Opinión

Bono de parto "humanizado": otra burla a la mujer venezolana

En Venezuela, una mujer embarazada debe disponer de al menos 50 dólares mensuales para poder comprar las vitaminas y hacerse los chequeos médicos necesarios en un embarazo con condiciones normales. El bono de parto humanizado equivale a solo $0,6 al mes

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Nombrar elocuentemete programas sociales sin sentido siempre ha sido una de las grandes especialidades del gobierno que lleva las riendas del país desde hace más de 20 años. Un ejemplo de ello es la lista con más de 10 diferentes tipos de bonos entregados a quienes, según el gobierno, lo necesitan. Nombres con patria, nombres de santos, nombres de ilustres académicos y hasta nombres modernos engalanan a unos bonos que, al igual que el salario, llegan a ser un chiste cruel para quienes lo reciben. El bono de parto humanizado es uno de ellos: 1 millón 200 mil bolívares.

Un bono supuestamente dirigido a la mujer embarazada para cubrir sus gastos y transitar hacia un parto humanizado se estrella ante la realidad de la violencia obstétrica y la falta de planificación de un Estado que deja a la suerte de Dios el nacimiento de sus ciudadanos. Llevar un embarazo de forma planificada y además parir en un ambiente humanizado es un lujo que muy pocas mujeres logran en Venezuela.

Con el bono del parto humanizado, el equivalente a menos de un dólar mensual, una mujer embarazada podría tomarse sus vitaminas prenatales solo un día al mes. Ni hablar de asistir de forma regular a una consulta ginecobstétrica, que en el más económico de los casos, tiene un costo de 15 dólares, y a la cual se debe asistir regularmente.

La opción de llevar un embarazo controlado por el sector público cada vez se aleja más. En medio de la pandemia, la mayoría de los hospitales del país no están realizando consultas médicas. El hospital Vargas, ubicado en Caracas, es un ejemplo de esto. Solo tiene en funcionamiento una emergencia obstétrica para atender complicaciones, pero no para vigilar la evolución de los embarazos.

De esta manera, una mujer embarazada venezolana debe disponer de al menos 50 dólares mensuales para poder comprar las vitaminas y hacerse los chequeos médicos necesarios en un embarazo con condiciones normales. La mayoría no tiene cómo costear eso, la mayoría no se toma las vitaminas, la mayoría deja a la buena de Dios el crecimiento de su hijo.

No solo es el embarazo

Y al momento de parir, la humanidad vuelve a ponerse a prueba en Venezuela. Los hospitales son incapaces de recibir a todas las mujeres en labor de parto, por lo que es común escuchar que muchas embarazadas deben ir de hospital en hospital buscando un lugar para dar a luz. También hay que tener dinero para que un nuevo venezolano nazca. A pesar de ser instituciones públicas, los hospitales piden a las embarazadas llevar sus kits de partos, medicamentos y pagar por sus exámenes médicos. ¿La razón? La dotación de los hospitales no es suficiente para cubrir los requerimientos operativos.

Entonces, ¿cómo se  puede entregar un bono a embarazadas de apenas un dólar mensual y esconder la deshumanización del embarazo y el parto? ¿Cómo el gobierno puede hablar de un parto «humanizado» si ni siquiera es capaz de garantizar unas condiciones mínimas para parir de forma medianamente normal? El adjetivo humanizado tiene que ver con el respeto por la mujer, con el respeto en su proceso de parto, por el acompañamiento y seguridad que se le brinda en su labor de traer una vida al mundo, por el reconocimiento de sus derechos y el de su bebé que viene en camino. Sin embargo, todo eso debe lograrlo, según el gobierno de Maduro, con tan solo un dólar. O menos.

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