Economía

Venezuela ofrece pagar medicinas con diamantes, oro y coltán, revela WSJ

Los ejecutivos de farmacéuticas expresan sus dudas sobre la propuesta frente a la falta de pago del gobierno en el pasado.

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Con los estantes de los hospitales vacíos y el gobierno desconcertado sobre cómo liquidar 5.000 millones de dólares en deudas con las compañías farmacéuticas, Venezuela recientemente ofreció a varios proveedores extranjeros una alternativa para los pagos: diamantes, oro y coltán, el metal raro utilizado para fabricar teléfonos celulares y Playstations.
De acuerdo a una nota publicada por el diario Wall Street Journal, el intercambio propuesto dejó perplejos a los representantes farmacéuticos, cuyas compañías no tenían políticas para aceptar gemas y metales preciosos como forma de pago, de acuerdo con tres personas familiarizadas con una reunión realizada el mes pasado, en la cual el ministro de Salud venezolano, Luis López, hizo la oferta.
Si bien no está claro si alguna de las empresas aceptó, la propuesta revela cómo el colapso económico de Venezuela y la grave escasez de dólares, está forzando a la administración del presidente Nicolás Maduro a improvisar para pagar los bienes.
El ministro de Salud, que se autodenomina un antiimperialista radical en su cuenta oficial de Twitter, no pudo ser contactado por WSJ para hacer comentarios en torno a este tema. Las llamadas a un portavoz del ministerio no fueron respondidas.
El uso de productos como pago es frecuente para las grandes empresas globales que comercian con la minería o el petróleo, pero es casi inaudito como forma de saldar las deudas con otros sectores como los farmacéuticos, según el consultor económico en Caracas, Orlando Ochoa.
Dadas las opacas finanzas del país, no está claro cuánto posee Venezuela en metales y piedras preciosas certificadas. El gobierno se retiró unilateralmente en 2008 del Proceso Internacional de Kimberley, que certifica los orígenes de los diamantes, y volvió a ingresar en 2016.
Recientemente, asesores del presidente Maduro también discutieron la posibilidad de pagar a proveedores extranjeros con una criptomoneda respaldada por petróleo que Caracas dice está desarrollando.
En cuanto a la propuesta del Ministerio de Salud a los proveedores farmacéuticos, «eso parece un bluff», dijo Ochoa.
«Es como si quisieran mostrar sus activos para dar la ilusión de que todavía hay una intención de pagar aunque no puedan pagar», afirmó.
Los menores precios del crudo y casi dos décadas de derrochadores gastos públicos han dejado a la economía venezolana, que alguna vez fue la más próspera de América Latina, en ruinas. El Producto Interno Bruto (PIB) se redujo en más de 16,5% en 2016, según el gobierno, y hay poca evidencia de mejoría en 2017.
El Fondo Monetario Internacional estima que la inflación superará 2.000% en 2018. El gobierno ha dejado de pagar más de $700 millones en bonos de deuda en los últimos meses y drásticos recortes en las importaciones que han dado lugar a la escasez crónica de alimentos y medicinas.
Tito López, presidente de la Cámara de la Industria Farmacéutica de Venezuela, dijo que debido a que las empresas de su sector no han recibido pagos del gobierno en más de un año, 95% de los medicamentos que estaban disponibles hace tres años no lo están ahora. Los antibióticos y los tratamientos para las enfermedades crónicas como la hipertensión y la diabetes se encuentran entre los más difíciles de encontrar.
En el pasado, las compañías farmacéuticas que operan en Venezuela han considerado aceptar bonos o incluso petróleo como forma de pago, pero el gobierno nunca ha cumplido, señaló López.
«Lo que nos falta es un sistema serio que en realidad garantice los pagos», agregó.
Un ejecutivo farmacéutico familiarizado con la propuesta del ministro de Salud en la reunión del 12 de diciembre, dijo que aceptaría el oro porque «es mejor que nada», pero señaló que no podía lograr que el gobierno se comprometiera con el pago total.
Otros dos que trabajan para multinacionales dijeron que no podían aceptar productos sin la aprobación de los reguladores en sus países de origen. «No creo que los venezolanos comprendan los mecanismos y los problemas de cumplimiento», dijo uno de los consultados.]]>

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