Ciencia

Incendios forestales en Venezuela: ¿amenaza ambiental o recurso ecosistémico?

Los incendios forestales representan una amenaza ambiental para los ecosistemas y las comunidades rurales, pero también contribuyen con el equilibrio ecológico de distintas formas. Su gestión es más compleja de lo que parece, y no solo amerita combatirlos, sino también monitorearlos y en casos muy particulares permitirlos. Una de las claves para comprender la dinámica de los incendios forestales en Venezuela es estudiar su ocurrencia en los parques nacionales

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La crisis climática global tiene una cantidad de flancos desde los que puede ser abordada para su diagnóstico. Se estudia a diferentes escalas y enfoques y tiene la capacidad de reunir a todos los presidentes del planeta en una cumbre anual. Uno de los flancos que condiciona a esta crisis son los incendios forestales, que en Venezuela se han convertido en un problema que amerita estrategias de atención inmediata.

Los incendios registrados en el Ávila durante los últimos años se han convertido en una imagen grotesca y recurrente en el panorama ambiental venezolano. Sin embargo, estudiarlos simplemente desde lo estadístico solo ha servido para robustecer la data en dicho tópico, diagnosticar la causa del fuego y monitorear. Es necesaria, no obstante, la integración sistemática de cada evento con todas las variables físico-naturales que configuran el territorio para lograr una toma de decisiones oportunas.

Venezuela se sitúa al norte de Sudamérica, entre el Ecuador (latitud cero grados) y el trópico de Cáncer, y esta realidad lo hace un país sin estacionalidad climática pero que está sujeto a un régimen bimodal de precipitación, es decir, tiene una temporada de lluvia y una temporada de sequía. También es un territorio que se ve determinado por la acción de masas de aire continentales como la Zona de Convergencia Intertropical, que asciende desde el Ecuador hacia algunas regiones ubicadas al sur del país, y los vientos alisios o azores, que descienden desde las latitudes medias septentrionales hacia el Caribe y se adentran en Venezuela para surcar los llanos centro-occidentales a través de algunas ventanas paisajísticas que interrumpen la continuidad orográfica del arco costero montañoso, tales como la depresión de Unare, la depresión del lago de Maracaibo o el delta del Orinoco.

A todo ese mosaico de condicionantes situacionales y atmosféricas que dinamizan la ocurrencia de incendios forestales en Venezuela se suman otras variables hidrográficas, geológicas, geomorfológicas, edáficas y biológicas que, a su vez, están sujetas a las actividades que desarrolla el ser humano. Esto convierte a los incendios forestales en un hecho geográfico complejo y multifactorial que amerita diagnósticos sesudos y documentación periodística.

Cuatro años muestrales: 2018-2021

Entre 2018 y 2021 en Venezuela ocurrieron incendios forestales en un estimado de 85.304,02 kilómetros cuadrados (Km²), es decir, en el 9,3% del territorio nacional. Estos eventos no solo afectaron a los bosques, sabanas, páramos y áreas naturales en general, sino a centros poblados, unidades de producción agropecuaria, vertederos de desechos sólidos, áreas protegidas y otros espacios hallados en el medio rural, lo cual representa no solo una amenaza para las especies animales y vegetales de los ecosistemas, sino para ciertos sectores de la población venezolana. Muchos de esos incendios son espontáneos, pues responden a procesos naturales propios de los ecosistemas donde ocurren, pero muchos otros son provocados, y es que la racionalidad –o irracionalidad– humana es impredecible.

Durante esos cuatro años la mayor incidencia de incendios forestales en Venezuela fue en los llanos, y esto tiene mucho sentido considerando las condiciones ecológicas de una región dominada por herbazales y arbustales y donde las pocas especies leñosas que hay, amén de ser muy propensas a quemarse en tiempo de sequía, están distribuidas de forma muy disgregada y heterogénea, dejando la mesa servida para que las grandes corrientes de vientos dispersen rápidamente el fuego una vez que se produce.

En el año 2018 se vieron afectados un total de 9.261,92 Km², que representan el 1,01% del territorio venezolano, siendo éste el año del período abordado con menor registro de estos eventos en el país. Ese mismo año las precipitaciones fueron mayores que en los dos años siguientes, de allí la diferencia en cuanto a la incidencia del fuego.

Los años 2019 y 2020 presentaron un alza en las cifras registradas debido a la disminución en las precipitaciones a lo largo y ancho de Venezuela con respecto a 2018 y 2021, entonces surgió un escenario en el que muchas especies vegetales y algunos suelos mostraron estrés hídrico, especialmente en los llanos y piedemontes; el siempreverde de las coberturas vegetales perdió vigor y las especies leñosas permanecieron secas durante períodos prolongados, lo que supone el contexto ideal para la ocurrencia de incendios espontáneos de vegetación simultáneamente en distintas regiones del país, especialmente en las tres categorías en que se subdivide la sabana venezolana (llanos orientales, centrales y occidentales).

Pero a los incendios espontáneos se suma la actividad del ser humano, responsable en muchos casos de incendios de vegetación provocados. Este tipo de eventos surgen especialmente en espacios rurales donde se ubican centros poblados, frentes agrícolas, unidades de producción ganadera, vertederos de desechos sólidos o zonas sin uso aparente del suelo aunque con presencia humana.

El año más representativo entre el 2018 y el 2021 para explicar la dinámica de los incendios de vegetación en Venezuela es el 2019, pues es el año transicional entre el 2018 y 2020, años en los que se produjo la menor y la mayor cantidad de éstos respectivamente. Además, ese año empezó una disminución significativa de las precipitaciones, que se intensificaría durante el año 2020.

EstadoSuperficie afectada (ha)
AMAZONAS29.972,66
ANZOÁTEGUI472.364,26
APURE478.166,46
ARAGUA91.489,30
BARINAS133.252,73
BOLÍVAR467.246,45
CARABOBO15.696,43
COJEDES189.453,99
DELTA AMACURO6.268,87
DISTRITO CAPITAL394,37
FALCÓN359,77
GUÁRICO814.815,40
LA GUAIRA23,83
LARA4.496,31
MIRANDA9.763,10
MONAGAS40.095,18
MÉRIDA7.981,18
NUEVA ESPARTA24,05
PORTUGUESA67.695,64
SUCRE16.732,64
TRUJILLO1.904,18
TÁCHIRA1.747,92
YARACUY2.673,98
ZULIA69.513,38
Total2.916.110

Incendios forestales en Venezuela por estados, 2019

Los estados Guárico (814.815,40 ha), Apure (478.166,46 ha) y Anzoátegui (472.364,26 ha) fueron los más afectados durante el año 2019 por los incendios de vegetación. Los tres son –total o parcialmente– estados llaneros, y esta cualidad los dota de elementos biofísicos y ecológicos que hacen posible la ocurrencia de incendios de vegetación de rápida propagación.

El papel de los parques nacionales

La figura Área Bajo Régimen de Administración Especial (ABRAE) reúne distintas categorías de gestión ambiental, útiles para conservar y preservar ecosistemas dentro del espacio geográfico nacional; una de las más efectivas para ello es la figura de Parque Nacional (PN). De los 916.445 kilómetros cuadrados (Km²) correspondientes a la superficie territorial del país, un total de 211.558,54 Km² –el 23% del territorio– están amparados bajo la figura de Parque Nacional. Entre 2018 y 2021, en 30 de los 44 parques nacionales de Venezuela se registraron incendios forestales dentro de sus poligonales y se vieron afectados al menos 9.065,87 Km²; es decir, el 4,2% de la superficie de territorio nacional protegida bajo esta figura ABRAE sufrió afectaciones por fuegos espontáneos o provocados.

De los 44 Parques Nacionales involucrados, los 30 en que se registró al menos un incendio forestal entre 2018 y 2021 fueron: Duida-Marahuaca, Parima-Tapirapeco, Cerro Saroche, El Guache, Ciénagas del Catatumbo, General Juan Pablo Peñaloza, Río Viejo-San Camilo, Sierra de La Culata, Sierra Nevada, Tapo-Caparo, Terepaima, Tirgua, Yurubí, Santos Luzardo, San Esteban, Henri Pittier, Macarao, Sierra de Perijá, Aguaro-Guariquito, Mariusa, El Guácharo, Guatopo, Península de Paria, Turuépano, Mochima, Laguna de Tacarigua, Cerro Yapacana, Canaima, Caura y Waraira Repano.

Incendios forestales en Venezuela durante el año 2018
Incendios forestales en Venezuela durante el año 2019
Incendios forestales en Venezuela durante el año 2020
Incendios forestales en Venezuela durante el año 2021
Afectación por año Parque NacionalÁrea afectada (ha) 2018Área afectada (ha) 2019Área afectada (ha) 2020Área afectada (ha) 2021Área afectada (ha) 2018-2021
Duida-Marahuaca156,06001.702,781.858,84
Parima-Tapirapeco1.616,843.044,222.235,121.227,048.123,21
Serranía La Neblina00000
Cerro Saroche0169,01013,23182,23
Chorro El Indio00000
Cueva de la Quebrada del Toro00000
Dinira00000
El Guache016,280016,28
Guaramacal00000
Ciénagas del Catatumbo060,5121.446,5102.1507,02
General Juan Pablo Peñaloza14,0937,23650,6843,80745,80
Río Viejo-San Camilo00101,100101,10
Juan Crisótomo Falcón00000
Médanos de Coro00000
Sierra de La Culata01.735,881.331,2131,623.098,71
Sierra Nevada04.325,83942,10998,885.366,82
Tapo-Caparo193,995816,851.265,5151,872.328,22
Terepaima0188,05351,690539,74
Tirgua903,571.215,902.259,10245,834.624,39
Yurubí0189,0225,130214,15
El Tamá00000
Yacambú00000
Santos Luzardo37.662,1439.043,58104.029,6032.537,16213.272,49
San Esteban98,881.566,872.173,611.320,125.159,46
Henri Pittier1.212,965.576,555.858,44909,4713.557,42
Macarao593,772.485,581.577,84117,024.774,22
Morrocoy00000
Sierra de Perijá165,6129,362.069,82152,612.417,40
Aguaro-Guariquito18.434,58175.726,90100.256,08102.147,73396.565,27
Cerro El Copey00000
Mariusa0182,240635,29817,52
Archipiélago de Los Roques00000
El Guácharo15,94122,62786,030924,58
Guatopo593,77366,252.400,17169,403.529,59
Laguna La Restinga00000
Península de Paria00657,120657,12
Turuépano111,8348,8712.029,98467,7612.658,44
Mochima178,66284,63833,8801.297,18
Laguna de Tacarigua033,0076,110109,12
Cerro Yapacana301,23198,3331,28241,05771,89
Canaima36.296,7928.795,5445.241,0022.030,60132.363,93
Caura433,9832.962,2530.540,973.615,9167.553,11
Waraira Repano36,9196,961.318,3201.452,19
Área afectada anual (ha)101.039,60301.337,29342.508,38169.780,16906.587,16

De esos 30 parques que se vieron afectados por incendios forestales entre 2018 y 2021, los casos más notables fueron los parques nacionales Santos Luzardo y Aguaro-Guariquito. El primero de ellos con 213.272,49 hectáreas afectadas por incendios forestales durante ese período, y el segundo con un total de 396.565,27 hectáreas.

Comportamiento de los incendios forestales en el PN Santos Luzardo durante 2020

Estos dos casos llaman poderosamente la atención, pues se registran en zonas bajas de los llanos centro-occidentales, en las que una densa red de afluentes hídricos surcan y escurren las pendientes planas, con cauces sinuosos y caudales que se desbordan en ciertos momentos del año; donde, además, imperan las grandes precipitaciones a razón del ascenso de la Zona de Convergencia Intertropical y donde la presencia de la hoya del río Orinoco marca la pauta en lo que a presencia del recurso se refiere. Entonces vale preguntarse por qué en áreas donde el agua no es escasa, los incendios forestales son tan intensos y obedecen, incluso, a patrones espaciales uniformes, en localización y orientación.

La respuesta está asociada a la cobertura vegetal y al cambio climático. En áreas como las sabanas eólicas de Apure y Guárico es normal que ocurran incendios en las temporadas de sequía debido a su configuración paisajística natural y al paso de los vientos alisios que entran al país por la depresión de Unare y el delta del Orinoco en dirección suroeste, pero las alteraciones en los patrones de comportamiento de otras variables atmosféricas como la precipitación, la temperatura o la insolación exacerba este tipo de eventos. Si se contrasta, por ejemplo, con el sur de Venezuela, la realidad es otra.

El sur del país es una de las regiones que registra mayores precipitaciones debido a la Zona de Convergencia Intertropical (ZCI), una masa continental de aire que fluctúa permanentemente entre los trópicos y tiene especial incidencia en el Ecuador. La porción de selva amazónica correspondiente a Venezuela se encuentra muy cerca de la faja ecuatorial y allí llueve más que en otras regiones del país. Esta realidad mitiga la ocurrencia de incendios forestales dentro de los Parques Nacionales ubicados en esa región.

A diferencia de los parques nacionales Santos Luzardo y Aguaro-Guariquito, otras ABRAE como los parques nacionales Parima-Tapirapeco o Caura registraron muy pocos incendios forestales entre 2018 y 2021, considerando la vasta extensión de territorio que ocupan ambos parques. A diferencia de Santos Luzardo y Aguaro-Guariquito, en estas zonas las precipitaciones son más intensas, y aunque las dos ABRAE llaneras mencionadas también reciben influencia de la ZCI, los estratos vegetales en la selva amazónica son más densos, lo que genera mayor humedad y suelos permanentemente humificados, que contrarrestan la acción del fuego.

Comportamiento de los incendios forestales en el PN Aguaro-Guariquito durante 2019
Incendios forestales registrados en el PN Parima-Tapirapeco entre 2018 y 2021
Incendios forestales registrados en el PN Caura entre 2018 y 2021

Finalizado el año 2020, la ocurrencia de incendios en los Parques Nacionales de Venezuela volvió a disminuir y a comportarse con un patrón espacial y de incidencia similar al de 2018, registrándose éstos a lo largo y ancho de 169.780,16 hectáreas, que representan menos de la mitad de la extensión territorial afectada durante 2020 (342.508,38 ha). La razón de este cambio de comportamiento también tiene que ver con aspectos climáticos, y es que desde el 2021 se empezaron a registrar fuertes precipitaciones en todo el país devenidas de los cambios en los patrones de las lluvias en el Pacífico por las oscilaciones de factores meteorológicos, o lo que es lo mismo: año anti ENSO o año Niña.

Conclusiones

El aumento de las precipitaciones es un mitigante natural de los incendios forestales, especialmente en las sabanas y piedemontes. Pero las perturbaciones climáticas atípicas no son necesariamente una buena noticia, más allá de que contribuyan en la mitigación efectiva de incendios provocados; por el contrario, deben interiorizarse como indicadores del cambio climático y atenderse de manera expedita.

En un contexto como el descrito, las autoridades ambientales en su conjunto deben asimilar a los incendios forestales naturales desde una visión de ventaja comparativa, es decir, transformarlos en herramientas de aprovechamiento que apunten al desarrollo territorial, pues los incendios forestales que ocurren de forma natural en algunas sabanas de Venezuela juegan un rol trascendental con respecto a la estabilidad de paisajes, ya que contribuyen en la dispersión natural de semillas de especies vegetales y garantizan la sucesión ecológica. Entonces, proteger este tipo de ecosistemas pasa por comprender que la ocurrencia de incendios durante algunas temporadas del año es necesaria. El rol del ser humano en esta dinámica debe ser prudente, pues una jornada de reforestación mal calculada que busque mitigar incendios forestales naturales puede afectar el equilibrio ecológico y convertirse al mismo tiempo en un uso ineficiente de recursos.

Por otra parte, los incendios forestales provocados y los que no cumplen un rol favorable a los ecosistemas, ameritan acciones que los detecten y contrarresten a tiempo en cualquiera de sus escalas. La atención de estos casos pasa por un consenso institucional que garantice el trabajo conjunto de los organismos regionales y locales cohesionado con las autoridades ambientales, que sancione severamente a quienes deliberadamente produzcan incendios de vegetación y que apele a las buenas prácticas conservacionistas a partir de la educación ambiental en las comunidades del país.

Para Angely Molina, geógrafo y magister de la Universidad de Los Andes, “las figuras institucionales afines al área ambiental, es decir, lo que antes era el Ministerio de Ambiente –hoy Minec– y todas sus vertientes, deben contemplar en sus acciones la mitigación de los incendios forestales en Venezuela y sus procesos de monitoreo en la medida que se articulan con las universidades, ONG y grupos internacionales que ya trabajan en ello dentro del país”.

La acción de los parques nacionales es crucial para lograrlo, pues por ser figuras de guardería ambiental con capacidades restrictivas, minimizan el índice de ocurrencia de incendios forestales. La biodiversidad está más segura si el espacio donde se desempeña está normado como área de gestión ambiental especial, o lo que se conoce en Venezuela como ABRAE, tal y como lo valida un estudio de la revista Nature, y parte de esa garantía biótica pasa por el salvaguardo de los espacios donde los ejemplares vegetales y de fauna silvestre se mantienen exentos a la incidencia de incendios en sus predios.

Por Reybert Carrillo (@Lugarizacion), Geógrafo

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