Opinión

Manual de urbanidad y buenas costumbres en la cola del centro de votación

Ante la magnitud del evento que se aproxima, la profe Miliber rompe su mutismo y propone algunos buenos consejos para estar a la altura este 28 de julio mientras hacemos cola para votar

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En este pequeño manual, otra adaptación del manual de Carreño, se encuentran las principales reglas de civilidad y etiqueta que deben observarse en la cola para votar.

Sobre la conducta en la cola de votación

I

Del consumo de comida

Cuando usted lleve una empanada, un pastelito, una arepa o un cachito en la cola de las votaciones, asegúrese de masticar con la boca cerrada para evitar que el aroma se disperse y despierte los antojos de las otras personas. Si alguien a su lado lo mira con envidia, pregúntele por quién va a votar y, si es por el mismo candidato que usted, ofrézcale un mordisco.

Si usted está comiendo empanada y quiere ofrecer un mordisco, no ofrezca el culito de la empanada. Bueno, si le cae bien, se lo puede ofrecer, pero el de la empanada, no el suyo. Bueno, si le cae muy muy muy bien…

Si al morder su empanada o arepa se le derrama el relleno, por favor, no limpie sus manos en la ropa del votante delante de usted. Lleve consigo servilletas o levante las manos con cara de tragedia para ver si alguien tiene toallitas húmedas. Si nadie le ofrece, siempre puede usar los volantes políticos que probablemente le han entregado en la cola. Al menos así tendrán un uso útil.

Si accidentalmente deja caer su empanada al suelo, siempre es un acto incivil y tan solo propio de gentes vulgares tratar de patearla disimuladamente. Levántela con gracia, deséchela de manera responsable y, salvo que nadie esté viendo, resista la tentación de aplicar la regla de los cinco segundos.

Una persona de educación no le dice al votante que está comiendo un pastelito: «¿Se imagina que el pastelito le dé diarrea?». Habrá más de un votante comiendo pastelitos en la cola, así que evitemos la ansiedad colectiva.

Son actos extremadamente impropios y groseros meterse en la boca la servilleta de la arepa a la que le quedó masita con queso. Esto solo es válido con el capacillo del ponquecito.

II

De las conversaciones en la cola

Si se encuentra con un amigo en la cola, evite preguntarle en voz alta sobre asuntos personales delicados, como su última revisión médica por las hemorroides o sus problemas financieros estos últimos veinte años.

De las mil preguntas que puede hacer, «¿Cómo van esos criptos?» no es una de ellas.

Mantenga un espíritu enérgico y alegre; sin embargo, eso no significa tener que cantar las consignas de la MUD de 2003.

Si usted tiene pasaporte de otra nacionalidad, evite hacer comentarios como «Si no gana mi candidato, ahora sí me voy», «Cerraron el Darién», «Lástima lo de la Vinotinto, ¿no?». Evite que las personas se desanimen antes de que tengan una buena razón para desanimarse.

Grande debe ser nuestro cuidado en limitarnos a usar, en cada uno de los grados de la amistad, de la suma de confianza que racionalmente admite. Por ello, evite preguntarle a personas que nacieron sin meñique o que les falta alguna extremidad cuál es la parte del cuerpo que le manchan de tinta.

Es de personas vulgares hacer chistes sobre María Bolívar en pleno 2024. Marico, ya.

III

Del cuidado del sol

Utilice protector solar y una gorra para el sol. Evite utilizar paraguas o al menos evite sacarle un ojo a los votantes que están alrededor. Si de verdad quiere llevar un paraguas, evite abrirlo y cerrarlo repetidamente para verificar su funcionamiento.

IV

De las fotografías

Si va a tomarse una foto de su meñique lleno de tinta, por favor, arréglese las uñas. Si usted es de esa gente que solo se deja crecer la uña del meñique con fines indecorosos como rascarse la oreja, pregunte si puede mojar otro dedo de tinta para la foto y, si le dicen que no, entonces no se tome la foto.

V

De cuando llega el turno

Si usted es mamá y está haciendo la cola con su hijo, trate de no decirle «ya vengo» cuando están cerca de la entrada. Evite la ansiedad de su hijo. Eso solo se hace en el supermercado y bajo riesgo de requerir psicoterapia.

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