“Los dirigentes de la oposición involucrados en las guarimbas, en intentos de golpe de Estado y magnicidio, van pagar ante la justicia, se llamen como se llamen, vivan donde vivan, tengan el apellido que sea, militen en el partido que mejor les parezca”, dijo el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello en junio de este año. Y la amenaza va tras la exdiputada María Corina Machado, cuya imputación por “conspiración” sorprendió a pocos.
«Machado es, desde los tiempos de Chávez, blanco del oficialismo». Así escribe la periodista Milagros Socorro para Revista Clímax. El viraje de la acusación, que en principio era de “magnicidio”, se hizo tomando como pruebas mensajes electrónicos que la acusada califica de falsos. Después de las experiencias vividas por la jueza María Lourdes Afiuni, hay razones para pensar que el calabozo de María Corina Machado sería predio siniestro de violaciones a los derechos humanos.
