Venezuela

En el Cementerio General del Sur la profanación de tumbas es "normal"

Por todo el camposanto, el panorama es el mismo: cráneos y otros huesos tirados por todas partes, lápidas levantadas, estatuas destruidas, mauselos derribados. El más antiguo cementerio de Caracas es protagonista de su propia historia de ultratumba

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Cementerio General del Sur
Olga Maribel Navas

Cada 2 de noviembre, cuando se conmemora el Día de Fieles Difuntos, más popularmente conocido como el Día de los Muertos, el Cementerio General del Sur recibe a cientos de personas que acuden a visitar el sepulcro de sus familiares, rezando no por el descanso eterno de su alma, sino porque no se hayan robado los cadáveres o profanado la tumba.

Son las nueve de la mañana. El equipo de El Estímulo camina por la avenida principal de El Cementerio para visitar el camposanto más antiguo de Caracas, ubicado en la parroquia Santa Rosalía. Antes de llegar a la entrada principal, encontramos gran cantidad de vendedores de flores, que ofrecen una pintoresca vista con la variedad y colorido de su mercancía.

Allí hablamos con Eugenia, una de las vendedoras. Nos comentó que este año se reintegraron a sus labores más comerciantes de flores, que habían parado la comercialización por la pandemia de covid-19.

Cementerio General del Sur
Todas las fotos de esta nota son de Olga Maribel Navas

“Como otros sectores de la economía, la venta de flores tuvo una gran caída. Primero, porque la gente prefiere invertir en comida y medicamentos. Además, las restricciones de las semanas radicales no permitían abrir los negocios ni el acceso al cementerio. Entonces, no había muchos clientes», señaló.

En estos dos últimos meses, esperan mejorar las ventas con el decreto de flexibilización continua en noviembre y diciembre.

“En este Día de los Difuntos, las ventas han estado bajas, a pesar que tenemos ofertas de dos ramos pequeños, o un ramo mediano por $1. Y también podemos preparar ramos más elaborados, al gusto del cliente”, dijo Eugenia.

Tienen que vender en dólares porque ls distribuidores de flores les cobran todo en divisas, y regularmente ajustan los precios.

Cementerio General del Sur

“Las rosas, los girasoles y las aves del paraíso son las flores más solicitadas. Hacemos ofertas pues las flores son productos perecederos y debemos comercializarlos lo más rápido posible. Si se marchitan, tendremos perdidas. Esperamos que el mercado vuelva a tener un buen ritmo”, señaló.

Dentro del cementerio

Ya en las puertas del cementerio, un par de vigilantes ordenan la entrada de vehículos y de los cortejos fúnebres, que llegan cada cierto tiempo.

En la plaza central un grupo de obreros, con escobas, palas y machetes en mano, ofrecen a los familiares de los deudos, sus servicios de limpieza y mantenimiento de las tumbas. Por este trabajo cobran entre 5 y 10 dólares, según las condiciones del sepulcro.

En una esquina, un señor que dijo llamarse Luis, vende las botellas de agua para colocar las flores.

Cementerio General del Sur

“La botella de 5 litros cuesta un bolívar y las garrafas, 0,50. Le pido a las personas que, al salir, me dejen aquí el envase para poder llenarlo y atender a otras personas”, señaló.

Profanaciones de tumbas: «normal»

Empezamos a caminar por la calle principal del camposanto. Hay muchas personas de visita. En comparación al año pasado, el cementerio se ve más limpio. Hay menos basura y maleza.

Uno de los obreros comentó que, desde mayo y a través del Plan Caracas Patriota, Bella y Segura, iniciaron un plan de recuperación y desmalezaron, limpiaron y fumigaron.

“Aquí lo que ya es normal es la profanación de tumbas. Eso no lo para nadie. Por una parte tenemos a los santeros y paleros, que buscan los huesos del fémur y los cráneos para hacer sus rituales. Además, los piratas de tumbas sacan los cadáveres para robar cadenas, zarcillos, pulseras o cualquier otro objeto de valor con que hayan enterrado a los difuntos”, dijo el obrero.

Cementerio General del Sur

En el camino, encontramos a varias personas asombradas por los destrozos hechos a las tumbas de sus familiares.

“Profanaron la tumba de mis padres, se llevaron sus cuerpos, destrozaron las urnas… hay huesos regados por los alrededores. Nadie responde por este delito. Estoy indignado. Yo que pensaba que mis padres estarían descansando en paz. Quien sabe donde estarán sus cuerpos ahora”, dijo el señor Agustín Lezama.

Cementerio General del Sur

Y es así. Por todos lados del cementerio el panorama es el mismo: lápidas fracturadas, huecos en las tumbas, urnas destrozadas, cráneos a la vistas y restos de huesos.

Destrucción casi total

También se observan destruidas las rejas y paredes de los mausoleos. La mayoría de las estatuas de ángeles, arcángeles y querubines, cruces, vírgenes y diferentes santos están partidas en pedazos.

Los nichos, esas estructuras construidas de varios niveles sobre la tierra, para que también sirvan de última morada a los fallecidos, también han sido objeto de la delincuencia. La mayoría se encuentran destrozadas.

«Yo le recojo su muerto»

Continuamos nuestro camino. En un sector llamado Calle de los Artistas, encontramos a la señora Nelly Sosa, de unos 65 años. Sentada sobre una tumba, ofrecía sus servicios para reparar tumbas profanadas. Nos acercamos a preguntar.

“Lo hacemos por $160, en efectivo. No aceptamos transferencias, ni pago móvil, pues el bolívar ya no sirve. Lo acompañamos hasta su tumba destrozada, le recogemos los huesos de sus familiares y se lo colocamos en una bolsa negra. Sacamos los restos de la urna, colocamos la bolsa con los huesos en el fondo, reparamos la tumba y, al final, le colocamos un letrero que dice ya fue profanada, para que los ladrones no le vuelvan a dañar la estructura”, dijo la señora Nelly.

Señala que su trabajo es garantizado, que cuenta con una cuadrilla de obreros y que se encargan del material para la reparación de la tumba y las bolsas negras.

“También ofrecemos el traslado de los restos de muertos, si la tumba profanada están en la parte alta, y los familiares quieren una fosa más accesible. Hacemos el servicio y tenemos terrenos disponibles. Los familiares traen el dinero en efectivo y se pueden quedar supervisando el trabajo. De aquí salen satisfechos”, explicó Sosa, como toda una gerente.

Asegura que muchas personas que han solicitado sus servicios, pues las profanaciones de tumbas se han incrementado en el cementerio. “Aquí esto es horroroso”, decía mientras nos dictaba sus números de teléfono, por si algún día requeríamos de su trabajo.

Nos volveremos a ver en el paraíso

El silencio del cementerio se rompe de repente. Se comienza a escuchar la canción Amigo, del cantante Tito Rojas: “Nos volveremos a ver en el paraíso, donde la fe y la esperanza duran para siempre”.

Caminamos guiados por la música y llegamos hasta un cortejo fúnebre, acompañado por una gran cantidad de personas y vehículos con grandes cornetas.

Cementerio General del Sur

“Le están rindiendo un homenaje al muerto. Lo están despidiendo. Eso es normal aquí. Antes disparaban al aire pero eso ha disminuido por lo caras que están las balas”, nos dijo un vendedor de helados, que también cargaba un tobo con cervezas, que ofrecía a los presentes.

La corte malandra

El característico olor del tabaco impregna el ambiente en una de las calles del Cementerio General del Sur. Se observa una gran cantidad de personas, la mayoría hombres, que visitan el santuario de la Corte Malandra, donde se le rinde culto a Ismael Sánchez, mejor conocido como “Ismaelito”.

Cuenta la leyenda urbana que Ismael Sánchez vivía en el barrio El Guarataro. Era un Robin Hood criollo pues robaba «a los ricos» para ayudar a la gente pobre. Murió  en una pelea en el 23 de Enero.

Su fama trascendió hasta el más allá y ahora es venerado como si se tratara de un santo. En su altar se observan imágenes del tamaño real de una persona, fotos, pinturas, placas de agradecimiento “por los favores recibidos”, ramos de flores, velas.

Cementerio General del Sur

Además de la imagen de Ismael, en el mismo espacio hay figuras que representan otros personajes, conocidos con sus apodos de “La Malandra Elizabeth”, “Petróleo Crudo”, “Tomasito”, “El Chamo Machera” y “Pez Gordo”. Todos son integrantes de la Corte Malandra o Corte Calé.

Estas figuras se encuentran acompañadas de la imagen de María Lionza, El Nazareno de San Pablo, el Libertador Simón Bolívar y hasta el nuevo beato, Dr. José Gregorio Hernández.

Ismaelito ofrece consejos

En estos espacios encontramos a Alexander, mejor conocido como “El Nene”, encargado de custodiar y mantener este santuario.

“Estoy aquí desde 1991. Ordeno las actividades. Esto antes era una locura. La gente venía, colocaban drogas como ofrendas, robaban a otros pero, gracias a Dios, eso ha disminuido”, señaló.

Cementerio General del Sur

Dice que aún persisten los fieles creyentes de “Ismaelito”. Todavía vienen a rogar para que les vaya bien en un atraco, en un secuestro o para no caer presos.

“Pero Ismaelito no ofrece esa protección. Ahora ofrece consejos para que dejen las fechorías y agarren un mejor camino. La gente le trae sus ofrendas: velas, flores, figuras, también botellas de anís y ron, arepas rellenas de revoltillo y caraotas, que era su comida preferida, además que le fuman sus tabacos”, explicó Alexander.

En internet, se puede encontrar la “oración”, que fue creada para solicitar ayuda a la Corte Malandra, que debe ir acompañada de tres padresnuestros.

Pedirle una casa a Victorino

Tener una casa es el sueño más anhelado de todo venezolano. Algunos no la solicitan ante los organismos pùblicos o pidiendo un crédito bancario, sino que van directo al Santuario de Victorino Ponce, en la misma calle donde le rinden culto a la Corte Calé y a la popular María Francia, que ayuda a los estudiantes.

Por muchos años este santuario, que se ubica al lado de un frondoso árbol, fue cuidado por el señor José Ferrer, quien falleció recientemente. Ahora esta misión la cumple la señora Mercedes.

“La gente que viene a pedir una vivienda a Victorino Ponce, le trae una casita de cartón. Pero cuando concede su solicitud regresan y le traen una casa de arcilla o barro. También le obsequian placas y flores, le prenden velas, le fuman su tabaco y le rezan. Todos están seguros que pronto tendrán su techo propio”, dijo Mercedes.

Falta vigilancia

Durante nuestra estadía dentro del camposanto, no vimos a ningún funcionario policiales, pero estuvimos a punto de ser víctimas del hampa dos veces.

En la primera oportunidad, fue un intento de atraco. La segunda cuando intentaron abrir la maleta del carro donde nos trasladábamos.

“Aquí hay que andar mosca. Guarde ese celular, agarre bien su cartera y no se meta en lugares solitarios. Tampoco deje el carro solo”, fueron las recomendaciones de uno de los obreros.

Hay que orar a los difuntos

El padre Atilio José González, tiene 33 años ofreciendo sus servicios en el Cementerio General del Sur. Señala que en los últimos meses se han observado mejoras en las infraestructuras, especialmente en lo referido a la limpieza, pero los problemas de profanación de tumbas, rituales de magia negra y la inseguridad, van en ascenso.

“Imagínese que hasta se han detectado a algunas personas inescrupulosas que, haciéndose pasar por curas, ofrecen servicios para cobrarle a los familiares de los difuntos.  Y los profanadores de tumbas siguen con sus actividades para sustraer los cráneos y los huesos, para sus rituales “, dijo Atilio.

Indicó que a pesar de los problemas se mantiene el flujo de personas que visitan el camposanto, para limpiar y verificar que la tumba de sus familiares se encuentra en buen estado.

“Lamentablemente, también tenemos el caso de muchas personas que se han marchado del país . Las tumbas de sus familiares quedan abandonadas. Yo les remiendo que en el país que se encuentren vayan a la iglesia, manden a celebrarles misas y oren mucho por el alma de su difunto”, dijo González.

Dijo que entre las actividades que se planifican, se encuentran la visita a las tumbas abandonadas, para bendecir estos espacios.

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