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Iba a morir ahogado, pero una foca cambió su destino

Scott Thompson, un hombre que se dedicaba a la recolección de erizos de mar, se tomó el día libre para surfear. No fue una buena decisión. Por un accidente, cayó en el agua y cuando creía que las fuerzas se la agotarían para llegar a un puerto seguro, un pequeño mamífero apareció para ayudarlo.

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Scott Thompson
Ilustración: Daniel Hernández

Para Scott Thompson, un hombre que se ganaba la vida recolectando erizos de mar, había llegado su día. Cuando vio alejarse el bote que tripulaba, creyó que se congelaría en las gélidas aguas del Océano Pacífico. Y si no era el agua, podría ser un tiburón. De hecho fue lo que pensó cuando sintió que algo se movía bajo sus pies.

Pero no era el día final para Scott. Tampoco era un tiburón el animal que le acompañaba. Se trataba de una foca. Phocidae según la comunidad científica. Fue este bigotudo mamífero el que el que le ayudó a sobrevivir en el Canal de Santa Bárbara hace un mes.

Hagamos una pausa para entender la situación. Thompson escribió su experiencia completa en el blog de Peter Maguire «Sour Milk». Gracias a esa confesión, nos encontramos con detalles que explican lo que estaba pasando. Primero, este hombre estaba vestido solo con una camiseta y un short porque se había tomado el día libre para surfear. Como el tiempo se puso en contra, tuvo que abortar sus planes.

El Canal en el que se encontraba es un estrecho marino, frente a las costas de California. Está en su mayor parte al sur de la ciudad de Santa Bárbara, y al oeste de la ciudad de Ventura. Cerca hay varias plataformas petrolíferas, lo que al final sería de mucha ayuda. Pero, ¿cómo cayó al agua?

«No sé si fue una estela residual de un bote o una ola de viento más grande, pero una gran ola golpeó el costado del bote. Comenzó a balancearse y rodar y cuando rodó, pisé algunas pesas o mi rastrillo para erizos, y perdí el equilibrio», cuenta. «Tan pronto como toqué el agua estaba tan enojado! Cuando fui a tratar de volver a subir a bordo, la Miss Grace (nombre del bote) no estaba allí. Iba resoplando hacia el puerto porque no le había quitado la marcha».

“Pensé para mis adentros, ‘Genial, así es como voy a morir. Hoy es el día en que voy a morir’”, dijo Thompson a KABC-TV, estación de televisión propiedad de la ABC y que opera en Los Ángeles.

Una preparación de bombero

Una de las cosas que aprendió en su carrera de bombero, surfeando y en su preparación de apnea para recolectar erizos, era que no debía caer en pánico. De manera que intentó tranquilizarse y ver sus opciones. Aunque no fueran muchas.

«Tienes que volver a casa con tu familia», se decía. Y por supuesto, pensó cómo sería la vida de ellos sin él:  “Me estaba destrozando a mí mismo, a través de mi mente, solo imaginando a mis hijas y mi hijo creciendo sin mí, y mi esposa, ya sabes, sin tener un esposo que la mantuviera”, agregó Thompson a KABC.

«No dejaba de pensar en el Dr. Paul Hornyak, este nadador de larga distancia al que sigo en Facebook y que ha hecho todos estos nados retorcidos: nadó desde Anacapa hasta Channel Islands Harbor y cruzó el lago Tahoe. Su dicho es: “Sigue nadando”. Esto y el coro de la canción de Grateful Dead, «Row Jimmy», se convirtieron en mis mantras. 

Pero entonces escuchó algo. “Cuando escuché ese chapoteo, mi corazón saltó de mi pecho, y yo estaba como, ¡F—! ¡Un tiburón!», escribió en el blog «Sour Milk».

“En ese momento, una pequeña foca asomó la cabeza fuera del agua justo a mi lado y me miró como diciendo: ‘¡Amigo! ¿Qué estás haciendo aquí?'». Completamente solo, en la noche y con el agua congelando sus miembros, Thomson puso toda su fe en su «mejor amiga»: “Era como mi perro. ‘¡Ven aquí, amiguito!’ dije. Subía y bajaba mirándome, luego desaparecía bajo el agua, volvía a aparecer y me miraba”.

Pero no solo lo miró. Según el protagonista de esta historia, la foca lo golpeó varias veces como para empujarlo.

«En dos ocasiones, cuando paré de nadar para orientarme, la foca se metió bajo el agua y me golpeó con la nariz en la parte posterior de las piernas y el trasero. Era como si me estuviera diciendo, ¡Oye, amigo! ¡Pon tu trasero en marcha y ponte en marcha! Empezaba a quedarme sin cosas que decirle, así que le canté canciones de Grateful Dead y le conté los mismos chistes cursis de papá que les cuento a mis hijos. Luego se hundió, desapareció y se fue. Me deprimí un poco, pero pude ver que me estaba acercando a la plataforma petrolera», siguió contando. 

Fueron cinco horas de trabajo arduo en el mar, combinando varios estilos de brazadas y descanso para no agotarse.  “Comenzó a brillar (la luz de la plataforma que había visto a lo lejos) más y yo estaba como, estoy llorando. Y estoy como, gritando al cielo”, dijo a la estación de televisión.

El bote del que cayó Thompson

Los miembros de la tripulación en la plataforma brindaron los primeros auxilios antes de que la Guardia Costera lo llevara a un hospital, donde recibió tratamiento por hipotermia.

“Incluso ponerse un traje de neopreno, estar preparado, meterse en el agua y nadar hasta la plataforma fue horrible”, dijo a KABC Paul Amaral, presidente de la compañía de remolque Channel Watch Marine. “No me puedo imaginar estar en el agua con pantalones cortos y una camiseta por la noche. No había luna, quiero decir que estaba completamente oscuro”, agregó Amaral.

En su publicación, Thompson escribió la conclusión de ese día: “Creo que ahora hay un poder superior. No sé qué es, pero hay un poder más grande que yo. Eso me fue mostrado y nunca lo dudaré por el resto de mi vida”.

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