Todo lo anterior, sumado a la prohibición de facto a protestar, contrastado con las cada vez más crecientes manifestaciones y protestas que a diario se realizan rechazando a quienes atentan contra quienes viven honestamente de su trabajo, muestra un escenario no sólo complejo sino explosivo, que cada vez más nos aproxima a una resolución popular del conflicto en la calle antes que en las mesas electorales, por la continua negación del partido de gobierno a consultar democráticamente al pueblo cuál es el destino que desea establecer en uno de los más profundos momentos de crisis.
Tener que recoger las migas de lo que el gobierno interpreta que es el derecho del pueblo, en nombre del socialismo, Chávez y la revolución, es no sólo vernos cara de estupidos, sino la máxima expresión de miseria de quienes después de la muerte de presidente Chávez, se creen herederos de un trono, y no unos funcionarios electos para acatar las instrucciones del pueblo que los escogió.
El pueblo, le guste o no al gobierno, no sólo tiene el derecho de rectificar el camino si el gobierno no lo hace, sino tiene la obligación de hacerlo democráticamente dando el ejemplo a los que se creen dueños de la verdad, incluso en contra de la imposición por la fuerza de un gobierno indolente.
Pero también es obligación de un pueblo hijo de Bolívar no permitir que una oposición indolente secuestre el derecho democrático de la gente a decidir de manera transparente. Lo hemos dicho cientos de veces y lo mantenemos, Allup y un sector del gobierno han pactado de espaldas al pueblo acuerdos de repartición de lo que queda de renta.
Es por todo lo anterior que declaro, no ser un mendigo de mis derechos democráticas, sino un obstinado luchador por mis plenos derechos ciudadanos sin intermediación del Psuv y la Mud. Las condiciones están dadas, un nuevo referente político nacerá para la transformación de esta kakistocracia.