Espectáculos

En los premios Grammy triunfó la austeridad

Una vez más, la gala anual de los Grammys fue un espectáculo signado por actuaciones brillantes. Sin embargo este año la industria musical reconoció a los artistas más por la mesura en sus emociones que por sus exuberancias.    

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El domingo por la noche, la Academia de la Grabación, que a menudo premia a los artistas pop con mejores ventas, otorgó tres de sus cuatro premios más importantes a un joven cantante de soul, el británico Sam Smith, y el premio al mejor álbum del año a Beck, un innovador del género rock, por uno de sus trabajos más introspectivos.

Tan solo unos años atrás Smith se encontraba trabajando como barman en Londres. Pero gracias a su canción «Stay With Me», una tierna balada que habla sobre la soledad tras un romance de una sola noche, en pocos meses su carrera como cantante se catapultó.

El artista de 22 años rindió homenaje al amante a quien sin nombrar dedica su canción: «Muchas gracias por romperme el corazón porque lograste que ganara cuatro Grammys».

En la era del entretenimiento instantáneo, el meteórico auge de Smith cobra un valor particular, ya que consiguió llenar estadios enteros sin tener que recurrir a vestimentas estrafalarias o audaces pasos de danza, sino que lo logró con el exquisito tono de su voz.

Muchos jóvenes artistas se desvanecen rápidamente. Pero Smith dijo que su compromiso y estilo personal le dan esperanza para el futuro.

«Lo hermoso de este álbum es que no hice una personificación, por lo tanto no tengo que trabajar demasiado duro para lograr los mismos resultados. Simplemente tengo que ser yo mismo», dijo a la prensa tras obtener sus galardones.

Smith, quien no posee un físico trabajado, admitió que su carrera tomó vuelo cuando decidió ignorar las presiones para mejorar su apariencia.

«Cuando tenía 12 años mi representante tenía una idea muy tradicional de lo que se necesitaba para ser una estrella pop. Así que comencé a perder mucho peso, a vestir ropa muy llamativa y a usar maquillaje», dijo.

«Pero todo comenzó a ir mejor cuando dejó de importarme todo eso y comencé a ser yo mismo y a comer mucha comida chatarra», aseguró.

 La introspección sobre lo sintético 

 La edición de los Grammy del año pasado premió al dúo de música electrónica francés Daft Punk, quienes tomaron el rumbo opuesto al que prevaleció en la edición actual, cuando subieron al escenario vestidos como robots y sin pronunciar una palabra.

Los nominados de este año incluían varios artistas cuyos trabajos fueron moldeados por efectos de estudio y equipos de producción, como Taylor Swift, Iggy Azalea, Meghan Trainor y Ariana Grande.

Salvo un productor, el resto de las figuras pop se fue de la ceremonia con las manos vacías aunque «1989», el comercial álbum de Swift, fue lanzado demasiado tarde para competir este año y ya es favorito para el año que viene.

La sorpresa la dio Beck en el rubro de Álbum del Año con «Morning Phase». Un trabajo sutil y melancólico creado a partir de las cuerdas de su guitarra acústica y la introspección de su voz.

Durante dos décadas, el rockero criado en Los Ángeles se ganó el reconocimiento de los críticos y se convirtió en una figura de culto con una discografía que explora varios géneros.

Sus trabajos incorporan desde bandas mariachis mexicanas hasta hip-hop. Esta versatilidad dio origen a canciones con letras crípticas e irónicas como las de «Loser», «Devil’s Haircut» y «Satan Gave Me a Taco».

«Morning Phase» es una especie de continuación de su álbum de 2002, «Sea Change», un trabajo oscuro que toma como base el folk y que revuelve las entrañas de la separación con una antigua novia.

El guitarrista de country Dwight Yoakam, que colaboró con Beck, dijo que el don del artista premiado es su amor por todos los géneros musicales.

«Se acerca a la música con reverencias. Eso por momentos le permite ser irreverente y auto crítico», dijo Yoakam a la prensa.

Pero no todos aplaudieron a Beck. El rapero Kanye West despotricó contra la Academia de la Grabación diciendo que el premio mayor debería haber sido para Beyoncé por el álbum que lleva su nombre.

«Beck debería respetar el arte. Debería haber dado su premio a Beyoncé», sentenció.

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