Cine y TV

"Guardianes de la galaxia Vol. 3", misión cumplida

Con “Guardianes de la galaxia Vol. 3” el director James Gunn se despide del Universo Cinematográfico de Marvel dejando claro que la mejor fórmula para el cine de puro entretenimiento es tomarse realmente en serio a sus personajes 

guardianes de la galaxia
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“Guardianes de la galaxia Vol. 3” no es la mejor película de la saga que dirigió, a pesar de todo tipo de contratiempos y obstáculos, James Gunn. Seguramente, tampoco será considerada la cinta más inspirada de la extensa franquicia Marvel. Lo que sí es indudable, es que se trata del argumento con mayor corazón, la entrega que exhibe una personalidad característica y la que, sin duda, demuestra un punto evidente. El gigante de la franquicia de superhéroes perdió con Gunn a uno de los pocos autores en su plantilla y al hombre que innovó y brindó aire fresco a la saga en un momento bajo.

En el 2004, luego de una larga serie de películas dramáticas, duras, exploraciones de superhéroes afligidos y solitarios, La casa de las ideas comenzó a decaer. No por falta de inspiración — se encontraba en un momento central, a dos años del éxito definitivo “Avengers” de Joss Whedon — sino por volverse repetitiva. El incorruptible Capitán América (Chris Evans) marcaba el ritmo y el cínico Tony Stark (Robert Downey Jr) le hacía contrapeso. Pero el estudio, a pesar de los millones que facturaba, era considerado solo una mezcla de historias exitosas. Ninguna película de la franquicia parecía sobrevivir sin la influencia directa de sus héroes principales.

Entonces, Kevin Feige tomó la más curiosa decisión. Contrató a un director con apenas dos proyectos a cuestas, hijo pródigo de la legendaria productora basura Troma y le encargó narrar la historia de un equipo de antihéroes que no eran famosos, ni le interesaban a nadie. No lo suficiente, al menos, para justificar un largometraje y ocupar un lugar en el Olimpo cinematográfico. Pero Gunn, que por entonces pasaba el rato contando chistes cínicos y peligrosamente amorales en Twitter, tomó el reto como la osadía del que nada sabe con respecto al futuro. O nada le importa, en cualquier caso. Años después, diría a Variety, que no tenía “idea de en lo que se metía” al dirigir una película de Marvel. Mucho menos lo que le esperaba en el futuro.

Un triunfo que nadie esperaba 

Lo que ocurrió desconcertó tanto a Hollywood como a los fanáticos de Marvel. La pandilla de cinco perdedores, que incluía dos generados de manera digital, cautivó la imaginación del público. Pero más que eso, sacudió al Universo Cinematográfico de la franquicia desde sus cimientos. Lo llevó a un segundo aire y lo empujó a puntos nuevos. No solo porque modernizó el sentido del heroísmo — lo llenó de claroscuros, juegos de palabras y pedorretas — sino que también, mostró personajes falibles.

Peter Quill (Chris Pratt) era un sujeto desagradable con un pasado traumático que pasaba más tiempo en la cárcel que en circulación. Por otro lado, Gamora (Zoe Saldaña) era la hija de un tirano espacial en busca de redención. Pero por los medios más inesperados e inescrupulosos posibles, al dúo, se unía Drax, el destructor (Dave Bautista), un alivio cómico casi ridículo, Groot (con la voz de Vin Diesel), un árbol digital que solo podía articular tres palabras y Rocket Raccon, una criatura de lengua afilada y peores modales, también digital y con el talento vocal de Bradley Cooper.

La cinta no tenía relación con nada de lo ocurrido en el Universo Cinematográfico de Marvel hasta entonces. Ni siquiera se hacía mención a los héroes de la Tierra o había interés en ellos. El argumento era tan poco épico como para resultar entrañable: una cápsula que comenzaba con un número de baile de su protagonista, que se haría icónico. De hecho, la música, en particular, sería un elemento que se integraría a la trama -llena de giros, buenas intenciones, dedos medios levantados y chistes bobalicones- de una forma tan audaz que marcó época.

“Guardianes de la galaxia” fue el triunfo que nadie esperaba ni creía posible. Pero demostró que Marvel podía reinventarse en formas imaginativas, con humor y sensibilidad. Aun así en especial, demostró el poder de su director, su capacidad para el trabajo, carisma y buen hacer detrás de los créditos. A la fecha, el largometraje sigue siendo uno de más apreciados por los críticos de la larga factoría marvelita.

La debacle 

Como suele ocurrir en Hollywood, todo éxito tiene una secuela. Y “Guardianes de la galaxia” la tuvo. Ahora, con el añadido de “Volumen 2”, también sufrió del incurable mal de la industria norteamericana de hacer todo más grande, más costoso y un poco más vacío. Ya no se trataba de un grupo de actores desconocidos interpretando a personajes anónimos. Lo que mostró la cinta, fue la evolución de esta familia a la fuerza. A la vez, la intención de Kevin Feige de convertir a sus perdedores en un equipo establecido y por supuesto, en una lluvia de dólares.

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Lo logró, a medias. La película no fue tan original, ni tuvo tanto espíritu como su predecesora. Pero no decepcionó. Al contrario, allanó el camino para que sus protagonistas se integraran al Universo mayor al cual pertenecían. Lo que eventualmente ocurrió en “Infinity War” y “Endgame”. Pero antes, la debacle. Y no se trató del ataque de un enemigo de piel azul o púrpura, sino de James Gunn y su pasado en redes sociales.

Resultó que el acérrimo detractor de Donald Trump dedicó tiempo y esfuerzo en burlarse del presidente y sus seguidores en Twitter. Por lo que, de inmediato, despertó la ira de grupos ultraconservadores. Lo siguiente que ocurrió fue que una colección de Tweets que mostraban el humor negro y ofensivo de Gunn, salió a la luz. El director, un niño grande que jugaba a hacerse el malvado, se encontró en medio de un debate inquietante. Se le acusó de pedófilo y de hacer apología de la violación. Corría el 2018, Marvel estaba muy cerca del cierre de su fase tres, por lo que no quería polémicas que enturbiaran el triunfo.

Gunn fue despedido y el futuro de los “Guardianes de la galaxia” se volvió incierto. Feige llegó a ofrecer la tercera y ya por entonces última película de la trilogía a Taika Waititi, quien se limitó a decir “son las películas de James” y se negó a un acto de traición cinematográfico de alto calibre. Con el chasquido de Thanos (Josh Brolin), la mitad del equipo de perdedores intergalácticos desapareció. Y también las posibilidades de cerrar su historia.

La resurrección y el adiós 

Pero ocurrió lo impensable. Convertido en mártir popular, Gunn se hizo más famoso y Marvel, menos popular. Poco a poco, las ofensas de tweets absurdos dejaron de ser importantes y en marzo del 2019, Gunn volvió a “La casa de las ideas” luego de una breve estadía en DC. Pero no lo haría por mucho tiempo ni tampoco con otro objetivo que el obvio: completar su trilogía, algo que finalmente ocurrió en el 2023.

“Guardianes de la galaxia Vol. 3” es dura, oscura e irregular. Una especie de repaso forzoso a la historia de los ahora héroes. Pero también tiene un corazón tan sensible y un cuidado tan exquisito en su forma de narrar las esperanzas, traumas y angustias de sus protagonistas, que cualquier error -que los hay- resulta pequeño en comparación con el logro de Gunn de crear una épica dolorosamente bella sobre sus queridos personajes.

Desde la densa historia de origen de Rocket Raccon, que arranca lágrimas incluso a los corazones más duros, hasta el final, que recuerda el largo tránsito de casi diez años de amor y desencuentros de este equipo, la película es un homenaje a los fanáticos, a los fieles, a los que llorarán a moco tendido frente a una muerte predecible y soltarán carcajadas por los chistes de siempre.

“Guardianes de la galaxia Vol. 3” es una obra de arte defectuosa, irregular y con ínfulas de un encuentro total entre el bien y el mal. Pero también es una despedida amorosa, cuidadosa y bien construida a un gran relato. Un adiós que, también, recuerda que Marvel acaba de perder al último autor de su plantilla y que esa es, quizás, la pequeña tragedia más dura de todas.

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