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Grupo Cisneros: origen, auge y eclipse en Venezuela de un imperio familiar

Gustavo Cisneros, fallecido este viernes en Nueva York, amasó como empresario del entretenimiento una inmensa fortuna, que hace 80 años comenzaron a generar en nuestro país su padre y su tío, Diego y Alberto Cisneros, dos prósperos emprendedores procedentes de Cuba. He aquí su historia.

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Gustavo Cisneros, la despedida del patriarca

Uno de los emblemas de la bonanza de la Venezuela democrática fue, sin lugar a dudas, Gustavo Cisneros Rendiles, el magnate de varias de las más conocidas marcas del sector del entretenimiento, fallecido este viernes en Nueva York a los 78 años.

Fue descendiente de una familia de prósperos emprendedores que, provenientes de Cuba, sembraron raíces en nuestro país. En sus inicios fundaron o representaron empresas tan consolidadas en diversas áreas como el canal Venevisión, el concurso Miss Venezuela, Pepsi Cola, Sears, automercados CADA, la disquera Sonorodven, Directv y el circuito Radiovisión, y Cervecería Regional, entre otras muchas.

Aunque el rostro más conocido del Grupo Cisneros en Venezuela sería Venevisión, Miss Venezuela y varias marcas de consumo masivo, lo cierto es que la familia diversificó desde hace años sus inversiones internacionales en las áreas financieras, de tecnología, telecomunicaciones, servicios, redes sociales, contenidos para medios, arte, en turismo y bienes raíces, entre otros intereses.

La sede principal del Grupo Cisneros está desde hace años en Miami, Estados Unidos, muy lejos de la Venezuela natal y de sus conflictos políticos, económicos y sociales.

Los padres fundadores

Gustavo Cisneros Rendiles, nacido en Caracas el 1 de junio de 1945, era hijo de Diego Cisneros Bermúdez y sobrino de Antonio Cisneros Bermúdez. Ambos hermanos vieron la luz en La Habana, Cuba, eran hijos del médico y odontólogo habanero Diego Jiménez de Cisneros y Govantes,de origen cubano, y de María Luisa Bermúdez Martínez, venezolana natural de Ciudad Bolívar.

Este médico y odontólogo decide casarseen Puerto España, Trinidad, con su novia venezolana, quien por intereses comerciales de su familia vivía en la vecina isla. Posteriormente, la pareja fija residencia en Cumaná, pero una situación intempestiva los obliga a viajar a La Habana, donde en 1914 la tuberculosis vence al cabeza de familiadejando viuda y dos hijos.

Tiempo después, en 1918,Antonio y Diego, de 11 y 7 años respectivamente, pisan por primera vez tierra venezolana junto a su madre. Permanecen algunos días en Macuto y luegoprosiguen el viaje a Trinidad, donde los parientes maternos los ayudan en su formación. Allí ambos hermanos cursaron estudios en el prestigioso Saint Mary’s College, en Puerto España, hasta graduarse de bachilleres.

El Saint Mary’s College, Puerto España. Foto: Wikimedia,CC BY-SA 4.0.

Enseptiembre de 1928,por razones económicas, la familia Cisneros regresa a Caracas a buscar nuevos horizontes. En el país la dictadura de Juan Vicente Gómez enfrentaba sus primeros brotes de protesta por parte de los estudiantes universitarios de la llamada Generación del 28. En la economía venezolana, aún esencialmente agraria, comenzaban a sentirse los efectos de la aparición del petróleo.

A su llegada a Caracas, el menor de los Cisneros se empleó en el Royal Bank of Canadá, mientras su hermano Antonio lo hizo en la Shell.

Luego de su primer empleo, Diego se marchó a una concesionaria de automóviles en busca de mejores ingresos, lo cual resultó decisivo para el futuro de su desarrollo empresarial. Con un crédito otorgado por el concesionario, en 1932 los hermanos Cisnerosadquieren un camión y logran un contratopara recoger escombros en la construcción y asfaltado de las calles y carreteras de Antímano. Es su primer contacto conla renta petrolera,en las ya evidentes postrimerías de la economía agraria.

Entre 1933 y 1934, y después de darle un golpe de timón a su empresa, Diego y Antonio operaban una ruta de transporte público. En 1938 Diego contrajo matrimonio con Albertina Rendiles Martínez, unión que perduró durante 41 años y procreó ocho hijos.

Las importaciones de electrodomésticosy de repuestos automotoresfue su siguiente negocio, siempre en procura de mejores oportunidades de inversión. Así surge Diego Cisneros y Compañía, empresa que posteriormente y con el tiempo terminaría siendo también una concesionaria de automóviles.

Alboreaba la década de los años 40 cuando la empresa se consolida con la representación de marcas de neveras y otros artefactos domésticos importados, además de repuestos para vehículos. De esta manera, se les abre un gran abanico de posibilidades a los dos creativos y decididos emprendedores.

De Pepsi Cola a Venevisión

Pero la más jugosa de sus apuestas empresariales estaba aún por llegar, al hacerse con la franquicia para Venezuela de la Pepsi Cola, la poderosa fábricanorteamericana embotelladora de gaseosas. Esta iniciativa marca la filosofía de la futura Organización Cisneros, al centrarse en la representación de marcas y franquicias como la columna vertebral de la fortuna familiar.

Vale destacar que en 1944 la producción nacional de Pepsi Cola se igualaba con la de Coca Cola, su principal competidor. Para 1948 ya se duplicabay en 1952 la triplicaba, lo cual la llevó a dominar el mercado, cubriendo así las dos terceras partes del consumo de bebidas gaseosas en el país. Además de esto, introdujeron bebidas gaseosas con sabores locales, y surgen así las marcas Hit y Frescolita.

Ya para aquel momento, las relaciones con el poder político eran una eficaz palanca de relevante interés y provecho para la Organización Cisneros. Esta orientación gerencial propició que Diego Cisnerosinnovara dentro de su actividad empresarial en un sector que jamás imaginó abarcar: el de la televisión.

Televisa, el primer canal comercial que tuvo Venezuela, fundado por el empresario y radiodifusor Gonzalo Veloz Mancera en 1953, inspirado en la BBC, comienza a enfrentar problemas económicos.

A finales de 1959, presionado por los comunistas del sindicato, y antes de entregar Televisa a la quiebra, Veloz Mancera se la encomendó a los trabajadores, pero tampoco pudieron. Algunas fuentes indican que esta jugada obedeció a presiones del sector sindical de Acción Democrática, el partido del entonces presidente Rómulo Betancourt.

El líder histórico adeco era amigo personal de Diego Cisneros desde la época en que Betancourt encabezó el golpe de estado contra Isaías Medina Angarita, asonada que posibilitó las primeras elecciones libres celebradas en el país, en 1947, en las cuales resultó victorioso el escritor Rómulo Gallegos, candidato de AD.

Diego Cisneros, visionario y próspero.

Gallegos no duró mucho en Miraflores. Menos de un años después resultó derrocado por Marcos Pérez Jiménez, quien instauró una dictadura de casi 10 años, hasta que lo derrocaron en 1958 en un golpe cívico-militar. En elecciones democráticas asciende entonces como primer mandatario nacional Betancourt, quien desde el exilio había mantenido cordiales y secretos contactos con Diego Cisneros. Estas relaciones se intensificaron al despuntar de nuevo la democracia en Venezuela.

Apoyado en esta estrecha amistad, Betancourt convence a Diego Cisneros de que compre el quebrado canal de Veloz Mancera. Así lo hizo y de esta manera surge Venevisión el 1 de marzo de 1961.

Mediáticamente la inauguración de Venevisión fue todo un suceso. A la fiesta-espectáculo de inauguración, celebrada en el amplio estacionamiento del canal y transmitida en directo para todo el país, vino como invitada especial la estrella del Hollywood dorado Joan Crawford, en su carácter de viuda y heredera del presidente de la Pepsi Cola, Alfred Steele. En el show de apertura actuaron, entre otras celebridades, dos de las luminarias internacionales más populares del momento: Lucho Gatica y Olga Guillot.

Gustavo Cisneros, el sucesor del patriarca

En 1970, a sus veinticinco años de edad, Gustavo Cisneros, el cuarto de los ocho hijos de Diego Cisneros, poseedor de un agudo olfato para los negocios, se hizo cargo de las empresas de la familia, cuando su padre quedó incapacitado por una apoplejía. Estaba recién egresado del Babson College de Massachusetts, Estados Unidos, donde estudió Administración y se graduó con lamención cum laude, según recuerda una nota de prensa suministrada por su compañía a los medios tras el fallecimiento.

Gustavo Cisneros, en pose de empresario exitoso
Gustavo Cisneros, imagen del empresario exitoso en una Venezuela que ya no existe.

Richard Gott, corresponsal del periódico británico The Guardian para América Latina, en un reportaje titulado “Gustavo Cisneros: corrupción y golpismo”, publicado el 20 de julio de 2006, recuenta que ese mismo año de 1970 el magnate se había casado, en la neoyorquina catedral de San Patricio, con Patty Phelps, “cuyo padre, al igual que Diego Cisneros, se había establecido en Caracas como representante de diversas firmas estadounidenses, en su caso de los automóviles Ford, las máquinas de coser Singer y las máquinas de escribir Underwood. Los Phelps eran también los propietarios y fundadores de Radio Caracas, cuya rama televisiva, Rctv, era la principal competidora de Venevisión”.

Gott se remonta luego a 1976 para describir un hecho que por sí mismo habla del incesante aliento expansionista de Gustavo Cisneros:

“El imperio de supermercados que la familia Rockefeller tenía en América Latina quedó desmantelado por las reglas establecidas en el Pacto Andino. La familia Cisneros, ayudada por Tinoco (Pedro Tinoco, entonces presidente del Banco Latino), se hizo con la rama venezolana, adquiriendo cuarenta y ocho supermercados y una docena de puestos de refrescos de un solo golpe. Los Cisneros pudieron así integrar los variados intereses de la familia, utilizando cada uno de ellos para promocionar los demás. Los productos a la venta en sus supermercados eran publicitados en Venevisión, que ahora era el principal canal de televisión del país. (…) Antes de que pasara mucho tiempo los puestos de refrescos adquiridos a Rockefeller se habían convertido en Burger King; también adquirió las licencias de Taco Bell y Pizza Hut y la cadena venezolana de los almacenes Sears, Roebuck & Co., más tarde rebautizados como Maxys».

Con Patricia, Gustavo Cisneros cultivó otra apasionante rama de los negocios: el coleccionismo de arte. Su éxito es tal que publicaciones especializadas los ubican en la selecta lista de los 200 coleccionistas más importantes del mundo.

La Colección Patricia Phelps de Cisneros comprende cinco categorías: Arte Moderno, Arte Contemporáneo, Arte Colonial, la Colección Orinoco (una colección etnográfica que recoge la producción cultural de 12 grupos indígenas de la cuenca delRío Orinoco) y artistas viajeros en América Latina.

Cisneros y la Colección Patricia Phelps de Cisneros mantienen estrechas relaciones de largo plazo con prestigiosas instituciones como el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Tate Modern y el Reina Sofía, de España.

Gustavo Cisneros y Patricia Phelps de Cisneros.

Apetecible Miss Venezuela

En medio de todo aquél impulso gerencial, el recién fallecido empresario no dejaba de pensar en nuevas inversiones que consolidaran su liderazgo en los negocios del mundo del espectáculo. Como producto de esta obsesión, se hizo con la franquicia del Miss Venezuela.

Desde su fundación en 1952, el Miss Venezuela transcurría con sus altos y sus bajos, hasta que en 1962 los derechos del evento los compró Ignacio Font Coll, bajo cuya iniciativa el concurso comenzó a emitirse vía TV. Font Coll presidía la agencia publicitaria Oppa. Allí trabajaba como dibujante -experto en esbozar figuras femeninas- un joven de origen cubano, llamado Osmel Sousa, quien aparte de estar encargado de la parte gráfica del certamen, comenzó a asesorar a sus candidatas favoritas, que para más señas siempre se hacían con la corona.

En 1979 vino el gran triunfo internacional para la Organización, cuando Maritza Sayalero, otra pupila de Osmel, se convierte en la primera venezolana en alcanzar el título de Miss Universo.

En 1980, y gracias al triunfo de Sayalero, se decidió hacer de la ceremonia de elección de Miss Venezuela, un espectáculo como nunca antes se había realizado. Es así como Venevisión, que transmitía el concurso desde 1972, nombra a Joaquín Riviera como productor. De esta manera, el show, con ingredientes que mezclaban el estilo de los musicales de Broadway y Las Vegas, incrementó notablemente su ya creciente popularidad, hasta convertirse en uno de los programas nacionales de mayor sintonía cada año.

A la muerte de Ignacio Font Coll en 1981, Cisneros vio en la franquicia del Miss Venezuela una interesante veta para convertirla en una empresa exitosa, que encarnara fielmente el espíritu de su organización. Hace la negociación para adquirirla y tiene el tino de poner como presidente a Osmel Sousa, estimulando de esta manera sus cualidades de hacedor de reinas de belleza.

Osmel Sousa, figura clave en Miss Venezuela, una de las empresas más exitosas de Cisneros.

Bajo una certera orientación empresarial, la Organización Miss Venezuela alcanzó no poco prestigio fuera del país, cuando las venezolanas comenzaron a traerse las coronas de cuanto concurso internacional contaba con su participación. El debut de Cisneros en estas lides no pudo ser mejor. Ese mismo año de 1981, los dos certámenes internacionales más importantes, Miss Universo y Miss Mundo, tuvieron como ganadora a una venezolana, hazañas logradas respectivamente por Irene Sáez y Pilín León, algo que hasta entonces ninguna otra nación había conseguido así, por partida doble.

Gracias a ello, Venezuela se sitúa en el top de los rankings de los certámenes de belleza. A partir de entonces la belleza física de la mujer venezolana comenzó a ser mencionada como uno de los elementos distintivos de nuestro país.

Joaquín Riviera, el gran productor del Miss Venezuela, con las triunfadoras Pilín León e Irene Sáez.

Chao Osmel

La larga luna de miel terminó en febrero de 2018, cuando Osmel Sousa, artífice de todas las coronas internacionales de belleza del país, renuncia sorpresiva eintempestivamente a su cargo del presidente de la Organización Miss Venezuela, cargo que desempeñó con el mejor de los desempeños durante casi 40 años.

La noticiacausó no poco revuelo, tomando en cuenta que en su haber de hacedor de reinas figuraban siete Miss Universo, seis Miss Mundo y siete Miss Internacional. Varios años después, y en entrevista exclusiva para El Estímulo, Osmel reveló que el responsable de su salida fue Jonathan Blum, actual presidente de Cisneros Media, quien a su juicio deseaba controlar directamente el certamen a través de las tres ex misses que lo sustituyeron en el cargo: Nina Sicilia, María Gabriela Isler y Jacqueline Aguilera (esta última renunció el año pasado).

Vale destacar que cuando se produjo la salida de Osmel ya Gustavo Cisneros había delegado en su hija, Adriana Cisneros, el manejo de la Organización Cisneros. Ella designó a Blum como uno de sus ejecutivos de confianza. No obstante, Gustavo Cisneros continuó al frente de la junta directiva de varias de sus otras empresas, incluyendo Cisneros Media, enfocada en el entretenimiento.

Con Adriana y Patricia, dos mujeres en su vida.

Los ochenta fueron también los años del surgimiento de la compañía discográfica Rodven, de la promotora de eventos artísticos Big ShowProductions yde Venevisión Internacional, dedicada a la creación y distribución de contenidos en español y portugués para Estados Unidos y Latinoamérica.

Años más tarde, Cisneros también adquirió canales de otros países latinoamericanos, comoTelevisión Latinade Perú,Chilevisión y el canal internacional por cable Cl@se, de televisión por cable. Obtuvo igualmente una importante participación en Univisión, una de las dos grandes cadenas de TV hispana de Estados Unidos e incursionó en la televisión por satélite con Galaxy América Latina, que tras su venta en 2004 se convirtió en DirecTV Latin America.

Junto a Omar Camero, Guillermo González y Alberto Federico Ravell, Cisneros crea en 1988 Televen. Sin embargo, con la reforma de la Ley de Telecomunicaciones, que impedía a una persona poseer más de una televisora, en 2001 vendió su parte de las acciones a Camero. Ya comenzaba a arreciar la arremetida del régimen chavista contra los medios, especialmente la radio y la TV.

Pacto con Chávez gracias a Carter

Cabe recordar que durante el intento de golpe de estado del 4 de febrero de 1992 contra el Presidente Carlos Andrés Pérez, éste logró salir del Palacio de Miraflores y se refugió en Venevisión, el único canal que no había sido tomado por los golpistas. Desde allí se dirigió al país para denunciar la asonada, que terminó en el fracaso ya de todos conocido.

A raíz del ascenso al poder de Hugo Chávez en las elecciones de 1998, el Canal de La Colina formalmente lo adversó. Tanto que durante los hechos del 11 de abril de 2002,Venevisióndividió la pantalla durante la cadena presidencial de Chávez para transmitir en paralelo las protestas opositoras, sumándose así a los otros canales privados. Destacó por transmitir, en vivo y en directo, el tiroteo por parte de pistoleros oficialistas desde puente Llaguno. Y en el paro petrolero de ese año, adoptó también una postura abiertamente antigubernamental.

Como represalia, Chávez acusó a Venevisión de formar parte de una conspiración, junto a los grandes medios de comunicación, para desestabilizar a su gobierno.

En ese período el canal recibió dos sanciones en 2004 y 2005, por transmitir cuñas publicitarias de partidos y organizaciones opositoras. En conjunto, ambas multas superaron los 14 millones de dólares. A partir de allí en La Colina hubo un elocuente silencio. Ni a favor ni en contra.

Hasta que el diario Miami Herald publicó en 2004 que Chávez y Cisneros, a instancias del Centro Carter, sostuvieron una reunión en Fuerte Tiuna, con la mediación del ex Presidente norteamericano Jimmy Carter, donde habrían llegado a un pacto de no agresión con el fin de rebajar las tensiones entre la televisora y el régimen.

Esto trajo como consecuencia un dramático cambio de la línea editorial de Venevisión desde 2005, que produjo encendidas críticas por parte de la dirigencia opositora y una significativa baja del nivel de audiencia del canal.

Este “mirar para arriba” por parte de La Colina fue particularmente evidente a raíz de la salida del aire deRctven 2007 por parte de Chávez, con el argumento de “no renovarle la concesión”.

Cisneros, lejos de manifestarse en solidaridad con el canal censurado, transmitió un mensaje donde rechazó los ataques recibidos desde el oficialismo y la oposición, y abogó por una cobertura informativa “más equilibrada”. Para más señas, ese año también se vencía la concesión deVenevisión, que sí fue renovada, aunque por cinco años en lugar de los 25 que era lo usual, una tendencia que se ha mantenido hasta la actualidad.

Venevisión entró entonces en un limbo que para muchos resultó francamente irritante. Los noticieros evadían cualquier información que pudiera afectar la epidermis del chavismo. Y lo mismo ocurría con los programas de opinión, que literalmente dejaron de transmitirse.

Poco a poco, la crisis económica primero y luego la pandemia, convirtieron la sede del canal en un cascaron vacío. La mayor parte de su equipo artístico y técnico fue despedido, constante y progresivamente, hasta que sencillamente dejó de interesar a la apreciable audiencia de antes, que se volcó a la televisión por cable y a las plataformas de streaming, que acapararon la sintonía que otrora disfrutaban nuestros canales de señal abierta.

Como un signo de que el canal se propone despertar de la modorra se interpreta el nombramiento de Andrés Badra como vicepresidente y director general de Venevisión Media en octubre de 2022. Este experimentado y muy capaz hombre de TV llegó a La Colina para poner en marcha su “Proyecto de transformación y evolución” de esa empresa -así lo ha llamado-, con el propósito de convertirla enun conglomerado de ofertas de contenido en diversidad de plataformas. Se propone hacer que Venevisión deje de ser un canal de televisión para emerger como un grupo multimedia.

Andrés Badra, gestor de Venevisión, uno de los últimos y reducidos bastiones de la reduicida fortuna Cisneros en Venezuela.

A un año de haber iniciado esa tarea, compleja y difícil, dice que se han cumplido algunas metas en el proceso de reactivación. La más reciente es Venevisión Play, aplicación (APP) que permite a los usuarios acceder a la transmisión en simultáneo de los contenidos de Venevisión lineal (señal abierta) desde un teléfono móvil o una computadora, así como también con una programación exclusiva para ese formato y una biblioteca o archivo de programas de más de 10 mil horas, especialmente de humor, telenovelas y variedades.

¿Volverá Venevisión a recuperar el esplendor perdido? Todo dependerá de los vaivenes políticos del país, como ha venido ocurriendo desde que el régimense instauró para controlarlo todo. O casi todo.

Ojalá la luz al final del túnel vaya creciendo a la medida de los necesarios cambios que Venezuela requiere para vivir definitivamente en libertad y democracia, sin los condicionantes de un régimen que aparentemente sigue empeñado en permanecer en el pasado.

Tras haber reducido al mínimo sus inversiones y negocios en la conflictiva Venezuela, donde su empresa más notable que queda es la menguada Venevisión, la rama de los Cisneros encabezada por Gustavo Cisneros se mantiene internacionalmente como un conglomerado donde los medios y el entretenimiento son solo parte de la diversificación.

El propio patriarca Gustavo estaba radicado desde hace años en República Dominicana y se había hecho también ciudadano de ese país.

Fuentes consultadas:

Caracas cuéntame wordpress.

Richard Gott: “Gustavo Cisneros: corrupción y golpismo”.

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