Espectáculos

La película de Zapato 3: Vuelo (rasante) sobre ti

Se estrena en salas comerciales "Vuelo sobre ti", el documental que retrata La Última Cruzada, el reencuentro en las tarimas de Zapato 3. Un oportunidad para fanáticos de revivir los conciertos, buscarse entre el público y cantar las canciones; y para entusiastas del cine para tomar nota de hasta dónde llega una aventura independiente

Publicidad

Para todo artista, la mirada del fanático siempre es importante, necesaria, cautivadora. El cómo me verán, una cuestión fundamental. Los seguidores de un artista son, en cierto modo, una tribu: comparten códigos, referencias, gustos, pasiones. En música, un concierto será el templo, las canciones los himnos. ¿Y el cine?

Roger Waters acaba de estrenar a escala global -Venezuela no incluida, claro- su filme sobre la enorme gira The Wall. El audiovisual, a juzgar por sus adelantos y comentarios de quienes lo han disfrutado en pantalla grande, es tan impactante como el evento que retrata. En paralelo y con control cambiario, las salas nacionales estrenan Zapato 3: Vuelo sobre ti, el road movie que registra aconteceres de la gira La Última Cruzada donde las «Pantaletas Negras» terminaron en la cabeza y no bajando de las entrepiernas.

El director Luis Soles es un fanático confeso de la agrupación, y así se nota en su película. La incesante vibración de la cámara, el pulso descontrolado a ratos, transmite nerviosismo a quienes en las butacas puedan pensar que también temblarían al estar tan cerca de sus ídolos. Así, también se revelan los estadios del proyecto, su cambio de intenciones en el camino: del registro del fanático a la conciencia del documental. Por eso en el corte final contrastan planos secuenciados: distinta calidad de imagen, textura, intención visual, herramientas.

Quien busque conocer las razones para el reencuentro de Zapato 3 no las encontrará en Vuelo sobre ti. No fue la intención del director, lo suyo es incrustarse en el día a día de una banda en pleno funcionamiento, y eso lo logra mostrándolos en su intimidad, con la camaradería. Pero este no es cualquier grupo, sino uno que se derrumbó en el año 2000, cuyos integrantes, residentes ahora de distintas ciudades y protagonistas de vidas disímiles, lograron limar asperezas y salir a tocar. Eso no está en el metraje. ¿Fue difícil acoplarse en tarima luego de 12 años sin pisarla juntos? No lo sabremos.

Tampoco conoceremos las desavenencias que hubo entre los integrantes. Discusiones de carretera, por más fútiles que fueron, que le dan dimensión humana a unos hombres convertidos en padres y pisando su cuarta década, pero que no quedaron retratadas a pesar de que la cámara sí estuvo presente, apagada. Ni veremos demasiado ensayo o lograremos salir de la confusión sobre la secuencia de la gira. El menú principal es testimonial, palabras de músicos, audiencias e invitados hasta más no poder.

Sin embargo, frente a la pantalla iluminada, se puede mirar a las butacas y nada de eso importará. Los fanáticos de Zapato 3 están viendo lo que de verdad les interesa gracias a los ojos mecánicos de Luis Soles. El director puede sentirse dichoso de, más allá de satisfacer su hambre por revivir a su banda favorita, lograr que un proyecto independiente y con guiños al cinéma verité sea proyectado en salas comerciales del país, con distribución oficial.

La Última Cruzada demostró que la madurez musical cuenta. Carlos Segura cantó mejor que nunca -como admite en la cinta-, su hermano Álvaro se deleitó aumentando la distorsión de sus cuerdas; Diego Márquez reclamó su lugar; Jaime Verdaguer mostró su sobriedad, pericia y precisión; y Fernando Batoni -en la película el más nervioso y también el más desnudo- levantó el castigo, más que con el público y sus compañeros, con él mismo. El filme de Soles revive el deseo del público, vigente desde hace más de dos años, según palabras dichas a cámara: saquen nuevo material. De lo contrario, Vuelo sobre ti pudiera quedar como un epitafio.

Eso sí, si el objetivo es que el público cante las canciones y se sienta dentro de un concierto, tienen que subirle mucho más la intensidad al sonido de la sala.

Publicidad
Publicidad