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Vinotinto: Sin sustituto para la victoria

Muchas cosas han cambiado desde la noche del Jueves Santo hasta hoy en el entorno de la Selección Nacional. La rueda de prensa ofrecida por Noel Sanvicente después de obtener su primer punto en la eliminatoria mundialista mostraba a un hombre que derrochaba frustración por los dos puntos esfumados en el último minuto del partido, situación distinta a sus anteriores comparecencias ante los medios por estos pagos clasificatorios, en las que el termómetro de la ira estaba a punto de explotar. Hubo una mejoría en el juego, cierto, pero aún hay muchas cosas qué mejorar.

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En el ambiente se respira optimismo, más allá que los resultados aún sigan hundiendo a Venezuela en el foso de la tabla. En un pasado reciente, un empate en Lima era celebrado, pero la realidad de hoy hace pensar que es insuficiente si se quiere mantener el lejano sueño mundialista.

El 2-2 terminó siendo el resultado de “jugársela” con algunas caras nuevas (por necesidad unas y por convicción, otras), lo que le dio crédito a Sanvicente para salir a la superficie y respirar por unas horas. Entre los números estimados por él mismo, el mínimo era sacar cuatro puntos de esta doble fecha, lo que indica que no hay más margen de error: hay que ganarle al campeón de América a pesar de algunas lagunas que se mantienen latentes en el funcionamiento colectivo (e individual).

Los riesgos asumidos ante Perú, conformando una línea defensiva inédita con dos caras que debutaban en partidos oficiales, mostró debilidad extrema en los veinte primeros minutos. El jugar con el “culo” pegado al arco fue sacudido por el buen juego de los Rincón, Figuera, Añor y Otero, quienes respondieron a la exigencia del compromiso. A Sanvicente le gustó lo que vio, por juego y por carácter, y cree que solo habrá que cambiar detalles muy puntuales para recibir a una diezmada Chile en Barinas. Detalles que pasan por incluir más experiencia en el once, la causa que, según él, impidieron que la Vinotinto sumara de a tres en Lima por vez primera en este premundial, aunque en otros momentos, con experimentados en el campo, hubo catástrofe.

Las estimaciones que se hagan sobre lo que Venezuela pueda lograr este martes no dependerán exclusivamente de quiénes serán los titulares y cuál será el sistema que utilice Noel. Chile, que tiene tres partidos en fila sin ganar y que viene de caer inexplicablemente derrotado ante Argentina, sigue siendo Chile y Venezuela también sigue manteniendo dudas en cada puesta en escena.

Lo que mostraron los australes en el 1-2 del jueves, más allá del marcador final, indica que nada ha cambiado con Pizzi en el banco y este equipo sigue jugando a lo mismo que los llevó a titularse como monarcas del continente en su terruño: un once intenso, que no dosifica, que sale envenenado a masacrar a su oponente y que sabe como pocas selecciones en el mundo ocupar (y aprovechar) todos los espacios del terreno. Es innegable que por lo vivido, Venezuela le tenga pavor a un cuadro que le ha endosado hasta diez goles en sus tres últimos partidos, sin variar la idea de juego.

La intensa circulación de la pelota que efectúan los chilenos necesita un cortacorriente que haga el trabajo de evitar facilidades para que Arturo Vidal haga lo que quiera con sus compañeros de zona en la media cancha. Y, ¡Bendito sea a Dios gracias!, Luis Manuel Seijas, que ya pagó en el purgatorio de las sanciones, está listo para ser el motor sobre el que rote Venezuela. El de Santa Fe será la sobremarcha del equipo en la faceta ofensiva y a la vez el “retarder” que impida al rival incrementar la velocidad de sus ideas.

Con doble función, como un tercer volante de creación y también como un tercer medio de contención, rol que cumplió alguna vez a cabalidad en su club, Seijas es la figura sobre la cual se armará el andamiaje Vinotinto.

El buen funcionamiento como dupla de Tomás Rincón con Arquímedes Figuera en Lima, le brinda al “Camuro” la posibilidad de seguir siendo titular. Su presencia en una zona de recuperación con tres hombres le dará más tranquilidad en su función de barrenador y permitirá que Rincón y Seijas se suelten cuando se amerite. Una decisión acertada.

En la zona defensiva, esa que no ha dejado de mostrar fallos y descoordinación, el halo de aliento aparece por el regreso de Roberto Rosales y José Manuel Velásquez. Sin deslumbrar en sus pasadas presentaciones, su experiencia es necesaria para atrapar a los escurridizos creadores y atacantes chilenos, entre los que aparecerá Mauricio Pinilla quien va bien en el juego aéreo y podría descubrir una faceta poco acostumbrada en Chile de aprovechar la velocidad por los costados y tirar centros al área. El extrañamente nervioso Alain Baroja y Oswaldo Vizcarrondo seguirán en sus lugares.

La atención estará puesta en Mikel Villanueva, que si bien se ganó de nuevo la titularidad por el gol ante Perú, preocupa lo que puedan hacer con él tipos de la talla (en ambos sentidos: de estatura y calibre de nombre) de Alexis Sánchez, Fabián Orellana o Jean Beausejour. Necesitará supremo apoyo de los relevos en los duelos que sostenga por su banda. Su inexperiencia puede ser un factor decisivo en un partido que pinta muy parejo por la similitud de las dos propuestas que presenten los técnicos. Eso sí, nadie podrá negar que con Vizcarrondo, Velásquez y Villanueva, Venezuela tiene una ventaja marcada en la zona aérea.

Aún cuando la integralidad del juego impide que el análisis se diseccione entre lo ofensivo y defensivo, es innegable que la mejor faceta ante Perú fue la labor de asalto, esa donde Otero, Añor y Martínez se juntaron sin complejos y demostraron que la decisión de reunirlos fue la correcta. Sin Salomón Rondón, Sanvicente apunta a la naturalidad de los tres para intentar atacar a Chile con su propia medicina: el juego asociado. No habrá un referente de área para guindar balones al área, por lo que las conexiones se harán por bajo y acompañadas de un Seijas de caja dual que se arrimará a los creativos para sumar elementos cerca del área de Johnny Herrera.

Ganarle a los chilenos no bastará con hacer un gran partido. “Deber, honor y país”, fueron los valores sobre los cuales se cimentó buena parte de las victorias alcanzadas por un gran estratega como el General estadounidense Douglas MacArthur, quien aseguraba que las grandes ganancias en la guerra no dependían exclusivamente de los movimientos tácticos ideados por él, sino de la internalización que cada uno de sus soldados tenía de esos valores. Cuando con juego aún no se puede amparar una aspiración, los futbolistas venezolanos deberán convencerse de otros factores para poder alcanzar el primer y mendigado triunfo en Barinas.

Ya la cartera de crédito a Sanvicente se le cerró y ganarle a Chile es el único salvoconducto para justificar su continuidad. La afrenta es elevadísima, si se escucha cuando las estadísticas susurran al oído que a los chilenos no se les ha podido ganar en eliminatorias en territorio venezolano. No importarán las formas ni los estilos, esos que aún se siguen tratando de encontrar cada vez que se muestra la Vinotinto. Solo sirven los tres puntos.

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