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Matan a "El Koki" en enfrentamiento con efectivos policiales

Desde hace meses, se pensaba que El Koki se encontraba en Cúcuta, pero ahora las autoridades del CICPC señalan que estuvo siempre junto a la banda de “El Conejo”. En el operativo de hoy ambos resultaron muertos

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el koki
Archivo

Este martes, el periodista de sucesos Ramón Camacho reportó en su cuenta de Twitter la muerte de Carlos Revette, mejor conocido con el alias de «El Koki», quien resultó abatido en un enfrentamiento con efectivos policiales tras varios días de búsquedas por parte del la PNB y del Cicpc.

La policía logró dar con el paradero de «El Koki» en el sector La Arenera de Tejerías, en el estado Aragua. Desde el domingo 6 de febrero se reportaron  enfrentamientos entre policías y delincuentes en Tejerías, sector cercano a la Autopista Regional del Centro (ARC) y también en la carretera Panamericana, tramo del municipio Guaicaipuro.

#Aragua hace minutos resultó abatido Carlos Revette, mejor conocido con el alias de «El Koki». Comisiones mixtas de la PNB y del Cicpc lograron dar con su paradero en el sector La Arenera, de Tejerias. Tras un enfrentamiento cae muerto. Alias El Conejo sn encuentra tratando de

— Roman Camacho (@RCamachoVzla) February 8, 2022

Cerca de mediodía se conoció que El Conejo, otro jefe de banda en esta zona, también murió durante el operativo policial.

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En julio pasado, y tras largos enfrentamientos en Caracas de la banda de la Cota 905, manejada por «El Koki», el Gobierno de Maduro ofreció 500.000 dólares por información que condujera a la captura de la banda del Koki, quien ha mantenido en zozobra a los habitantes de la Cota 905, La Vega, El Paraíso, El Cementerio y El Valle desde hace años.

Desde hace meses, se pensaba que El Koki se encontraba en Cúcuta, pero ahora las autoridades del CICPC señalan que estuvo siempre junto a la banda de “El Conejo”.

A las 12:20 ingresó el cuerpo de El Koki a la morgue de Bello Monte. Y alrededor de la 1 de la tarde, el ministro de Interior y Justicia, Remigio Ceballos, confirmó la muerte de Revette e informó que se mantiene el operativo en la zona.

¿De dónde salió El Koki?

En 2013 se referían a él como “El Coqui». Para ese momento formaba parte de una pequeña banda a la que apodaban “Los Chiches”. De acuerdo a Insight Crime, Revette ganó fama -digamos “cartel”, en el argot- y se convirtió en el hombre de confianza del jefe, Jesús Alberto Ramos Caldero -o Calderón o Caldera, varía según donde se lea-, alias “El Chavo”. Fue a este “Chavo” al que se le ocurrió en 2014 establecer una unión entre las bandas de la zona para enfrentar a la policía. Y banda más banda, más banda, da igual a una megabanda.

“El Chavo” cayó en enero de 2015: el Cicpc lo sacó de circulación. Sus compañeros lo “despidieron” en el barrio con una prolongada fiesta de disparos, música y estrípers. Y en ese momento “El Coqui” heredó el control de la megabanda de la Cota 905 y fortaleció la unión con los grupos de delincuencia organizada de las zonas vecinas.

Carlos Ruíz Revette no cruzó la frontera, no llegó en autobús de ninguna parte. Nació en Caracas en 1978 -dicen los datos- y aquí se crió en los sectores populares de la ciudad. Y en plena Caracas estableció ese feudo de terror que hoy parece haber llegado a su fin.

El Koki no era ningún desconocido para el gobierno de Maduro. En 2015 la Cota 905 entró en el programa “Zonas de Paz”, ese curioso proyecto en el que las autoridades acordaron ceder espacios de la ciudad a la delincuencia organizada a cambio de un poco de paz y tranquilidad. Es decir, de un poco más de discreción.

“Esta tregua se rompió en julio del mismo año con el inicio de la Operación Liberación del Pueblo (OLP), propuesta por Maduro, la cual consistió en una fuerte represión que marcó el regreso de la violencia policial y de las violaciones a los derechos humanos que se habían dado en el pasado”, se lee en Insight Crime: “La primera incursión de la OLP en Cota 905 dejó como resultado 15 muertos, solo seis de las cuales tenían antecedentes criminales. Revete no se contaba entre ellos, pues se había refugiado en una prisión pocas horas antes de la redada. Continuó evadiendo su captura durante toda la operación, lo que alimentó la sospecha de que el verdadero objetivo de esta eran los rivales de Revete”.

Insight Crime apunta que en septiembre de 2017 una delegación del gobierno se habría reunido con El Koki durante una visita a la zona. Y que en ese grupo participó la hoy vicepresidenta Delcy Rodríguez: “y se cree que llegaron a un pacto con el líder criminal. Después de eso, se reactivó el programa de Zonas de Paz en el sector y se retiraron las fuerzas de seguridad”. Cancha libre, entonces, para el pran.

Aunque ese pacto se quebró en múltiples oportunidades y El Koki se ganó la animadversión de muchos cuerpos policiales debido a los ataques de los miembros de su banda a los uniformados, se mantuvo intocable en su territorio. Intocable y en proceso de fortalecimiento. “Los informes de seguridad indican que, a mediados de 2019, Revete se encontraba trabajando con su compañero de pandilla, Carlos Alfredo Calderón Martínez, alias “El Vampi”, en la dirección de una megabanda de unos 180 miembros, cuyo imperio criminal se extiende más allá de Caracas”, explica Insight Crime: “A lo largo de 2019 ha habido nuevas señales de que El Coqui se siente a salvo de cualquier daño. En junio de 2019, el criminal estuvo presente en el pomposo funeral, en honor de uno de los miembros de su pandilla, cuya ceremonia fue presidida por Alex de Castro, reconocido salsero puertorriqueño y pastor”.

Por supuesto, abundan los rumores y las revelaciones de los biendateados, que hablan de gente del gobierno subiendo al cerro, rumbas con invitados de alto peso y órdenes de no ponerle una mano encima al camarada pese a las muchas ganas que le tenían en varios cuerpos policiales.

A finales de 2020 “El Koki” y sus socios se lanzaron a la conquista de espacios en La Vega, a lo que el gobierno respondió: el 6 de enero las Fuerzas de Acciones Especiales -Faes- hicieron un operativo en el lugar que dejó un saldo de 23 muertos.

Después de eso, abril de 2021 nos puso frente a un giro no exento de sorpresa para unos y de confirmaciones, para otros. El lunes 26, el director del Cicpc, Douglas Rico, declaró que las autoridades estaban en un proceso de diálogo con los pranes de la megabanda de la Cota 905, La Vega y El Cementerio, porque conversando se entiende la gente y conversando los criminales entregarán su arsenal.

“Está en estos momentos un proceso de conversación con esta organización criminal, que está ahí instalada, para que depongan su actitud y entreguen las armas”, dijo en su espacio radial “Cicpc al día”.

“Nuestro gobierno es un gobierno de paz. El diálogo, las conversaciones, las negociaciones son la mejor manera de conseguir la paz. Lo que debe prevalecer en nuestro país es la paz”, dijo también ese día en el que no mencionó nada respecto a intenciones de tumbar gobiernos. En todo caso, ya vemos que no fumaron la pipa de la paz en la Cota.

El gran giro

El jueves 8 de julio de 2021 la entonces ministra de Interior, Carmen Meléndez, tuiteó una pista de por dónde vendrían las cosas ahora tras el desmadre que comenzó el día anterior: “A estas alturas, no cabe duda de la complicidad directa, financiamiento y colaboración, con la planificación, suministro de armas, apoyo comunicacional, por parte de sectores de la derecha venezolana, con complicidad internacional”.

Un mes antes, el presidente de la Asamblea Nacional del chavismo, Jorge Rodríguez, dijo: “Estamos investigando profundamente y en los próximos días van a saber y van a ver fotografías y van a haber videos de malandros (delincuentes), pero malandros de Voluntad Popular y de Leopoldo López y de Juan Guaidó repartiendo dólares en La Vega”.

El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, tuiteó el viernes 9 de julio: “La facción subversiva que aún opera en Venezuela con fachada de partidos políticos de oposición, apoyados por la CIA y la oligarquía colombiana, no descansa en su plan “B”. Ya han recibido una respuesta contundente a esta forma de desestabilización ¡Fracaso total!”, haciendo referencia a la entrada de las fuerzas policiales a la Cota 905 como respuesta a los ataques que comenzaron el 7 desde el lugar y se extendieron a otros espacios de Caracas.

El sábado 10 la vicepresidenta Delcy Rodríguez y la ministra Meléndez presentaron un balance de la respuesta que finalmente dieron las fuerzas policiales la tarde del 8 de julio a los ataques de la banda de la Cota 905. Y tal como se esperaba, la versión oficial intenta tejer vínculos entre los delincuentes, la oposición y los enemigos habituales del gobierno -Estados Unidos y Colombia- y presenta la situación como una conspiración y no como lo que todo indica que es: un proyecto fracasado -las zonas de paz- que se les fue de las manos y alimentó la creación de una jauría rabiosa, organizada y cada vez más ambiciosa y fuera de control. Es decir, un asunto de crimen organizado.

Meléndez dijo: “Hemos incautado un arsenal militar de guerra”. Y se apresuró a aclarar que “proveniente de otros países”. Hay una enorme cantidad y variedad de armas largas. Y hasta lanzacohetes, incluyendo un RPG-7, antitanques. Y motos, vehículos, y más de 6.000 cartuchos de municiones de diferentes calibres, contando .50.

Delcy Rodríguez habló de tres supuestos paramilitares colombianos detenidos y que en esos momentos estarían contando todo en los interrogatorios. En más de una ocasión dijo con una especie de alegría: “Hay angustia en Nariño”. Según ella los paramilitares “penetraron” la ciudad y aseguró que están “participando, entrenando y suministrando armamento estadounidense y de las Fuerzas Armadas colombianas” a las bandas criminales caraqueñas, pero la operación -dijo- fue desmantelada.

“Es un gran golpe al paramilitarismo colombiano que había penetrado, causando zozobra y temor en la población. Se acabó, no más violencia en nuestra Caracas”, celebró Rodríguez.

El protagonista de esa violencia se mantuvo bajo perfil. Se llegó a decir incluso que estaba escondido en Cúcuta. Y resultó que estaba mucho más cerca: en Aragua. Y mientras examinan su cadáver en la morgue, ya podemos imaginar a los libretistas oficiales borroneando el inminente discurso en el que todo será una conspiración de «la derecha». El Koki ya no está para contar nada, cosa que tampoco parecía importarle mucho.

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