De Interés

Atención motorizados: lo del hilo curado no es una leyenda urbana

Todo pasa en segundos: vas en la vía y de repente un hilo, cuya textura es parecida al nylon, se enreda en tu cuello. Dos casos de mujeres motorizadas se hicieron virales en redes sociales. Aquí dan sus testimonios y recomendaciones para evitar ser una víctima más

Publicidad

Las cicatrices no pasan desapercibidas y las preguntas incómodas tampoco. Les tocó enfrentar esto. Las miradas se dirigen a los cuellos de Louris Vizcardo y Mishellet Granados, dos jóvenes motorizadas que terminaron heridas luego de que un hilo de nylon se enredara en sus cuellos mientras manejaban en Caracas.

¿Qué pasó? Cada una por separado, pasó por una situación similar: conduciendo sus motos fueron sorprendidas por un hilo, casi imperceptible, que se les enredó en el cuello y les generó varias laceraciones por la tensión creada por la velocidad. Las dos publicaron videos en TikTok explicando lo ocurrido y los comentarios les dieron respuestas: fueron víctimas del «hilo curado».

Heridas de Mishellet. Foto cortesía.

El hilo curado es un tipo de hilo hecho de fibra natural o sintética y suele estar cubierto con un elemento abrasivo como cristal o vidrio pulverizado. Esta composición hace que el hilo se vuelva afilado.

En Chile, por ejemplo, lo usan para hacer volantines (papagayos) y cortar los de otros, algo parecido a lo que ocurre en Venezuela cuando a las colas de los papagayos les ponen hojillas. Todas estas características lo hacen muy peligroso.

Mishellet Granados: un hilo cerca de Fuerte Tiuna

Mishellet, que tiene 29 años y al menos tres manejando moto, fue víctima del hilo curado hace tres semanas. Lo primero que hizo tras sentirse mejor fue subir la denuncia a redes sociales: «Eso sucedió en cuestión de segundos (…) a eso de las 3 de la tarde voy saliendo del Fuerte Tiuna, paso la alcabala 3, para dirigirme al retorno que da hacia Coche (…) iba lento porque es una curva y de repente siento algo que se me enreda en el casco y mi instinto fue mover la cabeza, pensé que era un animal».

@magg23_ Respuesta a @kheiry1983 esto fue lo que me sucedió ayer! #motorizada #accidente #caracas ♬ sonido original – Mishellet G.

El material primero se atascó en la visera del casco. No estaba segura de qué se trataba hasta que sintió que algo la presionaba y le ardía el cuello. En ese momento, bajó las manos, palpó y se dio cuenta de que era un hilo tipo nylon. La fricción era tal que hizo que se cortara los dedos.

Mishellet no vio nunca el color del hilo. El dolor y los nervios hicieron que perdiera el control de la moto y cayó al piso. Desorientada, levantó la mirada y lo único que vio fue una persona de baja estatura en una isla de la autopista.

Cicatrices de Mishellet unos días después. Foto cortesía

Luego un conductor se paró a auxiliarla y regresó su casa. Durante todo ese tiempo -recuerda- escuchó el sonido de un carrete.

Así progresan las cicatrices de Mishellet. Foto cortesía.

Contarlo en redes sociales le dio contexto, sobre todo de personas que ya conocían historias parecidas sobre el hilo curado en las vías.

La estrategia consiste en amarrar este hilo curado -o un nylon como el que se usa para pescar- en árboles o postes y tensarlo para hacer que conductores de motos, resbalen y así quitarles el vehículo. En países como Chile este modus operandi es un problema importante de seguridad y movilidad porque numerosas personas han muerto y o terminan heridos de gravedad.

Louris Vizcardo: un hilo cerca de la avenida Victoria

Louris Vizcardo es una joven comerciante de 24 años y tuvo un accidente con hilo curado el pasado viernes 15 de marzo alrededor de las 5:30 de la tarde.

Iba desde el centro de Caracas hasta El Cementerio para dejar a su prima de 4 años y visitar a su mamá. Se metió por la avenida Fuerzas Armadas y casi al final, justo antes del desvío para seguir a la avenida Victoria (Presidente Medina), sintió que algo se atascó en su casco integral.

Cicatrices de Louris. Foto: Daniel Hernández.

Al moverse, Louris se percató de que un hilo tipo nylon la estaba ahorcando. Lo tocó y, como le pasó a Mishellet, se cortó el dedo índice y medio. Las heridas fueron un poco profundas, pero su preocupación era el cuello y la niña, que seguía cantando y bailando porque nunca se dio cuenta de lo que ocurría.

«Yo pensaba que era un papagayo, pero no lo vi. Tampoco vi el color del hilo. Me alcé un poco el casco, no veía bien y no sé cómo no me caí porque seguía en movimiento. Me dio chance de orillarme y un motorizado se paró a preguntarme si estaba bien. Pensé que me iba a morir, que me iba a arrancar la cabeza», cuenta Louris.

@louvizcardo1 Es preocupante esto, tengan mucho cuidado los motorizados.. #venezuela #caracas #accidenteenmoto💔🤕🏍 #delincuenciavenezuela ♬ sonido original – Lou Vizcardo

Se tocó el cuello y no había sangre, pero la sensación de ardor estaba presente. Días después, en medio de un tratamiento especial, igual se nota el daño: son varias líneas de quemaduras. Ninguna muy profunda, pero sí visibles. Louris las oculta con su cabello para evitar dar explicaciones. No niega haberlo hecho los primeros días, pero incluso así varias personas pusieron en duda su testimonio.

Louris actualmente está en tratamiento para evitar que las cicatrices sean muy visibles a futuro. Foto: Daniel Hernández.

«Yo no sabía que estaba pasando esto. Vi el video de la chama de Fuerte Tiuna después porque me lo mandaron», dice Louris, quien también subió un video a TikTok exponiendo su caso.

La persona que le envió el video fue una amiga con la que planeaba salir ese día: «Ella me dijo que no era un papagayo y cuando vi el video le encontré lógica… Si hubiese sido un papagayo, me quedaba guindando en el cuello, pero nunca me lo pude sacar. Eso se acabó solo. Eso me estaba halando y luego se acabó. No sé cómo lo hacen. A mí no me voló la cabeza porque iba lento, pero alguien que vaya rápido puede morir».

Tanto Louris como Mishellet recibieron comentarios y fotos de las heridas de personas que indicaron haber sufrido accidentes similares en el túnel de La Planicie y en calles de El Cementerio, lugares que colindan justamente con los sitios donde ocurrieron los suyos.

Hilo curado: un historial fatal

Si bien ninguna de las jóvenes tiene un pedazo del hilo para comprobar que efectivamente se trata de hilo curado, todo apunta a que puede serlo debido al tipo de herida. Además, ambas describen la textura como un hilo tipo nylon para pescar.

Uno de los países de América que ha tomado medidas oficiales contra el uso de hilo curado es Chile. Por ejemplo, desde septiembre de 2013 la Ley 20.700 prohíbe su venta y manipulación en todo el territorio, especialmente en temporada de fechas patrias porque la población solía usarlo para elaborar volantines (papagayos).

La prensa de Chile tiene amplia documentación sobre accidentes por hilo curado. Si bien la mayoría reporta heridas leves o quemaduras, existen varios casos de personas que sufrieron cortadas profundas y murieron por pérdida de sangre o tuvieron que ser atendidos de emergencia.

Los humanos no son las únicas víctimas: los Centros de Rehabilitación de Fauna Silvestre de tres universidades de Chile iniciaron en septiembre de 2023 una campaña para alertar y visibilizar los daños que el hilo curado genera en animales, sobre todo aves.

Los datos señalan que 56% de la fauna víctima del hilo curado muere o son sometidos a procesos de eutanasia para evitar su sufrimiento por los daños causados.

¿Es un modus operandi para robar?

Mishellet Granados vio a una persona cuando ocurrió su accidente, justamente en la isla paralela al sitio de su caída.

Ese mismo día, horas después, se acercó al lugar donde estaba para ver si hallaba una pista: «Yo vi alrededor y estaba la isla, donde hay un árbol en el que suelen estar indigentes. Vi una persona bajita, como un niño o niña, morena, pero no pude detallarla. Cuando volví a pasar por ahí con mi mamá, que ya había hecho la denuncia, nos paramos para ver si había algún rastro y me conseguí con esa persona que creí haber visto».

«Me acerqué y era una mujer muy baja, morenita, era una persona de la calle y le pregunté que si ella estaba cuando me caí. Se puso nerviosa y me dijo que no, que ella solo estaba en las mañanas y regresaba a las 5 de la tarde. Siempre negó haber visto algo», dice.

Louris viendo las fotos de Mishellet. Foto: Daniel Hernández.

Mishellet también recibió comentarios de que podía tratarse de un papagayo, pero nunca lo vio. Además le parece curioso que todo ocurrió en una hora que no era pico, al menos en la zona: «Generalmente, la gente sale a las 5:30 de la tarde del trabajo y eso es lo que llama la atención, además hemos sido dos mujeres afectadas».

«Independientemente de lo que haya sido, si fue un nylon o un papagayo, creo que las autoridades deberían estar más pendientes porque si un pabilo de papagayo tiene la capacidad de hacer eso, uno se expone a un peligro importante cuando está manejando».

¿Qué opciones hay para protegerse?

Tanto Louris como Mishellet recibieron la misma recomendación: comprar una antena especial para cortar hilo curado.

Esta antena es parecida a la que usaban los televisores y se instala en el manubrio de la motocicleta, usualmente del lado derecho. La misma se puede subir y bajar con el objetivo de que el hilo se deslice y se corte con la punta, donde hay una cuchilla pequeña.

El problema es que en Venezuela es difícil de conseguir la antena para cortar hilo curado. Sin embargo, en YouTube hay tutoriales que explican cómo hacer una de forma artesanal con una antena para TV.

En Chile, donde estos accidentes son frecuentes, conseguir la antena es sencillo y los motorizados recomiendan llevar siempre una chaqueta, guantes y si es posible, alguna bufanda.

Louris indicó que una persona la contactó y le ofreció esta antena por 20 dólares: «No vuelvo a la calle con la moto hasta tenerla».

Mishellet no consideró la opción porque tenía que volver a trabajar: «Ahora cuando paso por lugares estrechos, donde veo postes muy cerca, me freno. Por ahí yo paso ahorita y voy como pasito, observando, porque es una zona muy transitada para mí. Al principio tenía miedo de ir por ahí porque yo sentía que me estaban vigilando, que era una zona roja».

Publicidad
Publicidad