Música

Orquesta Nacional de Flautas celebra 28 años con sus dulces melodías al viento

Esta orquesta única en su estilo en Venezuela, se inició a partir de un movimiento musical gestado en campos de Yaracuy, para mantenerse firme y transitar los avatares del país, la diáspora de músicos y hasta de la pandemia de covid. Nos lo cuenta en entrevista su director, Andrés Eloy Rodríguez.

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Orquesta Nacional de Flautas sigue soplando

Por Giotto Jesús Hernández/Corre el año de 1995, y en Venezuela se gestaba un gran movimiento para las cátedras de flauta del país.  Por un lado, el maestro José Antonio “Toñito” Naranjo, dictaba el primer Curso Festival “Unión de Las Artes”, en San Felipe, estado Yaracuy (A partir de 1996, y en lo sucesivo, se realizaron en la población de Guama), donde se congregaron flautistas de todo el país, convirtiéndose en un gran evento donde se combinaban los estudios y conciertos del instrumento y la ejecución de música venezolana. 

De esta experiencia, nace después, el cuarteto de flautas “Miquirebo”, integrado por los excelentes flautistas: Raimundo Pineda, Nicolás Real, Andrés Eloy Rodríguez y Juan Manuel Ardila. El nombre del cuarteto, lo toman de una pequeña finca que tenía José “Toñito” Naranjo, en Guama. 

Por otro lado, y a una semana de diferencia, también en San Felipe, el profesor Víctor Rojas, organizó su curso de clases magistrales de flauta, donde también se dieron cita estudiantes de flauta, en su mayoría del Conservatorio de Música Simón Bolívar.  Dos años antes, el flautista Omar Acosta grababa su primer disco “Venezolada”, donde inmortalizó lo que sería una de las obras para flauta más importantes y representativas: “Solo de Pajarillo”, de su autoría. En este tema, intentó imitar las inflexiones técnicas y giros melódicos utilizados por los instrumentos propios del joropo, convirtiéndose inmediatamente en material obligatorio entre los estudiantes de flauta.  

Pero el hecho más importante ocurrido en 1995, y que aún se mantiene hasta la fecha, fue lo impulsado por un grupo de profesores de la Cátedra de Flauta del Conservatorio Simón Bolívar, liderados por la iniciativa del profesor Víctor Rojas, cuando conciben la idea de un proyecto serio para fundar una orquesta de flautas, pionera en Venezuela y Latinoamérica. 

El formato de coros y orquestas de flautas estaba en su génesis y eran contadas las agrupaciones en todo el mundo.  Así nace la Orquesta Nacional de Flautas de Venezuela (ONF), realizando su primer ensayo en el salón 10 del Conservatorio, un día sábado.  De ésta manera, se generó un espacio que integró a flautistas de todos los niveles (estudiantes y profesores) y de distintas partes del país.  Afortunadamente para aquel año, quien escribe éste artículo, era estudiante de flauta del Conservatorio Simón Bolívar en la cátedra del profesor José García Guerrero, y ya había sido alumno del profesor Víctor Rojas, por lo que pude participar en varios conciertos iniciales. 

Vergel de flautas y tañidos al viento

Se consolida el proyecto de la ONF, logrando en poco tiempo presentarse en 1997 en la XXV Convención de la Asociación Nacional de Flautistas de EEUU, gremio que agrupa a más de 5.000 miembros de más de 50 países, repitiendo dos veces más su participación en tan magno evento. Más tarde, en 2012, participan en la IV Convención Francesa de la Flauta, en París, donde dejaron muy en alto el nombre de Venezuela con una representación de extraordinario nivel.

Pero no todo fue color de rosa. En sus inicios se encontraron con algunos contratiempos, como por ejemplo el poco material musical disponible para éste tipo de formato de orquesta.

Esta situación representó una oportunidad para que miembros fundadores se motivasen a realizar arreglos, adaptaciones y nuevas composiciones que hoy forman parte el patrimonio musical de la institución y del acervo musical venezolano.

Frente a la dirección de la orquesta han estado Víctor Rojas (Director Fundador), Raimundo Pineda, Nicolás Real y María Gabriela Rodríguez.  Actualmente, su Director Artístico es Andrés Eloy Rodríguez, excelente músico multinstrumentista, licenciado en Música (IUDEM), magister en Música (USB), asistente a la Fila de Flautas de la Orquesta Sinfónica de Venezuela.  Ganador, en 2004, del Festival de Solistas “Aldemaro Romero”. Premio Municipal de Música 2010, mención Obra Sinfónica Breve, Premio “Modesta Bor”, con su obra Episodios Rituales (2006). Repite el mismo galardón en 2014, en Ia misma categoría con Ia obra Concertino Para Orquesta (2010). En el año 2015 se hace acreedor del Primer Premio del I Concurso Nacional de Composición “Banda Sinfónica 24 de junio” en homenaje al aniversario N° 93 de esta prestigiosa institución del Estado Carabobo, con la obra Suite de Ayer y Hoy para banda sinfónica (2015).

Andrés tuvo la responsabilidad de dirigir, el pasado 04 de mayo, en la Sala Fedora Alemán, del Centro Nacional de Acción Social por la Música, el concierto del 28° Aniversario de la ONF, con un programa variado: Overtura “Mozart” de R. HAHN, Fantasía Brillante “Carmen” BIZET/BORNE con Luisana Pérez de solista, “Canción Para Meme” de N. REAL, cerrando con “Seis Danzas de Romeo y Julieta” de S. PROKOFIEV, en arreglo para orquesta de flautas del propio Andrés Eloy Rodríguez.

Una entrevista para a ocasión

La ONF se viste de alegría.  Arribar a 28 años no es cuestión de soplar botellas, sino de flautas, que afortunadamente ha logrado mantenerse con el paso de varias generaciones. La gran diáspora venezolana no ha sido extraña en la orquesta. Aprovechando la ocasión, y así conocer la institución y su director, desde una óptica más íntima, Andrés Eloy Rodríguez nos ofrece la siguiente entrevista:

¿Eres el único integrante que se ha mantenido en la orquesta desde su fundación? ¿Cómo describes estos 28 años de trayectoria?

Realmente no. En principio si, en efecto, soy miembro fundador de la ONF. En esa época contaba con 25 años, con una segunda carrera en construcción (abandoné mis estudios de Ingeniería Mecánica en la UCV por la vocación musical). En algún momento de la trayectoria de la ONF por causas naturales tuve que retirarme; dedicarme a terminar mi licenciatura y por supuesto trabajar, había nacido mi primer hijo, Andrés Elías y con ello, la vida cambia en otra dirección, con otras metas y experiencias. Pero nunca perdí el contacto con la institución. Posteriormente me reincorporé y volví a retirarme por razones profesionales. En ese “ir y venir” siempre colaboré con los sucesivos directores en varios conciertos emblemáticos e incluso giras de conciertos. Fue por una mera casualidad de destino, cuando la maestra María Gabriela Rodríguez debía cumplir tratamiento médico fuera de Venezuela, delegó en mi persona la conducción musical de la ONF.

Describir 28 años de trayectoria de la ONF en un párrafo no es tarea fácil. Hemos pasado desde momentos muy buenos (giras internacionales, dotación de instrumentos, etc), hasta la paralización presencial por la pandemia por covid -19. Describir tantos eventos sería digno de un libro.

Andrés Eloy Rodríguez, director de la Orquesta Nacional de Flautas. Foto. Cortesía ONF

¿Cuál consideras fue el motivo que llevó al profesor Víctor Rojas, fundar la Orquesta Nacional de Flautas?

A mi parecer, su visión de integrar al gremio, en particular a los estudiantes del instrumento. Viniendo casi todos de profesores con alto sentido de la docencia y formadores natos, vio el momento de “concertar” ese universo de flautistas jóvenes y atomizarlos en una agrupación, con el objeto de, además de hacer música juntos, romper las barreras que implica “ser profesor de fulano” y no tener relación con los alumnos de “mengano”. Lo bonito del proyecto, fue y sigue siendo la integración de los flautistas de orbe bajo una institución por demás novísima en Venezuela.

En sus inicios tuvieron algunos contratiempos por la poca disponibilidad de material musical para este formato de orquesta. ¿Cómo fue el proceso de construir el archivo musical, patrimonio de la orquesta?

Ciertamente, el maestro Rojas ya había indagado como era la “movida” de los “flute choirs” y las orquestas de flauta en otras partes del mundo y agenció la adquisición del material básico con que se inician estas agrupaciones. Posteriormente, nace por necesidad natural el darle personalidad a la ONF a través de composiciones propias. Por gran fortuna, además de los excelentes flautistas que en sus primeros años integraron la ONF, unos cuantos de nosotros (me incluyo) teníamos ese “gusanito” dentro de “arreglar”, “componer”, “probar” en función de esa búsqueda identitaria. Fruto de ello nacieron obras de una factura única, que son y siguen siendo parte de ese acervo musical de la ONF.

¿Cuáles han sido los escenarios más importantes donde se ha presentado la ONF?

En Venezuela, prácticamente todos los escenarios del país: Teatro Teresa Carreño, el Centro de Acción Social por la Música, Sala Corp Banca, Ateneo de Caracas y un larguísimo etcétera. Fuera de nuestras fronteras: las convenciones organizadas por la National Flute Association (NFA) en Estados Unidos (particularmente las de Chicago, Atlanta y Nueva York), la Convención de Flautistas de París, solo por nombrar las que mi memoria recuerda.

Háblanos sobre la escuela de flauta venezolana: ¿Qué diferencias encuentras entre la generación de flautistas fundadores (1995) y la que actualmente integra la orquesta (2023)?

Hay grandes diferencias desde luego. Las generaciones pasadas no teníamos acceso a la tecnología actual (escasamente internet y alguno que otro, teléfonos celulares). La generación actual tiene tono un universo de tecnología al alcance de la mano. Esto supone una diferencia notable en varios aspectos: anteriormente mucha de la música se trabajaba prácticamente “a papel y lápiz”, tenías referencia de la música por discos de vinilo, casetes en edición muy limitada. Hoy tienes si te aparece una constelación de flautistas de todo el mundo en la pantalla de tu computadora o teléfono. A mi juicio, este es un factor determinante en el desarrollo de la escuela de flauta venezolana.

En este término, académicamente hablando, tengo que ser muy sincero: los parámetros de una escuela se miden por las obras académicas de origen local dentro del pensum de estudios, métodos autóctonos que retratan la idiosincrasia del flautista venezolano, todo esto sin dejar de lado el repertorio universal. En cuanto al repertorio, sí hay un cúmulo de obras importantes producto del trabajo de los compositores venezolanos en mas de 30 años. ¿Métodos? Salvo un intento de parafraseo y traducción al castellano de métodos norteamericanos, y honrosísimas excepciones (estudios basados en diversos géneros de música popular venezolana), seguimos atados a la influencia euro centrista y estadounidense, lo cual no es para nada malo ni deleznable, pero lo que consolida parte de esa escuela son los métodos de enseñanza con factura local, lo cual, lamentablemente, no ha ocurrido masivamente.

Por último, salvo en el campo de la flauta popular, la flauta académica no ha arrojado vestigios propios de identidad. Siempre se sigue buscando “el sonido francés”, “la resonancia alemana”, y otros etcéteras. Aún no hay una búsqueda consensuada de cómo es el sonido venezolano. Sin desmedro de los éxitos de flautistas coterráneos mas allá de nuestras fronteras, los mismos están formados (o terminaron su formación ) bajo otras escuelas ya consolidadas. Esto no es secreto para nadie.

¿Cómo impactó la pandemia del covid, en las actividades de la ONF?

Duramente. Nos obligó a resguardarnos como a todos en el mundo, sin posibilidad de interacción presencial, muy necesaria para la realización musical grupal. Por supuesto, esto conllevó a adaptarnos a ese tiempo, y en consecuencia trabajar en base a “videos desde casa”, como muchas agrupaciones lo hicieron alrededor del mundo. De esta etapa, surgieron dos videos grupales importantes, uno de ellos posteado por la National Flute Association (NFA) como muestra de resiliencia en torno a esta crisis mundial.

A nivel personal: ¿Qué satisfacciones te ha dado la ONF?

Muchas…El participar como fundador en una agrupación única en su estilo en Venezuela, la cual inspiró a la creación de otras similares. El haber arreglado y compuesto música para la ONF con gran aceptación tanto de los músicos como del público. El dar mis primeros pasos formales como Director (bueno, también como atrilero, copista, y otros etcéteras, como todos mis colegas antecesores).

Tal vez el mayor de ellos: el sentido de pertenencia de algo a lo que contribuiste a crear, que influyó en varias generaciones de flautistas y sigue influenciando.

Mas cercano en el tiempo: La solidaridad de mis colegas, antiguos alumnos, y del propio apoyo del Conservatorio de Música “Simón Bolívar” bajo la gestión de la doctora Mayra León, y de FUNDAMUSICAL BOLIVAR a través de sus espacios de proyección artística como el Centro Nacional de Acción Social por la Música.

De cara al futuro: ¿Qué proyectos están planteados?

En lo personal, seguir en la inventiva de componer nueva música y adaptar los grandes clásicos de la música sinfónica, sin dejar de lado la parte versátil de la ONF en cuanto a lo popular. Hay muchas propuestas y cosas flotando por ahí que están en vías de concreción.

¿Quiénes han sido los “ángeles” que contribuyeron para que la ONF se consolide?

Los primeros “ángeles” son todos nuestros integrantes, que de forma voluntaria y entusiasta vienen a todos los ensayos convocados, valga decir que SIN NINGUNA REMUNERACIÓN ECONÓMICA. La ONF se ha manejado a través del voluntariado desde su inicio. Simplemente el amor por el instrumento y por la propuesta musical y artística, además de ser el seno de una comunidad humana realmente hermosa, de la cual todos aprendemos de todos.

En cuanto a los “ángeles externos”: es difícil, al menos para mí como director nuevo (desde hace cinco años, con tres en pandemia) hacer seguimiento de los que en algún momento han tendido la mano a nuestra institución. Puedo hablar de Mayra León, quien gentilmente nos acogió en el Conservatorio de Música “Simón Bolívar” como nuestra casa (que por cierto, la ONF nació en 1995 en un ensayo sabatino en el Salón 10). Mis colegas antecesores pueden dar mejor razón del ejército de ángeles que han permitido que la ONF siga de pie.

¿Qué consejos les darías a las nuevas generaciones de flautistas para que el legado de la ONF perdure en el tiempo?

El mejor consejo: Vengan… intégrense, contribuyan con su talento humano, artístico, logístico e intelectual a preservar este patrimonio de todos los flautistas venezolanos.

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