Cultura

Alcaldía de Medellín premia "La sonata del diablo y otros cuentos foráneos", libro del periodista Wilfer Pulgarín

El periodista Wilfer Pulgarín, que trabajó por más de 30 años en diferentes medios de comunicación en Venezuela, debuta como escritor de ficción y es reconocido en Colombia. En esta entrevista cuenta cómo fue su proceso creativo y cómo la migración está presente en sus relatos

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Mucho ve y escribe un periodista a lo largo de su carrera. Pero cuando existe una conexión con la literatura, cada situación que experimenta deja algo que lo marca e irremediablemente, con el tiempo, lo motiva a escribir. Migrar y regresar al lugar donde nació puede ser una de ellas, pues es un desencuentro con lo que fuiste y un encuentro con lo que serás.

El libro La sonata del diablo y otros cuentos foráneos, escrito por el periodista colombo-venezolano Wilfer Pulgarín, es producto de una historia así. La afición por la ficción estuvo mucho tiempo presente en su vida, pero apenas en 2016, cuando regresó a Medellín, fue que pudo dedicarle tiempo. El resultado fueron 20 historias que premió la Alcaldía de Medellín en la Séptima Convocatoria de Fomento y Estímulo para el Arte y la Cultura 2023, un concurso organizado para promover la cultura, y se presentó el pasado 13 de octubre.

Presentación del libro el pasado 13 de octubre.

A través de esos cuentos, Wilfer reunió sus memorias en Venezuela y las junto con situaciones y personajes imaginarios para hablar de los temas que le intrigaban, como “la pérdida de identidad, el desarraigo, el colapso social, el conflicto sexual, la soledad, la vejez y la muerte”, algo que por años dejó de lado para cumplir su labor como reportero de medios como El Diario de Caracas, El Nacional, la revista Producto y El Globo.

«La sonata del diablo y otros cuentos foráneos» de Wilfer Pulgarín.

En esta entrevista con El Estímulo cuenta cómo fue el tránsito para participar y sus impresiones tras ganar el premio.

—¿En qué momento (año y contexto) comenzaste a escribir estas historias?

—Comencé a hacer ensayos de cuentos desde hace más de treinta años, en los tiempos libres que me dejaba el reporterismo de calle. La mayoría de estos intentos quedaron en hojas escritas con máquina de escribir y están guardados entre las cosas que dejé en Caracas, entre ellas mis libros. Sin embargo, uno de esos relatos logró sobrevivir desde 2012 en versión digital, “El genocida”, que con algunas modificaciones saltó a este libro.

—¿Crees que el regreso a tu lugar de nacimiento, Medellín, aportó en la creación de alguno de estos cuentos?

—Sí, mucho. Son cuentos escritos en la condición del hombre que retorna a un país que le es tan ajeno, tal como comienza a serlo el país que dejó atrás. Esa pérdida de identidad geográfica y cultural permea La Sonata del diablo y otros cuentos foráneos.

—¿De qué habla tu cuento favorito del libro? ¿Por qué sientes que tienes más afinidad con ese?

—Se llama “El Golden Gate” y tiene como escenario un restaurante chino de la avenida principal de Las Palmas, en Caracas. El personaje central es un taxista tuerto, que en pocos minutos se enamora de una mujer que está sola en la barra del bar tomando whisky. Es básicamente un cuento sobre la soledad. Desconozco cuán logrado puede haber quedado, pero es el que más me gusta y fue el que más demoré en escribir.

—Eres periodista y eso significa que has escrito mucho, pero ¿sientes que este libro te da la etiqueta oficial de escritor o te falta más?

—El ejercicio periodístico en Venezuela me dio para comer y fundar una familia. Luego de esto me brindó posibilidades de conocer gente de diferentes procedencias y estratos sociales, tener una idea aproximada de cómo se maneja el poder, ser testigo de cómo son los políticos, soltar la mano como redactor, viajar, cosas a las que me hubiera costado mucho acceder estando en otra profesión. Ahora que el periodismo, como aprendí a ejercerlo, es un naufragio, quisiera pensar que estoy comenzando a hacer algo que debí haber tomado en serio cuando intenté escribir ficción y luego abandoné por necesidades alimenticias. Por ahora sigo siendo un aspirante a escritor.

—¿Qué cosas descubriste de ti mismo durante tu proceso de escritura?

—Que el desarraigo es un drama, pero al mismo tiempo una fuente aprovechable para escribir, que da para contar historias, aunque este no es un libro terapéutico. Ahora que tengo libertad para escribir lo que quiera, mi cerebro está en “modo difuso”, ese que los neurocientíficos dicen que es el propicio para la creatividad. Digamos que estoy en modo de revancha contra el periodismo que aprendí a hacer.

—¿Un lector venezolano se puede encontrar en alguno de los cuentos de este libro o tiene mayor vinculación con alguien de Colombia?

—En el libro es una constante la pérdida de referentes de identidad. La diáspora venezolana se mira de soslayo en “El Golden Gate”; en otro par de cuentos los personajes son colombianos que emigraron a Estados Unidos. El título del libro incluye la frase “y otros cuentos foráneos”, porque la mayoría son relatos cuya raíz es el extrañamiento. Venezuela y Colombia tienen en estos relatos una presencia tutelar.

—¿Qué te motivó a participar en el concurso? ¿Tu postulación fue impulsiva o premeditada?

—Decidí participar por sugerencia de un amigo escritor, con quien he coescrito un par de guiones cinematográficos, adaptación de dos novelas suyas. Leyó algunos cuentos que le mostré y opinó que tenían potencial.

—¿Habías participado antes en un concurso de este tipo?

—No. He participado en algunos concursos de cuento único, pero no con un proyecto integral de varios cuentos, como en este caso. En el libro hay un minicuento llamado “Zona de tolerancia”, que en 2017 quedó finalista en el concurso “Medellín en 100 palabras”, que cada año convoca la municipalidad.

—¿Sientes que el premio te abre más oportunidades?

—Por lo menos es un estímulo para seguir escribiendo y para que la familia diga “por fin el hombre de la casa se puso a escribir en serio”.

—¿Cuándo sale el libro a la venta? ¿Se podrá comprar en Venezuela?

—El libro debe estar disponible en la plataforma de libros de Amazon desde diciembre. Es probable que hagamos un tiraje con la editorial en la que trabajo para distribuirlo en Colombia, por ahora.

—¿Por qué alguien debería leerlo?

—Son historias entretenidas, un poco complejas, que hay que leer con detenimiento, según opinión de algunas personas que vieron los originales. Quizás llamen la atención de lectores que tengan curiosidad de saber qué y cómo escribe un experiodista que ha llegado tarde a cortejar la literatura.

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