A las 4:18 de la tarde un joven intentó robar, junto con un compañero, a un motorizado en la avenida Rómulo Gallegos frente a la estación de Metro Miranda. Los testigos del asalto lo golpearon hasta dejarlo inconsciente.
El conductor notó que el arma con la que lo amenazaron era de juguete y se defendió dándole «cascazos». El compinche del ladrón huyó al ver que los que observaban la escena se acercaban para ayudar al motorizado. El ratero huyó corriendo hacia la estación de autobuses Miranda.
Una vez allí, los espectadores lo tumbaron al suelo a patadas. El joven se protegía con las manos. Al verlo acorralado, los choferes de autobús y funcionarios del Metro intentaron protegerlo de la masa de gente que se arremolinaba a su alrededor. El joven se zafó e intentó escabullirse hacia las escaleras del Metro.
Los que contemplaban la escena gritaban «¡Agárrenlo! ¡Mátenlo!», mientras que otros los contrariaban y pedían que no lo mataran.
Allí le dieron golpes hasta que cayó inconsciente en la base de la escalera. Las autoridades del Metro de Caracas lo arrastraron hasta sus oficinas para protegerlo de la gente.
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