Salud

En el Hospital J.M. de los Ríos escasea el mañana

El rosario de desgracias en el sector salud es tan largo como la procesión de quienes buscan medicamentos o servicios médicos. El Hospital Infantil J.M de Los Ríos en Caracas se suma a la lista de quejas. En sus espacios no cuentan con los equipos suficientes para hacer hemodiálisis a pacientes infantiles. Lo peor es que la cifra de enfermos ha aumentado en un 45%

Texto: Julio Materano | Fotografía: Andrea Hernández
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Acceder a una terapia de hemodiálisis nunca es una opción para quienes padecen de insuficiencia renal crónica. Es la prioridad en todo momento para seguir con vida. Se trata del único método clínico disponible para desechar los líquidos que atestan sus cuerpos recargados de toxinas. Estas sustancias, por tener riñones impedidos, no en pocas ocasiones se tornan venenosas causando, por decir lo menos, episodios de temblores, edemas pulmonares, dificultad para respirar, problemas en las articulaciones y, en el peor de los casos, la muerte.

En Venezuela, además del Hospital J.M. de los Ríos, en San Bernardino, Caracas, no existe centro o unidad dedicada a brindar servicio de hemodiálisis a niños que padecen disfunciones renales. La atención es limitada e insuficiente para esa población. Un escenario que contrasta de manera abismal con las 90 unidades contratadas por el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS); sus17 hospitales y otros 34 sanatorios adscritos al Ministerio de Salud que han sido habilitados por el Estado para brindar tratamiento dialítico a adultos, quienes disponen de un total de 141 establecimientos en todo el país. Aunque no en todos los casos funcionan óptimamente.

Usuarios de Fresenius Medical Care, una transnacional contratada por el IVSS y que brinda atención a casi 300 mil personas en todo el mundo, aseguran que la crisis económica que atraviesa el país ha afectado el servicio en Venezuela. Los accesos vasculares, las líneas de diálisis y fármacos para compensar el tratamiento son deficitarios. Una fuente que pidió no ser identificada aseguró que la compañía requiere liquidez de divisas.

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Hasta el último trimestre de 2015, en Venezuela existían 12.046 pacientes renales, de los cuales alrededor de 2 mil son menores de edad, según estima Belén Arteaga, jefa del servicio de Nefrología Pediátrica del J.M de Los Ríos. La escasa disponibilidad de unidades y la falta de personal capacitado son factores que han sometido a un estrés extraordinario una especialidad que en el hospital ha funcionado con sus propias limitaciones y que se ha visto obligada a responder la demanda a contrarreloj.

Acostumbrados a atender entre 20 y 23 niños cada semana, el centro pediátrico, que cuenta con apenas 15 máquinas para hemodiálisis, de las cuales dos están dañadas, ha tenido que dar cabida a 10 nuevos pacientes. Cada uno con realidades distintas pero con un factor en común: la necesidad de trasladarse desde otros estados para mantenerse con vida.La inclusión de los infantes representa 45% de incremento de la demanda, escenario que podría recrudecer aún más este 2016. “La situación se ha tornado complicada desde finales de 2015, cuando los niños fueron referidos desde otros lugares del interior que carecen de la atención especializada”, relata la jefa del servicio.

La ausencia de un servicio pediátrico de hemodiálisis en Maracay obliga a cuatro de los 10 nuevos pequeños a trasladarse junto a sus representantes a Caracas. Otras familias, oriundas de Apure y Barinas, han tenido que venderlo todo y mudarse a la capital para procurarles a sus pequeños el tratamiento dialítico, quienes deben cumplirlos de manera interdiaria. Es así como entre lunes y sábado los familiares acuden con las mismas angustias acuestas y la pesadumbre de un sistema de salud en decadencia, que para ellos ha dejado el sinsabor del rechazo.“Mi hijo tiene tres años en diálisis y debí dejarlo todo en mi Apure natal para mantenerlo con vida en Caracas. Necesitamos hospitales con servicios de diálisis. La situación es muy preocupante porque muchos niños mueren sin llegar a un diagnóstico oportuno”, denuncia la representante Marjorie Reyes.

Al déficit de personal de enfermería y de médicos que enfrenta el pediátrico de San Bernardino se le suma la limitante de no poder usar todos los equipos de diálisis en un mismo turno. “Ahorita estamos atendiendo 32 pacientes, lo que está por encima de nuestro promedio”, explica la nefróloga Belén Arteaga.

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Con un tren de ocho especialistas y seis residentes, el personal del J.M. encara las dificultades para recibir a los nuevos menores. No todo es buena disposición. Requieren de insumos y de más enfermeras. Solo disponen seis de estos profesionales por turno. Y calculan un déficit de 18 enfermeras.

En torno a la necesidad de nuevos centro, Arteaga agrega que aunque algunos hemodializan a niños en el interno, no cumplen las condiciones para hacerlo. “A algunos adolescentes los aceptan en algunas unidades en Caracas, pero en el interior es muy difícil que lo hagan”, acota Arteaga.

Para quienes pesan menos de 20 kilos, como le ocurre al pequeño de Marcela Martínez, las posibilidades de hallar una diálisis en mucho menor, es casi un milagro, incluso en el J.M. donde escasean accesos vasculares o catéteres tip bab por donde entra y sale la sangre. Martínez cuenta angustiada que su pequeña fue rechazada en cinco ocasiones de hospitales del interior antes de llegar a Caracas.“Hay muchas limitantes, sobre todo en el interior, para acceder a insumos, medicamentos y exámenes, por lo que los niños nos llegan con diagnósticos tardíos y eso los pone en un inminente cuadro crítico. Todas esas cosas influyen en el incremento de la demanda”, concluye la jefa del servicio Belén Arteaga.

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