-19.

Fernando Reinoso Núñez es profesor de la Universidad Central de Venezuela. Especialista en Planificación y Estrategia. Salesiano de corazón. Se incorporó a este grupo de ayuda hace unos cuatro años. Reconoce que es una labor dura, pero afirma que le provee de una inmensa satisfacción.

Desde que comenzó la pandemia por el nuevo coronavirus, el grupo del María Auxiliadora entrega un estimado de 300 comidas diarias. Ha habido jornadas en las que han logrado suministrar hasta 2.000 viandas. Los alimentos son procesados en las casas de los colaboradores y envasados en recipientes de 500 gramos. Cuando presenciamos el trabajo del grupo, la provisión consistió en una ración de granos y una arepa por comensal.

Fila de esperanza

Quienes buscan el alimento se ordenan en colas donde hay todo tipo de personas: niños, ancianos, hombres y mujeres. Muchos de los que reciben el beneficio son profesionales desempleados, a los que la crisis agobia sin piedad. Fernando Reinoso dice que en estos años pudo comprobar que, de no ser por esa mínima ayuda, muchos de los que hacen cola ya habrían caído enfermos por desnutrición o muerto por inanición.

Durante las jornadas que lleva a cabo este grupo, les toca atender a ciudadanos de muy escasos recursos o en situación de calle, incluso personas con desequilibrio mental y afecciones emocionales.

Mantener esta iniciativa es posible gracias a la ayuda de personas y empresas, que se suman a los aportes provenientes del mismo grupo, movido por la compasión y la solidaridad, entendidas como deber ético y como una noble expresión de la condición humana.

Organización para evitar contagios

Entre las voluntarias que participa en la entrega de las comidas está Reina del Moral. Trabaja en la organización del suministro y vela por las medidas de higiene y protección para evitar contagios de covid-19.

«Anteriormente, había más de 35 personas trabajando para cumplir el objetivo. Ahora, el número de voluntarios es más limitado, por la situación general y por las restricciones derivadas del coronavirus. La idea es evitar que los contagios se propaguen y afecten a familias enteras”, señala del Moral.

La loable iniciativa que lleva adelante el grupo del Colegio María Auxiliadora es un rayo de luz esperanzador para familias como la de Rosa Milagros, quien viaja desde El Junquito hasta Los Ruices (más de 40 kilómetros de recorrido) para que ella y sus tres hijos puedan alimentarse. ”Aquí, por lo menos, tengo seguro el almuerzo de mis hijos en los días que vengo”, dice.

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