Si aquí no hay sanción social, no hay impedimento para delinquir. Si el dinero sigue abriendo puertas y lavando prontuarios, no hay freno para robar. Tan sencillo como eso. No puedo determinar en qué momento nos volvimos unos nuevos ricos de acomodaticia moral, pero el hecho es que si no regresamos a los tiempos cuando la palabra valía más que un documento y ser “gente bien” tenía que ver con principios y no con dinero, nos hundiremos en un hueco más profundo que donde ya nos encontramos.
En los últimos tiempos me ha complacido ver que hay personas que levantan sus voces contra los corruptos. Empezando por los periodistas que tienen el valor de seguir adelante con sus investigaciones y denuncias a pesar de las amenazas y los abusos de poder. No quiero nombrar a nadie en particular, porque me pesaría mucho dejar a alguno por fuera. Mi admiración y mis respetos, señores. Si todos los periodistas denunciaran como ustedes, seguramente ya habríamos salido de este infierno.
Supe de una fiesta en un club de equitación donde un joven jinete regaló IPhones a los invitados, y a pesar de que hubo muchos que cargaron con sus regalos, tres o cuatro los devolvieron diciendo que no los podían aceptar. Si todos hubieran hecho lo mismo, seguramente el padre del muchacho que los regaló lo pensaría dos veces antes de volver a robar.
Un video que se volvió viral muestra a una señora de la alta sociedad venezolana que en el área de maletas del Aeropuerto de Barajas, en Madrid, se encuentra de frente con uno de los bolichicos. “Eres un ladrón”, le dice en voz alta y clara. “Ladrón”, le repite. “Hay gente muerta… gente muerta por culpa de ustedes”. El bolichico se deshace en excusas. Que no hay pruebas. Que los difaman por Internet. Algo dice de las plantas eléctricas que no se escucha y ella le responde: “si, claro, Venezuela está full de luz, ahí están las plantas… allá tú con tu conciencia… Ustedes son unos SINVERGÜENZAS que mandan a callar periodistas y todo… tienen tanta plata robada que los mandan a callar…”
Brava, brava y mil veces brava. Valiente. Aguerrida. Un ejemplo a seguir. Si todos hiciéramos lo mismo, esos bolichicos tendrían que encerrarse a disfrutar de los reales que se robaron, porque en todas partes donde fueran encontrarían quienes les dijeran lo que son: LADRONES. Alivia saber que ya la Fiscalía de los Estados Unidos está tras sus cuentas en Suiza.
Un grupo de venezolanos en Miami protestaron frente al Pure Med Spa, cuando se enteraron de que la ex diputada Iroshima Bravo era una de los accionistas de la empresa. Denunciada por Chúo Torrealba entre otros, la ex Iroshima (el nombre era demasiado rocambolesco para pasar por debajo de la mesa), ahora identificada solo como “Jennifer” Bravo, al parecer creyó que pasaría inadvertida. Todos recordamos sus inflamados discursos en contra del “imperio” y sobre la gente que tenía su dinero en dólares. La protesta surtió efecto pues el spa cerró sus puertas, según informó Gladys Rodríguez. La señora Bravo lo pensará dos veces antes de montar cualquier otro negocio. Si todos protestáramos frente a negocios y propiedades mal habidas, otra sería la historia.
En fin, son luces al fondo del túnel, pero luces al fin. Está en cada uno de nosotros decidir si continuamos iluminamos o las dejamos apagadas.