Fue tres veces galardonado como Jugador Más Valioso de la Liga Americana entre 1951 y 1955, disputó en 14 ocasiones el Clásico de Octubre y fue invitado 18 veces al Juego de Estrellas; logros que le permitieron en 1972 inmortalizar su nombre en el Salón de la Fama de Cooperstown.
«El juego no se acaba hasta que se termina» es la frase más célebre y sonada en el mundo de la pelota. ¿El autor? Lawrence Peter «Yogi» Berra, uno de los personajes más interesantes que se haya conocido en la historia de las Grandes Ligas. Falleció este martes 22 de septiembre en su casa en New Jersey por causas naturales a los 90 años de edad. El universo del beisbol está de luto tanto dentro como fuera de las rayas de cal.
Su nombre jamás desaparecerá de las narraciones y conversaciones de los amantes del juego de pelota, no solo por el hecho de haber conquistado 10 Series Mundiales en 18 temporadas con el uniforme de los Yanquis de Nueva York, sino también por los comentarios tan peculiares y absurdos que realizó durante toda su vida.
(Así lo reseñó la BBC)
Entre las “confusiones lingüísticas” e irracionales más famosas de “Yogi” destacan «esto es como un deja vú otra vez»; «si usted no puede imitarlo, no lo copie»; «nunca dije lo que dije»; «¿Slump? Yo no estaba en un slump, simplemente no estaba bateando»; si no sabemos a dónde vamos, terminaremos en cualquier otro lugar»; «ya nadie va para allá porque siempre hay demasiada gente» y «pensé que el récord duraría hasta que alguien lo rompiera».
Sus expresiones son tan acreditadas, que según reflejan varios medios deportivos y de subasta estadounidenses; antes de su muerte una pelota firmada por Berra costaba alrededor de 50 dólares, pero si el autógrafo incluía algunas de sus famosa expresiones como «el 90% del juego es mental y la otra mitad es física» entonces el precio de la esférica se podía elevar hasta los 150 dólares.
Yogi, a quién se le pudo ver hasta hace poco visitando el Yankee Stadium, fue uno de los peloteros más carismáticos y admirados por la afición en sus días de jugador activo, en los que compartió con Joe DiMaggio, Mickey Mantle y Whitey Ford. Entre sus características principales destacó el arte de sacar de concentración a los bateadores oponentes, pues siempre trataba de conversar con ellos para desconcentrarlos mientras consumían turnos.
La tira cómica del Oso Yogi fue inspirada en él. Su amigo Bobby Hofman le puso el sobrenombre por la manera en que cruzaba los pies sin hablar con nadie en el clubhouse. Decían que era como un hindú haciendo yoga.
Berra demandó en 1958 a Hanna-Barbera Productions, estudio de animación estadounidense que creó la caricatura, por la analogía que hacían a su seudónimo. El litigio no llegó a mayores, pero representantes de la compañía admitieron públicamente que se habían inspirado en el pelotero.
(Así lo reseñó YesNetwork)
Dentro de las rayas de cal este hombre dejó una historia rica, dorada e inmensa pues en 1956 fue el catcher de Don Larsen en lo que hasta ahora sigue siendo el único juego perfecto en la historia de las Series Mundiales. A la ofensiva fue un bateador alegre, que dejó promedio vitalicio de .285, producto de 2.150 hits disparados en 7.555 turnos. Berra se hizo especialista en conectar pitcheos que estaban fuera de la zona de strike.
Los que conocieron a este peculiar expelotero también destacan su versatilidad para manejar a los lanzadores con los que trabajaba, adaptándose a la personalidad y temperamento de cada quién para explotar el mejor rendimiento posible.
Berra es el único hombre en la historia de las Grandes Ligas que pudo guiar, ejerciendo el rol de manager, a los Yanquis (1964) y a los Mets (1973) hasta una Serie Mundial.
(Así lo reseñó mlb.com)
Fue tres veces galardonado como Jugador Más Valioso de la Liga Americana entre 1951 y 1955, disputó en 14 ocasiones el Clásico de Octubre y fue invitado 18 veces al Juego de Estrellas; logros que le permitieron en 1972 inmortalizar su nombre en el Salón de la Fama de Cooperstown. Casualmente, también debutó en las mayores un 22 de septiembre, pero de 1946.
Otras frases memorables de Yogi:
– «Allí se hace tarde más temprano», acerca de las malas condiciones del sol en el jardín izquierdo del Yankee Stadium
– «Suelo tomar una siesta de dos horas; de una a cuatro»
– «Nunca dije lo que dije»
– “Cuando llegues a una encrucijada, sigue derecho”
– Siempre voy al funeral de los demás, de lo contrario ellos no vendrán al tuyo”
– “La mitad de las mentiras que dicen de mí no son verdad”
– “Nunca respondo una carta anónima”
Los Medias Rojas de Boston fueron multados por Grandes Ligas por el uso de un reloj de Apple con el fin de robar las señales de un receptor de los Yanquis esta temporada, y Nueva York recibió una multa de menor monto por el uso impropio de un teléfono en la cueva al inicio del año.
Gleyber Torres estaba predestinado a vestir su nueva camiseta. Poco después de nacer el 13 de diciembre de 1996, una de las primeras prendas que vistió fue el uniforme a rayas que rezaba en el pecho “Leones”. Ahora a los 20 años deberá vestirse con una parecida.
Uno como que aprende con los años, no de otra manera, al menos en toda su dramaticidad, que además y después de la muerte hay un estadio constante en la existencia humana que es el olvido. Se dirá que a diferencia de ésta no es universal y no pocos seres han permanecido, hasta por milenios, en la memoria de la especie o parte de ella. Por ahora digamos que es una minoría tal que cabe en un diccionario y habría que indagar qué significa recordar, sus formas y maneras.
