Venezuela

Venezuela está peor que Rusia en ranking mundial de Libertad de Prensa

La clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2022, que elabora Reporteros Sin Fronteras (RSF), ubica a Venezuela en el lugar 159 entre 180 países, lo que muestra un marcado deterioro respecto al ranking de 2021 (lugar 148) y consolida a este país bajo el régimen chavista en el club de los peores de América, junto a Cuba y Nicaragua.

Reporteros Sin Fronteras publica informe en Día Mundial de Libertad de Prensa
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Venezuela ocupa el lugar 159 entre 180 países del mundo en la última Clasificación Mundial de Libertad de Prensa de la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF), con un creciente deterioro respecto a los ya deplorables resultados de 2021.

En este informe anual publicado este martes con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa la Venezuela bajo el régimen chavista acompaña a otro gobiernos autoritarios de América y el Caribe en los peores lugares de esta lista y del respectivo informe.

Nicaragua (lugar 160), Honduras (165), Cuba (173), son los otros tres países de América en peores condiciones que Venezuela.

Rusia, donde a raíz de la injustificada  invasión a Ucrania se ha desatado en los  últimos meses una persecución contra los medios rusos e internacionales que se niegan  a hacer valer la propaganda oficial de Putin, ocupa el lugar 155 en la clasificación.

La recopilación de datos se detuvo a finales de enero de 2022, pero se han realizado reactualizaciones entre enero y marzo de 2022, para aquellos territorios en los que la situación había cambiado drásticamente (Rusia, Ucrania y Mali).

El club de los peores

Los peores países del mundo para la libertad de prensa con Corea del Norte (lugar 180), Eritrea (179), Irán (178), Turkmenistán (177), Birmania(176), China (175) y Vietnam (174).

Este informe de RSF define la libertad de prensa como “la posibilidad efectiva para los periodistas, como individuos y como colectivo, de seleccionar, producir y difundir informaciones en aras del interés general, independientemente de las interferencias políticas, económicas, legales y sociales, y sin amenazas para su seguridad física y mental”.

El resultado se fundamenta en cinco nuevos indicadores que estructuran la Clasificación «y que dan una visión de la libertad de prensa con toda su complejidad: contexto político, marco legal, contexto económico, contexto sociocultural y seguridad».

Venezuela, panorama mediático

«Después de que Nicolás Maduro accediese al poder, las medidas gubernamentales en contra de la pluralidad de los medios se acentuaron: se estableció un monopolio oficial sobre las importaciones de papel y de suministros para imprentas y con ello desaparecieron las ediciones en papel de una docena de periódicos en todo el país», comenta el informe.

«A través de una política opaca de concesión y revocación de las licencias de radio, las autoridades han obligado a echar el cierre a 200 emisoras. Además, el ejecutivo venezolano persiste en su bloqueo a los contenidos informativos en Internet, afectando gravemente a las webs de noticias no oficialistas. Los principales medios independientes del país son: Radio Fe y Alegría, Efecto Cocuyo, Unión Radio, El Estímulo, El Pitazo y El Diario», añade.

Escalada de agresiones

En Caracas, un informe del Observatorio de Seguimiento de Agresiones a Periodistas y Medios del Colegio Nacional de Periodistas y difundido también a propósito del Día Mundial de la Libertad de Prensa, se detalla que entre enero y abril de este 2022 se registraron 68 nuevos casos de violaciones a la libertad de expresión e información.

Entre ellos hubo siete casos de Hostigamiento; ocho de Intimidación; 11 Campañas de descrédito y criminalización contra periodistas; tres Borrado de material gráfico; 21 Impedimento de cobertura; 11 Bloqueos de medios digitales y tres cierres de emisoras de radio.

Contexto político

«Reelegido en unos polémicos comicios, Nicolás Maduro ya ha anunciado su intención de aspirar a un nuevo mandato. Si gana en las elecciones de 2024, liderará el país al menos hasta 2030. En Venezuela, el poder ejecutivo ejerce un control estricto sobre los poderes legislativo y judicial, lo cual ha creado un sistema institucional desequilibrado. En medio de este contexto, las fuerzas opositoras y prodemocráticas se han desunido y carecen de un liderazgo potente. Los medios del Estado y los portavoces oficiales no dudan en desprestigiar, perseguir e incluso amenazar públicamente a los periodistas independientes, por sus informaciones».

Marco legal

«La libertad de expresión se consagra en el artículo 58 de la Constitución, pero no existe ninguna política para protegerla. Mientras, se adoptan medidas extravagantes, como la llamada “Ley contra el Odio”, en una Asamblea Nacional Constituyente controlada por el régimen de Maduro, que se hizo ilegalmente con el poder legislativo. Durante estos primeros cuatro años de aplicación de la ley, diecisiete periodistas y medios, y varias decenas de venezolanos han sido sancionados y muchos otros, amenazados, incluidos particulares que comparten contenidos en redes sociales».

Contexto económico

Entre 2015 y 2020, la economía del país se ha hundido por el efecto combinado de las mayores tasas de inflación y la mayor caída del PIB del mundo. Esta catástrofe es el resultado de las políticas de control económico y expropiaciones masivas aplicadas por Hugo Chávez, de 2007 a 2011. Desde 2021, los indicadores macroeconómicos muestran algunos signos de mejora, pero el acceso a los bienes y servicios sigue siendo muy limitado.

«En 2022, se han anunciado medidas para revertir las nacionalizaciones de los años anteriores. La crisis económica ha provocado una reducción drástica de la publicidad oficial. Los criterios utilizados para distribuirla son, por otra parte, opacos y arbitrarios, lo que favorece a los medios afines al gobierno. Para recibir el “maná financiero”, los medios tienen que aceptar la difusión gratuita de los mensajes oficiales del gobierno».

Contexto sociocultural

La sociedad venezolana atraviesa una crisis generalizada, que ha depauperado sus condiciones de vida. Como consecuencia de la recesión económica que asola el país desde hace cinco años, millones de ciudadanos han migrado a países vecinos. Según las estimaciones, cerca de un 20% de la población total ha dejado Venezuela a lo largo de los últimos años, especialmente las personas jóvenes en edad de trabajar.

Seguridad

En Venezuela, el periodismo se desenvuelve en un clima de restricciones. Es habitual que los reporteros sean golpeados o amenazados en el ejercicio de su labor, cuando hay conflictos políticos o en períodos electorales. La Fiscalía General y la Defensoría del Pueblo están bajo control de Maduro, por lo que ninguna contribuye a garantizar la seguridad de los periodistas. Los actos de violencia física o verbal contra la prensa rara vez son objeto de una investigación.

México como referencia

México se mantiene como ·uno de los países más peligrosos y mortíferos del mundo para los periodistas», señala Reporteros Sin Fronteras. No obstante, en libertad de prensa ocupa el lugar  127 en el índice global (pero el 179 en el componente de Seguridad).

«México es uno de los países con la mayor concentración mediática del mundo; una situación que pone muy difícil a los medios pequeños abrirse hueco o, incluso, existir. El sector de las telecomunicaciones está dominado por Telmex y el de la radio y televisión, por Televisa; el grupo Organización Editorial Mexicana es otro actor relevante, pues posee 70 periódicos, 24 emisoras de radio y 44 webs informativas. Esta situación hace que cada vez más periodistas independientes publiquen contenidos propios en las redes sociales», señala el informe.

En los 180 países clasificados por Reporteros Sin Fronteras, estos indicadores se evalúan sobre la base de un listado cuantitativo de los ataques cometidos contra periodistas y medios, así como del estudio cualitativo de las respuestas de centenares de expertos en libertad de prensa seleccionados por RSF (periodistas, académicos, defensores de los derechos humanos…) a 123 preguntas.

«El cuestionario ha sido actualizado con el fin de reflejar mejor determinados factores, especialmente los relativos a la digitalización de los medios», explica Reporteros Sin Fronteras.

Entorno más tóxico en América Latina

En casi todo el continente, los periodistas desarrollan su labor informativa en un entorno cada vez más deteriorado y tóxico. Como ya sucediera en 2020, la crisis del coronavirus ha supuesto un acelerador de la censura, ha generado graves dificultades económicas a la prensa y ha planteado serios obstáculos para acceder a la información sobre la gestión de la pandemia por parte de los gobiernos de Latinoamérica.

La desconfianza hacia la prensa ha seguido ganando terreno, alimentada por una retórica contra los medios y una generalización de los discursos estigmatizantes por parte de la clase política, especialmente en Brasil (puesto 110º de la Clasificación), Cuba (173º), Venezuela (159º), Nicaragua (160º) y El Salvador (112º).

Cada vez más visibles y virulentos, estos ataques públicos fragilizan a la profesión y alientan procedimientos judiciales abusivos, campañas de difamación e intimidaciones -especialmente contra las mujeres- y acoso en Internet contra los periodistas críticos.

Nicaragua protagoniza el mayor descalabro (pierde 39 posiciones) y entra en la zona roja de la Clasificación.

«La parodia de elecciones organizadas en noviembre de 2021, que llevaron a Daniel Ortega a su cuarto mandato consecutivo como presidente, se ha sucedido de una persecución feroz contra las voces críticas. Los últimos bastiones de la prensa independiente son asediados y la gran mayoría de los periodistas independientes, amenazados por acciones judiciales abusivas, han tenido que huir del país», señala Reporteros Sin Fronteras.

Enemigo del pueblo

La situación en El Salvador (112º), que registra por segundo año consecutivo una de las caídas más pronunciadas de América Latina (-30), es también extremadamente preocupante, explica Reporteros Sin Fronteras.

«Desde su llegada al poder en 2019, el presidente Nayib Bukele juega al peligroso juego de multiplicar los ataques y amenazas contra los periodistas críticos con su administración, creando así la imagen de una prensa enemiga del pueblo. Esta deriva autoritaria se acompaña de cambios en el marco jurídico (como la “Ley de Agentes Extranjeros” u otras modificaciones del código penal) que hacen que el trabajo de la prensa sea aún más complejo», añade.

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