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13 recomendaciones para #NicolásMaduro

Señor Maduro,

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Hay un dicho que asegura que los economistas pasan la primera mitad de su vida desarrollando una teoría y la segunda mitad explicando por qué esa teoría no funcionó. Le escribo porque usted pasó la mitad de su vida preparando una revolución, pero ya es hora de que se dé cuenta –y le explique al pueblo- por qué ésta no funcionó.

Henry Ramos Allup le dijo –con toda razón- que usted heredó esta crisis. El gran culpable fue Hugo Chávez Frías, a quien usted insiste en llamar su “padre”. Pero un padre, señor Maduro, jamás le hubiera echado a un hijo la broma que ese señor le echó a usted. Porque desgraciadamente, con ese nombramiento, logrará, después de muerto, que usted -y no él- pase a la historia como el peor presidente que hemos tenido. ¡Y mire que la lista de malos presidentes es larga!

Sin embargo, usted también ha metido la patota propia. Heredó una crisis y la profundizó. No sé si por dogmático, por fanático, porque no tiene idea de lo que está haciendo o por todas las anteriores. Aquí hay que tomar medidas drásticas. Mientras más tiempo pase, más profundo será el abismo. Y como me imagino que necesita ayuda, le mando esta “chuleta”:

-Un país no soporta tener una moneda irreal. La diferencia entre el dólar paralelo y el dólar gobiernero es tanta, que es imposible que una economía funcione con tal dicotomía. Mención aparte merece la corrupción –y la tentación, porque hay total impunidad- de comprar dólares a Bs. 6,30, venderlos a Bs. 1125 y volver a comprarlos a Bs. 6,30… Y esto no tiene que ver nada con Dólar Today, sino con su gobierno today. Usted tiene que devaluar. Punto. Sin miedo a que haya fuga de capitales. Los capitales ya se fugaron. Y sólo volverán si ven que hay atmósfera de seguridad para invertir en Venezuela.

-Un país no aguanta tanta corrupción. Si Mark Zuckerberg, uno de los hombres más ricos del mundo, se hubiera rodeado de empleados inescrupulosos y encima les hubiera dado carta blanca para hacer los negocios que quisieran, hoy estaría viviendo debajo de un puente. Usted tiene que poner presos a los ladrones, aunque sean sus amigos o familiares.

-Un país no sobrevive con su aparato productivo destruido. Su revolución arrasó con todo lo que encontró a su paso. Todos los gobiernos exitosos en todo el mundo han hecho alianzas virtuosas con sus sectores privados. ¡Hasta sus panas Evo, Correa y Ortega las han hecho!. Pero aquí, ustedes expropiaron fincas productivas, industrias productivas y ahora, sobre los escombros de lo que fue Venezuela, usted pide que “produzcan”. Eso es como pedir que multipliquen los panes y los peces: sólo Cristo lo pudo hacer. Usted tiene que darle a la empresa privada el dinero y las condiciones para que revierta –quién sabe en cuánto tiempo- lo que está vuelto leña.

-Un país no resiste la desigualdad jurídica de sus habitantes. En Venezuela la justicia no existe. Los jueces no pueden militar en ningún partido, ni “uh, ah”. Porque el día que a usted le toque rendir cuentas, no le gustará que quien lo juzgue sea un “ah, eh, Nicolás ya se fue”). Los jueces tienen que cumplir los requisitos legales -y sobre todo éticos- para ser designados.

-Un país no puede padecer la inseguridad que padecemos los venezolanos. Nuestros partes son partes de guerra. Los malandros tienen más y mejores armas que las policías. Usted tiene que desarmar a los delincuentes, construir más cárceles y formar a las policías –con buenos sueldos y entrenamientos- para combatirlos.

-Un país no puede vivir sin alimentos y sin medicinas. Usted se ha quejado muchas veces de El Caracazo. Ese Caracazo se quedará pálido ante lo que le puede venir. Usted tiene que devaluar la moneda linealmente, acabar con el control de cambio y dar subsidios a las personas más pobres, que son siempre el eslabón más delgado de la cadena.

-Un país no tolera tener asesores que parece vivir en Narnia. En este planeta la inflación existe. Y en países como el nuestro –mal administrados y mal llevados- la hiperinflación también existe, no es “una sensación”. El petróleo no va a subir –ni que haya guerra en el Medio Oriente- a más de $50 por barril que es el precio del fracking. Usted tiene que contratar personas que sepan (aunque le caigan mal) y no gente que le diga lo que usted quiere oír.

-Un país no tiene futuro si no se invierte y si no se ahorra. Mire a los países de la OPEP: el único que tiene problemas es Venezuela. En los años de vacas gordas se ahorra para cuando vienen los años de vacas flacas. Usted tiene que empezar a poner disciplina fiscal YA.

-Un país monoproductor no puede darse el lujo de desmantelar su gallina de huevos de oro. Usted tiene que refundar PDVSA. La PDVSA de hoy es de todo, menos una empresa petrolera. Pero no se refunda dándosela a los militares.

-Un país no va hacia delante con militares ocupando posiciones de civiles. Yo disolvería a la FAN. Pero si usted insiste en tenerlos, mándelos de nuevo para sus cuarteles.

-Un país no funciona sin educación. Aquí se acabó con la majestad del magisterio. Los maestros ganan miserias. Nadie quiere dar clases. Las escuelas son centros de mediocridad y los liceos, antros de ideologización donde hay prostitución y drogas. Usted tiene que rescatar la educación por y para la libertad.

-Un país no tiene futuro si sus habitantes están divididos en bandos irreconciliables. Usted tiene que trabajar por la reconciliación.

Y finalmente, si usted no puede, señor presidente, por la razón que sea, renuncie. Hágale ese gran favor al país. Si se queda sin cambiar sus políticas 180 grados, las generaciones venideras lo vituperarán. En cambio, si tiene la humildad de reconocer que no puede, la Patria le quedará agradecida.

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