De Interés

Las 400 razones que tuvieron Santa y sus duendes para cruzar un cementerio

Al menos 50 periodistas hicieron posible que más de 400 niños recibieran -algunos por primera vez- un regalo de Navidad. Un Juguete Una Buena Noticia lleva 6 ediciones multiplicando la magia de esta época a través de un trabajo en equipo arduo, que se evidencia en las sonrisas de los más vulnerables

Publicidad

Santa decidió montarse en una camioneta pickup y no en su trineo. Lo acompañaban algunos de sus duendes y varias bolsas de juguetes, como cada año desde 2017. Detrás de él, varios vehículos formaron una caravana cuya misión era hacer la tan esperada entrega de buenas noticias.

El jefe del Polo Norte no contaba con que el regreso del tráfico a la capital retrasaría su llegada, pero eso no repercutió en su disposición a saludar a todos quienes cruzaban miradas con él en el camino. La fila, conformada por una delegación de duendes preparados con la indumentaria y el maquillaje necesario, lo respaldaba con cornetazos.

Santa posando a la cámara. Foto: Daniel Hernández

Todos los vehículos entraron al Cementerio General del Sur y se detuvieron en un punto, donde era necesario para poder continuar a pie el camino. La subida, tal como fue advertido, se volvió cuesta arriba entre escombros, piedras, tierra, tumbas y hierba alta, pero la magia de los duendes de Santa provocó más risas que quejas y más ímpetu que cansancio.

Ellos empezaron a aparecer. Daban la bienvenida con honestidad y la acompañaban de una sonrisa esbozada como recompensa por el camino recorrido. A lo lejos se veía a los más pequeños guindarse de unas rejas y gritar: “¡Ahí viene Santa!”.

Voluntarios subiendo a lo más alto de El Cementerio. Foto: Daniel Hernández

De repente, eran más de 400 personas con ojos brillantes como faros rodeando a Santa. Ahí comenzó lo que tanto tiempo de planificación conllevó: Un Juguete Una Buena Noticia cumplía seis navidades tocando los corazones de comunidades desfavorecidas en Venezuela.

La Venezuela de la solidaridad

La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) reflejaba en 2017 que 87 % de los hogares venezolanos estaba en la línea de pobreza. Esa cifra se redujo y en 2022 se ubica en cerca de 50 %.

En medio -y a pesar- de las dificultades económicas que enfrenta Venezuela desde hace más de seis años, en el país se han formado distintas iniciativas que buscan aliviar las condiciones de precariedad en las que viven comunidades vulnerables. Existen grupos que destinan los esfuerzos a atender a sectores específicos, como personas de edad avanzada en centros de cuidado, jóvenes en situación de calle, niños o familias de bajos recursos, mujeres víctimas de violencia o ciudadanos con enfermedades crónicas o que requieran asistencia médica prolongada.

Dejando atrás las tumbas para llevar alegría. Foto: Daniel Hernández

Las estrategias, los procesos, los miembros y los fondos varían, pero el interés común es innegable: hacer llevadera la vida de los más necesitados a través de acciones que los beneficien en algún punto.

Es por esto que varios periodistas decidieron unirse en 2017 para entregar regalos en la temporada navideña a niños de sectores desatendidos. La iniciativa se llamó Un Juguete Una Buena Noticia y su fin es, como dice su nombre, “llevar juguetes que se convierten en buenas noticias no solo a los niños sino a sus familias, que encuentran en esto el alivio ante la dificultad de poder dar un regalo de Navidad a sus hijos”, señaló Dayimar Ayala, periodista y una de las coordinadoras de este grupo.

El equipo contento para pintar caritas. Foto: Daniel Hernández

Los olvidados

Génesis Carrero y Rayner Peña no solo comparten la coordinación de UJUBN, sino también la labor periodística en la misma agencia de noticias internacional. En enero de este año coincidieron en una pauta en las comunidades La Quinta, Octava Estrella y Barrio Nuevo, detrás del Cementerio General del Sur.

Este camposanto cuenta con más de 240 hectáreas y 146 años de servicio. Se encuentra ubicado en la parroquia Santa Rosalía de la ciudad de Caracas y guarda en él años de abandono y desidia, causantes de profanaciones de tumbas e inseguridad.

Mamás con sus bebés. Foto: Daniel Hernández

“Rayner y yo presentamos este lugar y quedó decidido desde el principio, el año pasado pensamos que en 2022 debíamos escoger alguna comunidad al oeste de Caracas, porque siempre eran hacia el este, y todo coincidió”, señaló Carrero.

Explicó que era la primera vez que se hacía una actividad de este tipo en un lugar no controlado, pues anteriormente se contaba con una institución o representantes que manejaban quiénes recibirían los donativos . En cambio, esta vez el proceso fue abierto y podrían sumarse al final más personas de las que se esperaban.

Niños compartiendo con Santa. Foto: Daniel Hernández

Para armar el censo contaron con el apoyo de algunas personas de las comunidades. “Les preguntamos cuántos niños habían, si eran niños o niñas, si había jóvenes que ya eran padres, porque a ellos no les llevaríamos juguetes, cuando hay embarazos adolescentes hay otras prioridades”, indicó Carrero.

Lo que más la marcó fue el hecho de que muchos niños de 4-5 años no supieran sus nombres ni los de sus padres. “Me hizo sentir muy triste e incluso inútil ante esa situación, pero entendí que a veces la realidad es más dura de lo que esperas y que nuestra meta era llevar alegría, eso lo cumplimos”.

A la espera de un juguete. Foto: Daniel Hernández

Misión (sobre) cumplida

De 100 juguetes recolectados en la primera jornada aumentaron a 451 este año, pero no es lo único que ha cambiado. “Hemos desarrollado músculo, hemos desarrollado credibilidad, acompañamiento no solo del gremio periodístico, sino de personas particulares, organizaciones, empresas privadas que saben que existimos y deciden acompañarnos”, explicó Ayala.

La felicidad. Foto: Daniel Hernández

En la convocatoria de este año se leía que la meta era entregar 350 juguetes a niños registrados en un censo previo realizado por los coordinadores y los dirigentes sociales que apoyan a las comunidades. Sin embargo, durante la jornada -realizada el sábado 17 de diciembre- se entregaron definitivamente 420 a niños registrados y no registrados que estaban en el lugar (28 % más de la meta). Los 31 restantes se dirigieron a niños que vivieron un contexto de violencia que no les permite acceder a un regalo por estas fechas.

La alegría de compartir. Foto: Daniel Hernández

El objetivo fue alcanzado no solamente por las donaciones regulares de los ciudadanos voluntarios, sino a través del apoyo de empresas en el país como Samsung, Unicasa, la Pastelería Danubio y el emprendimiento Dulcito y Salado.

El equipo es la base

La preparación de cada edición de UJUBN inicia en agosto, con la selección de la zona a la que se piensa llegar (a diferencia de este año, que se escogió durante los primeros meses), la meta que se debe cumplir de acuerdo al censo que se realiza con apoyo de una trabajadora social, la convocatoria de voluntarios, las solicitudes de donaciones y la difusión en redes y medios de comunicación.

Dayimar Ayala señala que la evolución desde la primera jornada se evidencia, en primer lugar, en la organización de todos estos procesos. Y esto pasa por la solidez del equipo coordinador conformado por Rayner Peña, Wanda López, Génesis Carrero y ella.

420 juguetes para generar sonrisas. Foto: Daniel Hernández

Mientras Génesis se encarga de responder los mensajes en redes, Wanda arma los post y las historias. Mientras Rayner compra los juguetes y hace contacto con las comunidades, Dayimar organiza al voluntariado y coordina lo que se necesita para llegar a la meta. Pero esto no es estricto, a veces los roles se cambian y no pasa nada, porque el propósito se mantiene. “Somos una organización muy horizontal, nos mantenemos en comunicación permanente”, dijo Ayala.

Carrero la identifica a ella como su hermana. Se conocieron cubriendo la Asamblea Nacional y desde entonces se convirtió en más que su tutora en esa fuente. “Su hijo me dice tía”, dijo Carrero, quien también comparte un vínculo familiar con Wanda y Rayner, pues es la madrina del hijo de ambos. “Somos una familia, tenemos una relación amor-odio en esta temporada pero al final todo fluye”, expresó.

Los coloridos duendes de Santa

El equipo de voluntarios de UJUBN se compone de alrededor de 50 comunicadores sociales, reporteros gráficos, trabajadores de la prensa y sus familias y amigos. La mayoría se suma a la preparación, logística y actividades previas a la entrega, como lo son las recolectas de juguetes en sitios públicos, las rifas y los traslados de donativos. Otros acuden a la visita a las comunidades para llevar los juguetes o alimentos.

Génesis Carrero los califica a todos como “el corazón de UJUBN… Desde Maru, que en enero empieza a recoger juguetes con su familia, los clasifica, los moviliza, hasta otros que ayudan a encontrar donativos en el extranjero, como Aymara y Osmary. Carolina y Marli, que están presentes en todo, maquillan, llevan sus carros, están siempre dispuestas”.

No hay nada como una sonrisa. Foto: Daniel Hernández

Este año los voluntarios fueron divididos en comisiones: pintacaritas, entrega de juguetes, entrega de refrigerios, logística, organización y animación. Todos cargaron las bolsas y cajas, atravesaron el cementerio, caminaron sobre tumbas, esquivaron obstáculos y sonrieron a las personas que los recibían.

Carolina Carvallo ha sido parte de seis de las siete ediciones de UJUBN y explicó que se ha acoplado a la dinámica de cada una de ellas. Recuerda, particularmente, la del comienzo de la pandemia. No pudieron acercarse a las comunidades sino que llevaron alimentos y juguetes a un centro de acopio.

Abrir un regalo, abrir la posibilidad de ser feliz. Foto: Daniel Hernández

“Quise unirme después de la primera jornada, en la de Un Cuaderno Una Buena Noticia, donde entregamos útiles escolares. Desde entonces, el día de entrega es el más bonito de mis navidades. Pienso que de esta manera podemos demostrar que sigue existiendo el valor de la solidaridad, que a pesar de vivir en un país polarizado nos podemos unir para hacer cosas buenas y bien. Me da la esperanza de tener un país mejor en un futuro”, indicó Carvallo.

En las comunidades del Cementerio del Sur, bajo un paraguas y sentada en un banco de madera se le veía a Carvallo con “brilli brilli” en la cara y en el corazón. “¡Mira esos rulos!”, “¿estás bravo?”, “te voy a hacer un copito de nieve y un arbolito”, “¡mírate esos ojos! Que no te den pena, que son bellos”. El ser maquilladora le sumó varios puntos, pero su carisma y contacto fraterno con los niños fue lo que hizo de la comisión de pintacaritas una experiencia única.

A contraluz. Foto: Daniel Hernández

A Carvallo la ha marcado el descubrimiento de las “crudas realidades que muchos ignoran, que el Estado ha abandonado responsabilidades que han golpeado duramente a comunidades necesitadas e inocentes”. A propósito de esto, considera que UJUBN ha cambiado la forma en la que ejerce el periodismo, que es una herramienta para “estar al servicio de los más necesitados, para hacer las cosas bien”.

Si ella tuviera que quedarse con algo de lo que le suele entregar UJUBN a los niños, elige la mirada “inexplicable” que ellos dan a cambio. “Ahí digo ‘lo valió todo’, ahí nace la esperanza”, contó Carvallo, quien confesó que pensar en esto le arruga el corazón hasta soltar lágrimas, pues le hace llegar a sentirse más humana.

Todos los voluntarios. Foto: Daniel Hernández
Publicidad
Publicidad