Aunque ordenar exámenes de sangre es tan rutinario y frecuente, una de las nuevas recomendaciones del programa “Elegir Sabiamente” sugiere detener esta práctica.
Según los expertos, la extracción de sangre para pruebas de rutina puede sumarse rápidamente, llegando a acumular hasta medio litro o más, y los pacientes muy enfermos no pueden darse el lujo de estar perdiendo tanta sangre, especialmente si las pruebas no están proporcionando información útil.
«No realizar hemogramas completos repetitivos ni pruebas de química sanguínea en una situación de estabilidad clínica y de laboratorio» es sólo una de las últimas recomendaciones destacadas del año 2015 en la 57a Reunión Anual de la Sociedad Americana de Hematología (ASH).
Hay otras cuatro recomendaciones, en su mayor parte también comenzando con “NO haga”. Esa es la idea detrás de la campaña “Escoger Sabiamente”, para reducir las pruebas y prácticas innecesarias. Lanzada en 2012 por la Junta Americana de Medicina Interna, en los años siguientes muchas sociedades médicas estadounidenses diferentes se han sumado con una lista de recomendaciones pertinentes a su propia especialidad.
En nuestro país, especialmente por la crisis económica, la escasez de recursos y el alto costo de los exámenes solicitados, muchos no reconocidos (o solo reconocidos parcialmente) por las empresas aseguradoras, debería privar el “escoger sabiamente” con respecto a las pruebas de laboratorio y demás exámenes solicitados a los pacientes, partiendo del principio que los exámenes paraclínicos se hacen para confirmar un diagnóstico, no para “ver que sale” en una batería de pruebas. A la hora de solicitar un examen o grupo de exámenes cualquiera que sea su caso, debe privar el juicio clínico del médico tratante.
Los médicos debemos seleccionar las pruebas diagnósticas como una confirmación del diagnóstico clínico que tenemos del paciente, luego de haber hecho la historia clínica y practicado el examen clínico. Mención aparte está el uso de algunas pruebas como despistaje en pacientes asintomáticos de acuerdo al perfil de riesgo e incluso en el caso de la evaluación preoperatoria.
Lanzada en el año 2012, esta campaña fue diseñada para hacer más conscientes a los médicos de los procedimientos comúnmente sobreutilizados que proporcionan un beneficio mínimo para los pacientes en la mayoría de las situaciones, mediante la publicación de listas de los exámenes y pruebas, recopiladas por diferentes sociedades de especialidades médicas que son utilizadas con frecuencia.
Como ejemplo tenemos el uso de estudios de imagen para la evaluación de cefaleas no complicadas, así como de estudios de imagen de estrés cardíaco en pacientes de bajo riesgo, los cuales se han reducido significativamente en los últimos años con la implementación de la campaña denominada “Escoger Sabiamente” del Panel Estadounidense de la Fundación de Medicina Interna.
Durante el lapso de 2 a 3 años, los estudios de imagen cardíaco de estrés en pacientes de bajo riesgo sin síntomas se redujeron significativamente, al pasar de 10,8% a 9,7%, y los estudios de imágenes de las cefaleas sin complicaciones se redujeron significativamente, al pasar de 14,9% a 13,4%, según los autores. Por el contrario, se observó un crecimiento significativa en la utilización de la prueba del virus del papiloma humano para las mujeres menores de 30 años, pasando de 4,8% a 6,0%.
Además de los esfuerzos en curso para reducir la atención de bajo valor, deben llevarse a cabo pruebas que comparen tratamientos médicos establecidos con alternativas menos costosas. «Hay una necesidad de evidencia que guiará las decisiones acerca de la atención clínica. En lugar de preguntar, ‘¿Afecta esta evidencia a la práctica clínica? Debemos preguntarnos, ‘¿Cómo podemos ser más productivos? »
La ASH ya ha producido un conjunto de cinco recomendaciones en 2013 y añadió otro conjunto de recomendaciones en 2014. Ahora el Grupo de Trabajo Escoger Sabiamente de la ASH tomó un enfoque diferente, y decidió destacar las recomendaciones que se han hecho por otras sociedades que son de relevancia para los hematólogos.
Según dijo la Dra. Lisa Hicks, de la Universidad de Toronto, que ha dirigido el grupo de trabajo ASH desde que comenzó: «Teníamos conciencia de las recomendaciones que eran relevantes. Algunas eran los procedimientos que ya habíamos resaltados nosotros mismos a través de nuestras búsquedas anteriores de la literatura, pero se había decidido no darles prioridad porque otras sociedades ya las habían resaltado», dijo en una entrevista. «También pensamos que sería útil para nuestros miembros escuchar de otros especialistas no hematólogos.»
La Dra. Hicks y 12 colaboradores del Grupo de Trabajo Escoger Sabiamente de la ASH iniciaron una revisión sistemática de las recomendaciones de otras sociedades médicas. En total, hubo 380 recomendaciones de 65 sociedades. «Nosotros evaluamos la relevancia e importancia médica», explicó, utilizando los principios rectores de la evitación del daño, examinando la base de evidencias, el costo total, la frecuencia, y también teniendo en cuenta la relevancia y el impacto en los especialistas en hematología.
El conocimiento de las pautas o de la información relacionada con la salud por sí sola no es suficiente para cambiar el comportamiento clínico o del paciente.
Aunque no hay una «varita mágica», el cambio de comportamiento clínico sostenido generalmente requiere estrategias polifacéticas multinivel, por lo que hay que tener en cuenta que la campaña “Escoger Sabiamente” es sólo un punto de partida hacia la reducción de las prácticas médicas derrochadoras.
Los sistemas de administración y los grupos clínicos deben elaborar e implementar estrategias que hagan que sea más fácil para los médicos a seguir las recomendaciones de la campaña “Escoger Sabiamente”.