Cine y TV

Merlina de Netflix: los locos Addams siempre encuentran una manera de regresar

Merlina de Netflix, producida por Tim Burton, es un tributo al cine gótico con ciertos toques Kitsch. La mezcla, da como resultado un homenaje a lo extraño, extravagante y macabro. También, el punto de inicio para una antiheroína malévola que encuentra una forma de celebrar el largo legado de los Addams desde una perspectiva brillante

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Merlina
Netflix

Merlina Addams (una estupenda Jenna Ortega), no tiene un lugar en el cual sentirse cómoda en el mundo. Tampoco le interesa tenerlo. Durante los primeros minutos de la serie que lleva su nombre, el personaje deja claro que preferiría la soledad. Al menos, en medio de un mundo normal en que su exquisita y tétrica figura resalta e intimida.

La nueva serie de Netflix, que convierte a Merlina Addams en el centro de una historia a su medida, avanza con rapidez. En sus primeros diez minutos, brinda el suficiente contexto a su figura principal. También queda claro que Jenna Ortega, considerada la actual reina del género del terror, encontró un papel a su medida. Miércoles es mucho más que una versión para el nuevo milenio del clásico personaje del cómic y el cine. Es, en realidad, una curiosa mezcla entre lo macabro y lo heroico. Mucho más, a medida que se enlaza con la idea que esta adolescente brillante y enfurecida, desea crear propia mirada sobre el mundo.

De hecho, buena parte del primer episodio de la serie es un recorrido por la perspectiva de la realidad de su personaje central. Miércoles, que considera el asesinato “pequeños errores de justicia”, es una rareza incluso en su singular familiar. Su madre Morticia (Catherine Zeta Jones) intenta comprenderla, sin lograrlo. Su padre, Homero (Luis Guzmán), ofrece un amoroso apoyo. Pero Merlina no necesita consuelo ni mucho menos, comprensión. “Necesito espacio”, deja claro. Lo que implica, permitir a esta chica pálida y silenciosa, construir su propia versión del bien y del mal.

Esa chica rara que solo viste denegro

No se trata de algo sencillo. Merlina llega en una época en que abundan las historias de chicas extrañas en busca de un objetivo y comprenderse sí mismas. Pero en el caso de un miembro de la familia Addams, la premisa debe competir, además, con el singular legado del personaje. De modo que el guion de Alfred Gough y Miles Millar toma la decisión correcta: explorar a Merlina fuera del núcleo familiar. Ya no se trata de un matiz de toda la excentricidad de los Addams como conjunto, sino una reflexión sobre un personaje único.

El argumento juega con la idea de la marginación, pero a un nivel mucho más ingenioso de lo que en su apariencia, sencilla premisa, promete. No solamente deja claro de inmediato que esta adolescente con instinto asesino y talento para escribir, es una figura con diversas capas intelectuales y morales. También, claro, que está destinada a no tardar, a ser una antiheroína.

Tal vez, lo más evidente de Merlina es el hecho de utilizar al ya icónico personaje para entablar un diálogo sobre lo inusual. El personaje, que comienza su recorrido por la multipantalla en la escuela Nancy Reagan (toda una declaración de intenciones) es todo un símbolo irónico. Huraña, vestida con su usual atuendo negro, se rebela contra el optimismo con una facilidad metódica. El personaje no necesita ni espera ser aceptada. Quiere — necesita — ser rechazada. Lo que convierte a su relación con los que le rodean en una pequeña batalla de diálogos ingeniosos cada vez más interesantes.

Merlina está consciente de su inteligencia, del largo espacio que le separa de cualquier otra persona. La serie lo enfatiza en su primera gran escena, en la que arroja pirañas a una piscina repleta de deportistas que golpearon a su hermano. La chica que considera a la “emoción una debilidad”, esboza una de las pocas sonrisas que mostrará en el programa, mientras el agua burbuja y se escuchan gritos de miedo. “Hay que demostrar el punto de lo extraño”, razona el personaje en voz alta.

Una alumna nueva llamada MerlinaAddams

Por supuesto, la particular mirada de Merlina sobre la venganza conlleva consecuencias. Expulsada de la secundaria Nancy Reagan, termina por ser recluida en Nevermore, el antiguo colegio de su madre. Una venerable institución que educa a todo tipo de criaturas, incluyendo, claro está, a una Merlina acusada de asesinato. Quizás, uno de los puntos más bajos de la serie sea intentar encontrar un espacio propicio para que el personaje pueda expresar toda su singular personalidad.

Nevermore tiene un parecido más que evidente con otros tantos institutos para niños y adolescentes fuera de lo común. Desde el clásico Hogwarts hasta Alfea de la saga Winx, pasando por la Escuela del Bien y del Mal. La percepción de un lugar en que jovencísimos monstruos pueden aprender sobre su singularidad fuera del mundo exterior se hace repetitiva. En Merlina, es incluso aburrida, con sus salones amplios, duelos entre estudiantes y la habitual jerarquización de los pasillos escolares. Miércoles Addams, una personalidad extraña que ya fue analizada en estratos cotidianos, no necesita de la nueva secundaria para brillar.

Pero sin duda, es la forma en que la serie trata de establecer un espacio exclusivo para el personaje, incluso fuera del ámbito de su familia. A diferencia de la versión de Barry Sonnenfeld de 1991 y 1993, esta vez Merlina quiere estar sola. Fría, distante, llena de múltiples talentos y además, una versión jovencísima de un detective bien dotado, el personaje trasciende lo obvio. El argumento decide construir un paraje intelectual y emocional que permita a Ortega, profundizar en el papel y alejarse de cualquier comparación. La actriz no solo lo logra, sino que esta Merlina Addams, es, quizás, la mirada más curiosa de un personaje que tiende al estereotipo de la última década.

Otra historia para un personaje inconfundible

Por supuesto, la osadía de reescribir a Merlina Addams, implica algunos cambios. Ya la familia no es el centro de la vida del personaje, tampoco su relación entre ellos. Tanto, como para Morticia y Gomez, sean personajes a la periferia. Por supuesto, que la presencia espléndida de Catherine Zeta Jones brinda a la cabeza de familia una exquisita dignidad. Pero el Gomez de Luis Guzman parece deslucido y fuera de lugar. La pareja está muy lejos de la brillante química y complicidad que compartían Raúl Julia y Anjelica Huston. Pero con todo, ambos tienen una particular ternura. En especial, esta nueva Morticia es mucho más bruja que figura doméstica, lo que le brinda una renovada mirada sobre su personalidad.

Tim Burton y como productor, es evidente que convirtió a la serie en una colección de excentricidades bien escritas y mejor construidas. Tanto, como para analizar y profundizar sobre lo macabro y lo siniestro con una osadía que se echa de menos en su trabajo reciente. Su Merlina, que “tiene una hora para escribir”, capaz de matar y con poder psíquico, es la típica chica rara de la factoría del director. Pero también es una percepción sobre un tipo de oscuridad sofisticada que sorprende. Su antiheroina es una mujer joven en busca de identidad. Pero también una, que trata de comprenderse a través de su extraña historia familiar.

De hecho, varios de los puntos más interesantes de la serie es la presencia casi inevitable de Morticia. Tanto en el primer episodio como en los pequeños detalles que se vislumbran en su antigua escuela. Es evidente que el personaje también cobró una nueva importancia, lo cual repercute directamente en puntos elementos a su alrededor. En especial, en su relación con Merlina.

La adolescente mira a su madre desde una distancia malhumorada y enfurecida. Como si se trataran de puntos distintos de la misma idea, tanto una como la otra, intentan comprenderse sin lograrlo. El elemento es quizás uno de los más significativos de la serie. Después de todo, el vínculo amoroso entre los Addams, a pesar de su toda su rareza, siempre fue uno de las características esenciales de su historia.

Pero la Merlina de la nueva generación es un conjunto de pequeñas contradicciones y Jenna Ortega lleva al personaje por una profunda dimensión de su particularidad. No se trata solo de la ropa negra, su recién descubierta capacidad psíquica o prodigiosa inteligencia. Miércoles se mantiene a distancia incluso de sus compañeros de clases, pero es mucho más densa y brillante de lo que podría suponerse. El guion evita el estereotipo — curiosamente construido para y por el personaje — y convierte a Miércoles en una mirada novedosa a cierto tipo de poder intelectual.

Al final, un héroe inesperado y una chica contalento

Como producción, Merlina está más interesada en recorrer la vida de su personaje desde varios puntos de vista. Lo cual es obvio, una forma de crear un espacio único en que no necesite a su familia para ser de interés. A medida que la serie avanza y la adolescente siniestra demuestra sus capacidades — las intelectuales y las sobrenaturales — en toda su extensión.

Poco a poco, Merlina Addams deja de ser una variación sustancial de un personaje icónico para alcanzar su propio lugar. Tanto, como para que para su final de temporada — de una insólita capacidad para la diversión — sea uno de sus puntos más altos. Esta chica alérgica al color, pero con una magnífica mirada sobre lo peculiar, no desea ser una heroína, lo es incluso por puro instinto. Tampoco desea otra cosa que la dejen sola. Pero en un nuevo mundo que descubrir, tal vez, termine por cambiar de opinión muy pronto. Quizás, la mirada más intuitiva y brillante sobre un personaje tan popular por su rareza que la serie puede brindarle.

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