Arte

La historia secreta de la Esfera Caracas de Jesús Soto

Se ha convertido en símbolo de la capital de Venezuela. Pero "la bola" hecha con varillas de aluminio por el maestro Jesús Soto -fallecido el 14 de enero de 2005-, al borde de la principal autopista de la ciudad, no se creó para reposar allí. Su destino estuvo marcado por la crisis económica de mediados de los años 90, pero también por el empeño de dos mujeres creyentes en el arte y en el patrimonio

Portada: Daniel Hernández | Fotos en el texto: Archivo y Daniel Hernández
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Jesús Soto estaba inquieto. A su lado, su amiga Sofía Ímber trazaba un plan. En el otro flanco, estaba un paisano, Jorge Casado Salicetti, recién nombrado presidente del Centro Simón Bolívar (CSB) por el entonces presidente Rafael Caldera. El maestro preguntaba por una obra que le había comisionado la Gobernación del Distrito Federal pero que nunca había visto la luz. Casado prometió averiguar, para ver qué se podía hacer con ella.

La Caracas de 1994 tenía otras cosas en qué ocuparse. La caída del Banco Latino, y la consiguiente crisis bancaria, puso a correr a los ahorristas. El control de cambio hizo su primera aparición en la década, y rockeros y woperós libraron batallas campales por los espacios urbanos. Hugo Chávez estaba preso, aunque le quedaba poco en el calabozo, y Larry Tovar Acuña, indultado.

Parque Central comenzaba a dejar de brillar, producto de 15 años de estar manejada por el Estado. Desde su despacho en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, su fundadora Sofía Ímber seguía insistiendo con la obra de Jesús Soto. Casado Salicetti levantó el teléfono. Del otro lado estaba Asdrúbal Aguiar, el mandamás del Distrito Federal.

La esfera de Jesús Soto se volvió un punto de encuentros
La esfera de Caracas, de Jesús Soto, en 2019, cuando se volvía punto de encuentros en la ciudad. Foto: Daniel Hernández/El Estímulo

En el depósito de la gobernación la encontraron. En el archivo estaba el plan original. La idea era que la Esfera Caracas, con sus cientos de varillas metálicas que formaban una densa representación cuasiperfecta de la figura geométrica, descansara en la esquina de Sociedad, como parte de una caminería peatonal en el centro de la ciudad que llevara a la Plaza Bolívar y a la Casa Natal del Libertador. Pero los últimos años de la presidencia de Jaime Lusinchi y el difícil comienzo de la era CAP II paralizaron los planes. Había que encontrar un lugar y un por qué.

Un año más tarde, lo hicieron.

Era la pieza necesaria para terminar de reinventar al Parque Central como complejo cultural. Ya estaba la Plaza de los Museos y el Complejo Teresa Carreño, el Maacsi y el Museo de los Niños. La mudanza de la Galería de Arte Nacional al espacio que bordea la avenida Bolívar ya estaba aprobada y, con la Esfera como una punta de triángulo, se consolidaría como referente de la ciudad.

“Nuestro proyecto abarcaba todo el terreno que estaba delimitado por las avenidas México y Bolívar, frente a la Zona II de Parque Central. La idea era construir dos museos: la nueva sede de la Galería de Arte Nacional y un museo dedicado a los mejores artistas venezolanos del siglo XX. Para culminar los espacios, planeamos incorporar tres obras de quienes considerábamos eran nuestros mayores exponentes: una de Alejandro Otero (se presume que sería Los Cerritos, ubicada desde 1967 en el Boulevard de Catia), un mural peatonal de Carlos Cruz-Diez y la Esfera Caracas”, explica Casado Salicetti.

Otros doce meses pasaron entre trazar los planos y realizar los estudios. Durante ese tiempo, Aguiar pasó a ocupar el Ministerio de la Secretaría de la Presidencia y la Gobernación cayó en manos de Abdón Vivas Terán. Fue él quien llevó el punto de cuenta al presidente Rafael Caldera en Miraflores para su última aprobación. Pero la recesión económica impedía acometer obras de tan gran envergadura y la construcción se engavetó.

Pasaría una década para que se inaugurara una etapa de la nueva sede de la Galería de Arte Nacional, ya en tiempos de Hugo Chávez. El resto es un terreno baldío, donde alguna vez se pretendieron cultivos organopónicos, y un mercado de buhoneros. Parque Central no vivió la explosión cultural y lo único remodelado fue el boulevard San Agustín (entregado por el Metro de Caracas con la construcción de la estación Parque Central de la línea 4 y que fue demolido por la misma empresa para construir el Metrocable) y el Hotel El Limón, que pasó de ser un tiradero de mala muerte a la residencia no oficial de muchos de los cuadros medios del chavismo, especialmente los que venían del interior.

Esfera de Jesús Soto

Yo tengo el sitio para ese Soto

Llegamos a 1996, Alicia Pietri de Caldera quedó asombrada con las dimensiones de la obra de Jesús Soto. Sus más de 13 metros de diámetro y su colorido tenían que ser vistos por Caracas. Pero, ¿dónde?.

Cuando lo supo, llamó a Casado Salicetti. Habían pasado un par de días desde la presentación del proyecto por parte de Vivas Terán en el despacho presidencial.

—Yo tengo el sitio, le dijo.
—¿El sitio?
—Véngase, yo tengo el sitio, replicó.

Horas después, la limusina presidencial descansaba en el hombrillo de la autopista Francisco Fajardo, a menos de un kilómetro de La Casona (residencia presidencial hasta el gobierno de Hugo Chávez y ahora con uso desconocido) y flanqueado por la base aérea La Carlota. En un engramado de la vía rápida, Pietri hizo una pausa y se dirigió al ingeniero:

—Aquí es el sitio.

“Mi mamá consideraba a La Casona un símbolo muy importante de la democracia. Y veía que no existía ningún hito, ningún monumento que marcase su camino”. Así narra Andrés Caldera el inicio de la historia que llevaría a la Esfera Caracas a su ubicación actual.

Finalmente, el Centro Simón Bolívar logró la cesión de la obra y, junto al cuidado de la Fuerza Aérea Venezolana, iniciaron los trabajos de montaje, que durarían hasta principios de 1997, cuando se inauguró oficialmente la obra como parte del programa Un cariño para mi ciudad. “Si te fijas bien, parte del legado de Alicia Pietri de Caldera, uno de sus focos durante ambos períodos, fue el de mejorar los espacios urbanos. En el segundo gobierno, estaba encargada de ese programa y por eso terminó siendo ella la que acometió el proyecto junto al Centro Simón Bolívar”, explica su hijo.

Las obras las escoge la gente

Dos décadas después de su inauguración, la falta de cuidado, mantenimiento y vigilancia la postró. Pasó a ser un amasijo alambres y guayas, donde ya no había color ni aluminio. Las piezas fueron sustraídas paulatinamente. Así estaba cuando su creador Jesús Soto murió el 14 de enero de 2005.

Un año más tarde, Pdvsa La Estancia anunció su restauración junto con la Fundación Soto. Para ello, se replicaron las varillas de acero de acuerdo a las medidas originales. Además, para evitar nuevos robos y daños a la obra, se reconstruyó el pórtico que sirve de base a la esfera con un sistema de seguridad que incluyó un foso alrededor con un cerco eléctrico. En 2007 se agregaron cámaras de seguridad, y un sistema de iluminación nocturna.

En 2014 la base de la Esfera Caracas fue de nuevo demolida y reconstruida. Las obras de ampliación de la autopista Francisco Fajardo y la construcción de un nuevo distribuidor Santa Cecilia hicieron que la obra fuera movida unos 13,64 metros hacia el oeste de su ubicación original, según información oficial.

Pero la «bola de Soto» que vemos hoy no es la misma que se inauguró hace casi 22 años. “Si uno ve las fotos originales, la obra era una esfera completa, densa. Uno ve hoy en día las fotos y se notan espacios”, aclara Casado Salicetti. Los trabajos de recuperación, responsabilidad de Pdvsa La Estancia, no le han hecho justicia, dice. Al menos han evitado el mal original: el robo de sus varillas de aluminio que peló la obra en 2005.

Lo que ha sido imposible evitar es la desaparición del engramado donde se circunscribe, luego de que la gente tomara el espacio como símbolo de la ciudad. Centenares de carros, camionetas -y hasta food trucks- se han estacionado para la ahora típica foto con la esfera y el Ávila de fondo.

La fama de la Esfera Caracas —rebautizada Esfera Caracas 360 simplemente porque ahora se puede ver desde el nuevo distribuidor Santa Cecilia— tomó por sorpresa a Jorge Casado Salicetti. “Cuando la obra se colocó allí no se pensaba que iba a tener un efecto, salvo el rescate de una obra importante, de una obra de magnitud de metrópolis”. Solo en 2018, Instagram registró más de 10.000 fotografías en el sitio, ya sea por su localización, por el numeral #EsferaDeSoto o por #Caracas.

Por eso, el expresidente del CSB afirma que “las obras las escoge la gente. La que se identifica con ellas, la que no siente restricción hacia algo que considera importante. Que la ciudadanía haya escogido a la Esfera de Soto como símbolo de Caracas es un paso, así sea pequeño, al rescate de lo nuestro”.

Jesus Soto, la Esfera de noche y de día

Este texto de la revista Clímax, de El Estímulo, se publicó por primera vez el 18 de enero de 2019

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