«Estamos aquí para evitar que el horror que nosotros vivimos se repita, ésa es nuestra lucha y lo que nos mantiene en pie», afirmaron los antiguos prisioneros que acudieron hasta el pueblo polaco de Oswiecim (Auschwitz, en alemán), donde se ubicaba el campo de exterminio, para relatar su historia.
La polaca Anna Dabrowska es una de estas sobrevivientes, arrestada en 1942 por su apoyo a la resistencia y deportada a Auschwitz, donde permaneció hasta ser trasladada a otro campo en enero de 1945, días antes de la llegada de los libertadores soviéticos.
«Hace poco en Alemania vi a un joven con una esvástica en el brazo y eso me sobrecogió, porque es evidente que los movimientos neonazis vuelven a tener fuerza», alertó Dabrowska.
Junto a otros supervivientes que hoy estarán en los actos organizados en Auschwitz, Dabrowska quiere que sus recuerdos sirvan para que el mundo tome conciencia y no vuelva a repetirse lo que ella padeció.
«La muerte y el sufrimiento a niveles inimaginables», como lo definió el judío alemán Leon Schwarzbaum, de 94 años, quien fue confinado en Auschwitz en 1943 y permaneció en el campo hasta el 26 de enero de 1945.
«Veía a la gente apelotonada en los camiones, llorando, suplicando, pidiendo ayuda a Dios porque eran conscientes de que iban camino de la muerte; esa visión no me ha abandonado nunca», relató este exprisionero, quien reconoció que entonces dejó de creer en Dios.
«¿Cómo puede Dios permitir semejante atrocidad?», se lamentó mientras observaba con la mirada perdida algunas de las fotografías de camaradas con quienes compartió cautiverio, la gran mayoría muertos antes de la liberación del campo.
Posiblemente esta sea la última vez que Schwarzbaum y varios de sus compañeros visiten Auschwitz, ya que cada año es menor el número de supervivientes de aquella tragedia.
«Por eso es importante nuestra presencia hoy aquí, para demostrar a quienes niegan el Holocausto que de verdad sí que sucedió, que nosotros fuimos testigos de ese horror y que no debe volverse a repetir», destacó la judía estadounidense de origen polaco Celina Biniaz.
Ella llegó a Auschwitz junto con su familia, pero tuvo la suerte de ser rescatada por el empresario alemán Óscar Schlinder. Celina fue la persona más joven (tenía entonces 13 años) de los 1.100 judíos, en su mayoría familias, que Schindler salvó de la muerte.
Como recordó hoy esta mujer de 84 años, «Schindler tenía la idea de que había que salvar a las familias porque las familias eran el germen de las nuevas generaciones, el futuro».
Homenaje
El día de hoy se ha dado incio a la ceremonia oficial de conmemoración del 70 aniversario de la liberación de este campo de concentración.
Representantes de más de 40 países y unos 300 supervivientes participan en los actos, que cuentan con la presencia de varios presidentes europeos, como el francés François Holande, el alemán Joachin Gauk, el ucraniano Petró Poroshenko y el anfitrión, el polaco Bronislaw Komorowski.
El museo de Auschwitz-Birkenau fue abierto en 1947 en el antiguo campo de exterminio, donde entre 1940 y 1945 fueron asesinados más de un millón de personas, de las que un 90 % eran judíos.
El campo fue liberado por el Ejército Rojo (soviético) el 27 de enero de 1945, fecha elegida por las Naciones Unidas para conmemorar el Día Mundial del Holocausto.