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El esquema de Venezuela contra Chile no importa

4-4-2; 4-3-3; 4-3-2-1; 4-2-3-1... No, no es el código para llamar a Groenlandia ni del próximo esquema flotante del dólar venezolano. En las últimas horas, el fanático ha pasado de la incredulidad antes de la doble fecha premundialista a filosofar sobre la mejor manera de pararse ante Chile luego del empate contra Perú.

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En uno de los textos más agudos del periodista Dante Panzeri, inventa el diálogo de una entrevista ficticia para hablar sobre el director técnico ideal.

– ¿Usará el 4-2-4 o el 2-3-5?

DT– Usaré un jugador en el arco y diez en el campo. Y todos los esquemas numéricos que usted quiera nombrarme, porque esté seguro que durante un partido, los jugadores pasarán por todos ellos, desde que saquen la pelota hasta que pasando por la defensiva vayan al ataque y del ataque de vuelta a la defensa. ¿Sabe de algún director técnico más completo que yo, que usé todos los esquemas? ¡Ya ve que soy único!

El autor de “Fútbol, Dinámica de lo Impensado” mete el dedo en la llaga: el periodismo deportivo es tierra fértil para los lugares comunes y primer culpable de los juicios absolutos en los que se refugian muchos fanáticos.

La segunda amarilla a Salomón Rondón, que le inhabilita para jugar contra Chile, además del buen momento de Luis Manuel Seijas en Santa Fe (donde desempeña un rol ofensivo) y el completo partido de Arquímedes Figuera (sino el mejor, uno de los mejores contra Perú) ha generado una ola de opiniones sobre la figura ideal del 11 que actuará en Barinas. El empate en Lima, aunque traumático, curiosamente reactivó el motor de la discusión futbolística cuando en el país reinaba el pesimismo.

Si bien el punto anterior es positivo, las altas expectativas pueden ser contraproducentes cuando se alimentan desde el desconocimiento. Un equipo no está conformado por líneas horizontales inamovibles, como se ve en un futbolín. Tampoco por futbolistas que puedan recorrer 100 metros en 9,58 segundos como Usain Bolt. Este es un deporte de asociaciones, de saber estar, y es por eso que, en efecto como dice Panzeri, los jugadores no se mueven en una sola dirección.

Marcelo Bielsa lo ejemplifica así: «Cuando tenés la pelota hay que desmarcar. ¿Y por qué desmarcar? Para que la posesión de la pelota y el avance sean más fluidos. Las posiciones fijas, sin movimiento, hacen más perceptible la formación de las líneas para el rival. Pero ojo, que mientras más desmarques, más desorden generas en tu propio rearmado cuando tenés que cubrir el campo de manera tal que estén en las posiciones los jugadores que mejor se desempeñan en ellas. Y esa es la gran dificultad. Se resume simplemente: mientras más desmarcas más te cuesta recomponer. Y si no desmarcas lo suficiente, no le das fluidez a la circulación de la pelota. ¿Sabes lo que pasa entonces? Que los jugadores se asustan. Cuando están muy apretados no se desmarca ninguno, porque todos quieren estar cerca de su posición defensiva. Al costar recomponer, comprometes tu propio arco; pero si no arriesgas, perdés muy rápido la pelota y se la entregas al rival, que entonces te ataca».

Noel Sanvicente podría mantener el mismo equipo que consiguió el primer punto en estas eliminatorias, cambiando jugador por jugador (delantero por delantero) o podría hacer una variante para que el mediocampo venezolano tenga más opciones y corte u obstaculice la salida del equipo chileno. Los visitantes basan su fortaleza en las asociaciones rápidas por encima de los centros a sus delanteros, a diferencia de Perú, que se encomienda a Claudio Pizarro y Paolo Guerrero.

Supongamos que esta es sea la posible alineación titular para aprovechar el buen momento del volante de Santa Fe: Baroja; Rosales, Vizcarrondo, Sema y Villanueva; Rincón, Figuera y Seijas; Añor, Otero; Josef. ¿Puede jugar Venezuela sin un «9»?

En «Jugar con o sin 9», una maravillosa editorial de la revista Leaners Magazine, un medio para emprendedores e innovadores de España,  se explica la siguiente imagen: «¿Qué pueden tener en común varias polémicas que periódicamente aparecen en los medios de comunicación? 

• Si la selección nacional de fútbol ha de jugar con o sin un 9 clásico.

• Si el movimiento del 15 M es bueno o no para un país.

• Si hay que introducir las nuevas tecnologías para ayudar al arbitraje en el fútbol.

La respuesta es: el cambio. Nos hemos convertido en esclavos de nuestros hábitos. Si no dejamos todas las noches la cartera en el mismo sitio, se nos olvida al día siguiente. Hemos mecanizado tanto nuestros comportamientos que cualquier cambio nos afecta mucho.».

Esta frase resulta maravillosa: «Hemos mecanizado tanto nuestros comportamientos que cualquier cambio nos afecta mucho».

En 1970, Alfredo Distefano llega a un Valencia huérfano de atacantes y sin presupuesto. Waldo, el mejor 9 de la historia del club antes de que llegara Mario Alberto Kempes y David Villa, se retiraba. Por el mismo camino iba Fernando Ansola. El técnico entonces echa mano de Pellicer, un delantero que por lesiones no contaba mucho en el Barcelona. Rescata del Torrent a Alemanara y le pide a ambos jugadores que en lugar de estar en el área, se intercambien, muevan, partan incluso desde el mediocampo. Esto enloquece a las defensas rivales que no tienen ni idea de a quien marcar. Ese año, ganan la Liga y quedan subcampeones de la Copa.

Puede que todo esto nos suene muy lejos, pero en 2013, el mítico Franz Beckenbauer escribía que Alemania debía imitar a España, al jugar sin un delantero centro: «Con tantos centrocampistas escurridizos y técnicamente dotados tiene sentido atacar de manera flexible. A veces puede aparecer Özil en punta, a veces otro. España y el FC Barcelona nos muestran el camino». Un año después, se coronaría campeona del mundo, pulverizando previamente 7-1 al anfitrión, Brasil, con una espectacular actuación de Kroos, Khedira y Schweinsteiger en el mediocampo. 

Sí, yo sé. Venezuela no es Valencia ni Barcelona ni España. Pero basta recordar a la mejor Venezuela de todos los tiempos para entender la importancia de la zona de volantes creativos en la elaboración de jugadas de gol. Fue con aquellos tres zurdos (Juan Arango, Gabriel Urdaneta y Ricardo David Páez) que la Vinotinto reclamó su lugar en el mundo.

Hace unas semanas atrás escribí que lo que menos me importaba de esta doble fecha eran los puntos. Mi preocupación era si contra Perú se podía ver a un equipo, esto es: jugadores comprometidos y solidarios. Y sí, lo vi. Con todo y el doloroso empate, con todo y los errores (imposible que no existieran al presentar asociaciones inéditas) se observó una muestra de una idea perfectible. Si contra Chile se confirma, entonces todo habrá sido ganancia, independientemente de cómo se paren antes del pitazo inicial.

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