Entrevista

Proyecto Nala rueda en contra de la eutanasia animal

Proyecto Nala no es una fundación, es una iniciativa de una particular, Anna González conocida como Ann. Pretende acabar con la eutanasia por discapacidad para perros y gatos

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Nala es una Golden Retriever que Ann González rescató con una amiga en Guarenas. Sus dueños la habían abandonado porque tenía una gusanera en la pata trasera. Ann ya tenía experiencia con mascotas. En su casa funcionaba una peluquería y una pensión canina.

Este rescate fue posible gracias a las redes sociales. Una comunidad de defensores de los animales corrió la voz a través de 140 caracteres. Ann no solo logró salvar a Nala, sino que también descubrió el poder de las comunicaciones modernas, en donde tenía el respaldo de una comunidad activa. A la perrita le amputaron la pierna y su discapacidad y su nombre inspiraron el génesis de esta iniciativa.

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Decisión letal

Un perro abandonado, amputado, mutilado o con defectos congénitos es candidato a la vacuna que lo hará “dormir”. La eutanasia es la opción que ofrecen cientos de veterinarios y la más usada por criadores, para quienes un perro “defectuoso” representa pérdidas. Entonces González toma conciencia de este problema por la gran cantidad de animales que lo padecen.

El grito de guerra de Proyecto Nala es: “No a la eutanasia por discapacidad”. La solución más evidente era proveerlos con sillas de ruedas que les permitieran tener una vida normal, activa y sin padecimientos. Sin embargo, este tierno y pequeño accesorio es un lujo al que pocos tienen acceso.“Existen sillas de ruedas para animales fabricadas en Estados Unidos y Europa, pero sus precios son realmente altos. Están entre los 600$ y 700€, las más económicas”, afirma esta filántropa por naturaleza.

Manos a la obra

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Con tubos de PVC y de metal, tuercas, puntos de soldadura y ruedas de coches, carritos y bicicletas, Anna González se aventuró a crear sus propias sillas de ruedas. Unas cuyos costos no exceden los 100$. “En menos de 6 meses vendí casi 100 unidades. La gente las pedía para mascotas sin extremidades que tenían en casa. Me di cuenta de que existen personas que ante la oferta de eutanasia, prefieren conservar a sus animalitos como yo. Eso me motivó aún más”, recuerda.

La idea no es lucrarse a través de la venta de sus sillas, es por eso que Anna tiene tutoriales en línea para que cualquiera, con cierta agilidad manual, pueda fabricarlas en casa, con materiales de bajo costo. Para quienes no tienen pericia de forjador, ella las ofrece y promociona a través de sus redes sociales.

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Los amigos de Ann

En la manada de Ann hay otros perritos y gatos con discapacidades, además de Nala. Todos con sus respectivos equipos que facilitan su traslado. “Quiero que este proyecto sobreviva. Tengo una manada de 17 a mi cargo. Si me pasa algo a mí, ¿qué pasa con ellos? Es una de las preocupaciones más grandes de cualquier rescatista”.

Sus compañeros de cuatro patas se han convertido en rockstars a través de Twitter. Su dueña incluso los saca de paseo a parques para que conozcan y se tomen fotos con sus fanáticos. De este combo de peludas estrellas destacan: Rufo, un bulldog inglés con espina bífida; Catire, un mestizo sin patas delanteras; Black, un pincher y Nala.

Ann nunca olvidará una frase que le dijo César Miguel Rondón durante una entrevista que le hizo su esposa Flor Alicia Anzola: “Proyecto Nala se encarga de poner el lujo al alcance de todos y de brindarles a los perros la vida que merecen por derecho”.

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