“No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigos la sentencia,
yo soy el amo de mi destino,
Soy el capitán de mi alma”.
– Invictus, William Ernest Henley
Edgar Leal no siempre estuvo tan enfocado. Hace 31 años, al terminar el bachillerato, no tenía idea de qué quería hacer el resto de su vida y un amigo de su padre le dijo: “Uno puede no saber qué quiere hacer , pero sabe muy bien qué es lo que no quiere hacer”. A partir de ese consejo, Edgar hizo una lista de todas las cosas que no le gustaban y descubrió que una de sus metas era viajar por el mundo. Entonces, otro consejo adulto terminó de enfocar su mente: “la gente que viaja son los cocineros, los peluqueros y los fotógrafos”; él ya cocinaba y el año de su graduación coincidió con un paro de la Universidad Central de Venezuela, la suerte estaba echada y lo demás son 30 años de historia.