La operación había sido anunciada el pasado 8 de septiembre, pero la compañía no había detallado las condiciones de la venta porque todavía no había sido discutido por sus organismos de dirección.
Brookfield desembolsará en un primer momento $4.340 millones y sólo pagará los 850 millones restantes al finalizar la operación, al cumplirse un plazo de cinco años, según un comunicado enviado a la bolsa de Sao Paulo.
La venta de estos gasoductos le permitirá a Petrobras cumplir 35% de la meta de su plan de venta de activos, que asciende a $15.100 millones en el bienio 2015-2016.
Nova Transportadora do Sudeste gestiona los gasoductos de Petrobras en los estados de Río de Janeiro, Sao Paulo, Espírito Santo y Minas Gerais, que conforman la región más rica de Brasil y en cuyas costas se encuentran los mayores yacimientos de hidrocarburos del país.
Petrobras inició en 2015 un proceso de reestructuración para adecuarse a la coyuntura de precios bajos del crudo y para hacer frente a la grave crisis creada por el escándalo de corrupción del que es protagonista, factores que han contribuido a elevar su deuda.
El pasado martes la compañía estatal brasileña anunció nuevas medidas de ajuste, que incluyen una reducción de las inversiones, la venta adicional de 19.500 millones de dólares en activos entre 2017 y 2018, y una reducción de costes y de plantilla.
La petrolera pretende deshacerse de sus negocios de biocombustibles, de distribución de gas licuado (GLP), de fertilizantes y de sus participaciones en petroquímica.