Cine y TV

'Killer Sally': un doloroso retrato de los daños invisibles de la violencia

La miniserie de tres capítulos se ha convertido rápidamente en una de las más vistas. ¿El director consigue que sepamos lo que este trabajo ameritaba? Aquí lo analizamos

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Netflix

‘Killer Sally: La culturista asesina’ es un documental de tres partes que se estrenó en Netflix y pone, como otros que se han visto en esta y otras plataformas, el foco sobre el abuso psicológico y físico como posible detonante de los crímenes cometidos por mujeres. Hay algo de trampa en la premisa: ¿por qué una mujer le dispararía al hombre que ama? La razón que flota en todo este trabajo es clara: porque era una víctima.

Nanette Burstein (recomendamos su trabajo ‘On the Ropes’) no parece muy interesado en contrarrestar el relato de Sally McNeil, la fisiculturista que le disparó dos veces a su compañero de vida y que fue sentenciada a 19 años de cárcel. Por lo tanto, la conclusión a la que llegamos los espectadores es que el sistema le falló a la joven atleta. Esto no tendría nada de malo si desde el primer capítulo nos indicaran, con ciertos detalles, que este es el camino a seguir. Lamentablemente no es así.

A pesar de que se trata de un trabajo interesante, no se profundiza en el asesinato; no hay un gran esfuerzo por darle voz a esta persona que murió y que es pintado según los intereses de cada bando. El fallecido, Ray McNeil, es o un deportista prometedor, víctima del consumo de esteroides (lo que explicaría algunas respuestas agresivas) o un demonio encargado de vejar a su esposa puertas adentro, cuando nadie le veía.

Sally con su esposo, Ray McNeil, 

Algo parecido sucede con Sally McNeil. Como domina el relato, terminamos por empatizar con su visión de los hechos. Incluso sentimos al jurado y al fiscal como enemigos. Como consecuencia, nos descubrimos con una gran sonrisa cuando vemos el desenlace, un gran golpe emocional que el director nos ha guardado para que nos reconciliemos con la asesina.

Ahora bien, en las siguientes líneas vamos a hablar de algunos detalles que si no conoces el caso o no has visto la serie, te pueden arruinar la experiencia. El consejo es que vuelvas a estas líneas después de consumir la producción.

Lo mejor está en los retazos

La intención de hacer este producto consumible lo más rápido posible conspira contra su calidad. Y eso se nota cuando apenas recibimos pinceladas de lo que sucedió con los hijos mientras Sally estuvo presa. Cuentan Shantina y John que ambos siguieron una carrera militar, como su madre, y ambos estuvieron en relaciones abusivas, como su madre. Básicamente, los dos repitieron lo que vieron en casa.

Es aquí cuando el documental pudo haberse elevado, mostrándole al espectador esos daños colaterales que son producto de relaciones tóxicas. Afortunadamente, Shantina, que prácticamente había culpado a su madre por haber permitido tanto abuso, se encuentra en una relación parecida y decide cortar ese nexo antes de que el ciclo se repita hasta llegar al daño irreparable. Por otro lado, John, que directamente acusó a su progenitora de no haber pensado en ellos cuando apretó el gatillo, da a entender que también fue un abusador con su esposa.

‘Killer Sally’ es, en principio, un relato sobre cómo la sociedad dictaba sentencia sobre las mujeres que se alejaban del estereotipo que los medios de comunicación impulsaban. Sally fue una luchadora, una deportista que no contó con el apoyo económico para cumplir ciertas metas. Pero también era una persona con obvios problemas psicológicos atribuibles o no a su formación. Esto no se llega a responder de manera efectiva.

La dependencia del afecto, la manera en que idealiza a hombres que recién conoce, la forma en que se relaciona con su entorno -siempre desde la violencia-, son otros aspectos de la vida de Sally. Sin embargo, el director de la serie no quiere o no se atreve a profundizar en ello. De hecho, el cierre, con un matrimonio tradicional, y el reencuentro familiar, no deja de ser chantajista. Es como si nos hubieran llevado por un viaje escolar en el que estaba impedido levantar la mano para decir que no estabas cómodo en el asiento.

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