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Suicidio: ¿por qué 800 mil personas al año deciden acabar con su vida?

La sociedad se divide erróneamente entre quienes piensan que el suicidio es un acto de valientes o de cobardes, cuando en realidad es una consecuencia de enfermedades mentales que empujan a una persona a quitarse la vida para aliviar el dolor

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Ver a Federica Vegas a sus 20 años era ver a una mujer afortunada. Una venezolana que vivía en Nueva York, estudiaba dos carreras en la Universidad de Columbia, tenía su propia fundación. En redes sociales podría decirse que era de esas historias de éxito, de esas que se envidian, esas que muchos miran al otro lado de la pantalla y sueñan con tener. Por eso, cuando Federica decidió tomarse esa caja de pastillas y tirarse en la sala de su casa a esperar que llegara la muerte por ella, nadie lo podía creer.

Suicidarse no solo era una salida, era su única alternativa para liberarse de quien era y de cómo era. Su vida, esa que se veía perfecta desde el lente de una cámara era como ese vestido que se ve perfecto en el maniquí, pero que al ponértelo no te queda, no te ajusta, te frustra, porque muestra eso que quieres ocultar y oculta lo que quieres resaltar.

Para Federica, esa historia de éxito en la que se perfilaba su vida no era más que una farsa en la que había querido entrar así no pudiera. Para entrar en el vestido de esa vidriera se había puesto un corsé que la comprimía de tal manera que le costaba respirar, hasta el punto que sintió que era más fácil solo dejar de respirar a quitarse el vestido, porque en gran medida ese vestido era lo que desde pequeña le habían enseñado que debía usar, lo que le daba valor y sentido a su vida, sin él no era nadie, no era nada.

«Sentí que no podía más. Perdí la competencia con la vida para demostrar mi valor. Entonces, para mí el hecho de parar y decir no puedo más significaba decir no tengo valor, no soy suficiente, no merezco existir en el mundo, y eso fue lo que hice. Agarre un paquete de pastillas y me lo tomé», cuenta Federica años después, ya sin el vestido puesto y tras mucha terapia.

La historia de Federica está lejos de ser la única, y la última. En su caso, ella no logró su objetivo de suicidarse, su hermana la encontró a tiempo. Sin embargo, en el mundo cada año cerca de 800 mil personas sí lo logran y se quitan la vida. De hecho, el suicidio es la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 25 años. La Organización Mundial de la Salud tiene encendidas las alarmas sobre este tema del que la mayoría del tiempo no se habla.

Pero, ¿por qué la gente se suicida? ¿Qué es lo que causa que miles de personas tomen la decisión de quitarse la vida? y ¿qué pueden o no pueden hacer quienes están alrededor para ayudar? Analítica realizó un foro para hablar de esto, para dar luces sobre el tema y desmitificar un tema que puede resultar incómodo para muchos pero que por ello no deja de ser necesario visibilizar.

Bajo el nombre de La Salud Mental del Venezolano psiquiatras venezolanos abordaron el tema de la situación del suicidio en el país, un índice que en el primer semestre del año viene en aumento y refleja un complejo escenario de la salud mental del venezolano.

Aunque hay escases de cifras oficiales sobre el tema, se estima que los casos de suicidio se ubican en 11 por cada 100 mil habitantes, aunque el primer semestre de este año hubo un incremento de 11% respecto al mismo periodo del 2021.

Las cifras son más alarmantes en el estado Mérida, donde se reportan en solo este estado el 18% del total de suicidios de Venezuela.

¿Qué es la conducta suicida?

El suicida no llega a ejecutar la decisión de quitarse la vida de la noche a la mañana. Para el doctor Danilo Martínez, psiquiatra y coordinador de la maestría de psiquiatría de la UCV, hay ciertas graduaciones en lo que tiene que ver con la conducta suicida. De hecho, señala que en la sociedad hay ideas de muerte muy presentes en la dinámica del día a día.

«Todos hemos dicho en algún momento que sí a mí me pasa alguna cosa yo me muero, si yo no veo tal película yo me muero, sí yo no veo a tal cantante yo me muero», señala. Sin embargo, del dicho al hecho hay todavía mucho trecho. En la conducta suicida hay tres conceptos que Martínez señala: el gesto suicida, el intento suicida y el acto suicida.

«El gesto suicida es algo que se considera cuando el instrumento utilizado para alcanzar la lesión es de baja letalidad. Es aquel intento que se considera que por la conducta no se buscaba realmente morir lo cual es distinto al intento suicida porque el intento suicida el instrumento si es de alta mortalidad solamente que la persona no alcanzó la meta, mientras que ya el acto suicida es cuando se alcanzó el objetivo.

¿De dónde provienen las ideas de suicidas?

Esto sigue siendo tema de estudio en el área de psiquiatría y los expertos concuerdan que es un tema multifactorial. Desde el punto de vista psicológico, la depresión es una de las principales causas que llevan al suicidio. Se estima que 5% de la población mundial sufre de depresión y de este porcentaje cerca del 20% intenta quitarse la vida. Sin embargo, esta no es la única causa.

Martínez señala que las causas pueden ser sociales, psicológicas, biológicas y anatómicas. «Se ha encontrado en autopsias de pacientes suicidas una disminución de la serotonina y de los receptores neurotransmisores. También se ha visto una heredabilidad porque se piensa que estos neurotransmisores tienen una expresión genética que predisponen a las personas».

Desde el punto de vista psicológico, el profesor de la UCV plantea que Sigmund Freud llegó a definir cuál es la etiología del suicida en su artículo Duelo y Melancolía, allí Freud señalaba que la melancolía estaba determinada por la pérdida de algo material o de una idea. Ante esto, algunas personas se identificaban con ese objeto perdido y querían perderse. Incluso, Freud plantea que no solamente la persona (el yo) se identificaba con el objeto perdido, sino que su inconsciente (el super yo) lo acusaba por esa pérdida.

¿Cómo saber si estás deprimido?

La doctora Katherine Franco, psiquiatra y miembro de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría, viene estudiando desde hace tiempo el tema de la depresión y considera que hay señales de alarma para saber si alguien está pasando por este proceso.

  • Una enorme tristeza, sentir un gran vacío, no sentir absolutamente nada o estar irritable.
  • Se deja de sentir placer por las cosas que antes disfrutaba.
  • La persona tiene lentitud en el pensamiento al expresarse, tiene dificultad para concentrarse para mantener la atención y muchas veces puede tener olvidos que se pueden confundir con trastornos de memoria.
  • También se puede desarrollar el insomnio o una somnolencia severa todo el día.
  • Aumento del apetito y disminución del apetito, como aumento de peso o disminución de peso.
  • Cansancio, fatiga, una pesadez para levantarse en la mañana de la cama y los movimientos se vuelven más lentos
  • Desarrollo de pensamientos de minusvalía, de inutilidad, de culpa.
  • Ideas de desesperanza, no ve el futuro dentro de su panorama a mediano plazo.
  • Disminución del deseo sexual.
  • Presencia de ideas de muerte.

4 mitos sobre el suicidio que ya es hora de superar

Cuando se habla del suicidio muchas veces se habla desde la ignorancia y desde esa posición las personsa en vez de ayudar, pueden incluso empeorar las cosas, por eso el doctor Danilo Martínez asegura que es importante resaltar cuales son los principales mitos acerca del suicidio que hay que enterrar pro completo.

Mito 1: De eso no se habla

Cuando estás frente a una persona deprimida o que expresa su deseo de suicidarse o que ya lo intento, muchas personas pueden evitar el tema porque piensan que si no se habla del tema, entonces la persona lo superara, o que si se habla mucho entonces se puede promover el suicidio. Esto es falso.

«Hay que hablarlo, hay que decirlo, hay que preguntar sobre el tema, hay que ponerlo en el tapete», asegura Martínez.

Mito 2: La persona suicida no avisa

Esto es falso. Aunque muchas personas que conocen a una persona que se suicida se puedan sorprender, por lo general el circulo cercano sí puede percibir que algo está pasando antes de que suceda el suicidio.

«Hay cambios en la conducta, lo que pasa muchas veces es que no hemos estado pendientes o no hemos podido sintonizar con los cambios que tiene la persona. Por eso hay que estar pendientes de cualquier cambio de conducta en una persona que pueda tener intención de suicidio», señala el especialista.

Mito 3: Todo es una manipulación

Un tercer mito es pensar que la persona que intenta suicidarse está manipulando. Si alguien está alertando de sus intenciones de quitarse la vida y los demás lo tratan como manipulación esto puede desencadenar un proceso más rápido hacia el suicidio.

«Lo mejor es apoyar a la persona así me parezca que la cosa es superficial. Hay que ayudarlo porque no sabemos si esto va a escalar y es importante apoyar a la persona si hay un trastorno mental».

Mita 4: La depresión es falta de voluntad

«No estás deprimido, estas distraído, distraído el mundo que te rodea», inicia un célebre poema de Facundo Cabral. Este pensamiento de Cabral se repite muchas veces en las personas que están alrededor de alguien que se considera clínicamente deprimido y que al escucharlo solo se siente peor.

La depresión no es una simple tristeza, la depresión es un cuadro clínico, es una enfermedad mental, es un padecimiento real que no se puede minimizar o del que el paciente puede salir solo pro tener la voluntad.

La doctora Katherine Francolo plantea de la siguiente manera: «A un parapléjico tú no le dices que se levante de la silla, que deje lo flojo, porque sabes que no se puede levantar. Con la depresión pasa lo mismo, no es que la persona no quiera salir del cuadro que tiene, es que no puede, y es necesario tratamiento para empezar a avanzar en el proceso».

¿Qué hacer entonces? Lo mismo que se hace con cualquier persona que tenga una enfermedad. Hay que apoyarlos, estar con ellos, llevarlos a que reciban tratamiento y apoyo.

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