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Lo mejor y lo peor de la primera vuelta del formato loco del beisbol

El nuevo formato de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional regaló una alegría inédita a mediados de noviembre para los fanáticos, jugadores, técnicos y dueños de equipo. Sin embargo no nos termina de convencer, porque hay varios aspectos que requieren una profunda revisión, pues generan críticas y dudas que inquietan a los protagonistas y al espectáculo.

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Béisbol
Foto: AVS

No vamos a negar que vivimos con emoción el dramático desenlace que tuvo la primera vuelta de la ronda eliminatoria el pasado fin de semana, haciendo zapping para no perdernos el resultado de cada uno de los juegos que definirían las posiciones definitivas. Usualmente esperábamos hasta finales de diciembre para experimentar tal interés en cada pitcheo de cada cotejo. La repartición de puntos establecida en las condiciones del campeonato nos mantuvo en vilo hasta el último out de la jornada dominical, lo que sin duda será uno de los argumentos que tendrán a favor los defensores de este sistema distinto y raro de clasificación que brinda seis cupos a la postemporada.

Los Tiburones de La Guaira sacaron la mejor parte al asegurar desde ya su presencia en la fiesta de enero. No deja de ser curioso que un equipo que tiene 30 años sin alzar el trofeo de campeón y que en las últimas campañas nos había acostumbrado a un flojo arranque en octubre, sea el primer beneficiado de este sistema. Sin embargo no nos sorprende dicho rendimiento, pues desde la jornada inicial adelantábamos el potencial del elenco salado.

Ahora se presenta un gran reto para el manager Buddy Bailey. ¿Mantendrán los jugadores el mismo empeño e intensidad a la hora de saltar al terreno de juego o perseguir una conexión que ponga en riesgo el físico? Que quede claro que en esta tribuna no dudamos del profesionalismo de los peloteros, pero el hecho de que La Guaira pueda perder cada uno de sus próximos 31 juegos de la eliminatoria sin poner en riesgo su clasificación, permite que más de uno frunza el ceño a la hora de evaluar las condiciones de este nuevo formato.

Cada derrota de los escualos en la recta final será analizada por los críticos de oficio, sobre todo en los casos en que se afecte las posibilidades de un tercero en contienda. Eso sí, se debe tomar en cuenta que los Tiburones tienen que buscar las victorias que le garanticen la ventaja de local para la postemporada y de tener la voz cantante durante el draft de refuerzos y sustituciones. También comprarían un seguro de vida para disputar un juego extra, de ser sorprendidos y caer derrotados en la primera serie directa de enero. Tal vez no tengan nada que perder, pero aún le quedan beneficios por obtener. Ojo con eso…

Los Tigres y los Navegantes también atraparon un botín interesante, colocando un pie en los playoffs. Solo una catástrofe los dejaría fuera de la contienda. La pelea pareciera ser entonces entre cinco novenas por los últimos tres boletos.

La primera ronda tuvo varios sucesos difíciles de digerir. Los Bravos de Margarita disputaron sus últimos cinco juegos en casa sin mayor motivación para conquistar triunfos, cayendo derrotados en cuatro de ellos. Su destino estaba sentenciado al principio de la semana pasada, pues quedarían en el frío sótano de la tabla de posiciones así ganaran en cinco, cuatro, tres, dos o una ocasión.

El manager de los Caribes, Omar López, dijo una verdad contundente. La tropa de Anzoátegui obtuvo seis laureles más que los isleños, pero al final solo obtuvieron medio tanto más que Margarita al quedar en el séptimo peldaño. Esto pareciera ser injusto y no tener lógica. Han podido perder cinco veces más obteniendo el mismo puntaje. Ahora todo comienza desde cero y esos cinco laureles no tuvieron ninguna relevancia para ellos.

Lo mismo pueden alegar los parciales caraquistas, que vieron al elenco de sus amores concluir la etapa con un récord idéntico al de Magallanes, pero anotándose un punto y medio menos que su eterno rival. Viéndolo así, luce severo el castigo por haber perdido el último careo de la serie particular.

Para rematar están los escenarios de desempates, en el que las series directas toman gran relevancia. Esta vez, gracias a Dios, no tuvo que recurrirse a los cocientes de carreras o a un sorteo para favorecer a un club por encima de otro que esté en igualdad de condiciones. Esto no parecen cosas de la pelota y genera ruido a gran parte de los amantes del juego de beisbol.

El calendario también obligó a condiciones indeseables, como el hecho de que las Águilas jugaran una doble cartelera en Margarita a pocas horas de un viaje desde Maiquetía. En uno de esos cotejos- realizado a cientos de kilómetros de su parque- hicieron las veces de homeclub, para recuperar un partido pospuesto por lluvia a principios de octubre en Maracaibo. No había otra solución. Ambos conjuntos debían tener 32 juegos disputados el 15 de noviembre.

Los eternos rivales, por su parte, disputaron tres desafíos en cinco días, con descanso en los intermedios. Es decir, batallaron el lunes, el miércoles y el viernes de la semana pasada, con jornadas libres el martes y el jueves. Es que la serie particular debía tener al menos cuatro resultados antes de bajar el telón de la primera mitad. El manager Alfredo Pedrique se quejó por la situación, alegando lo difícil que es que un equipo entre en racha con semejante contexto.

Pero no todo es lamento. El desafío realizado a través de las repeticiones instantáneas ha funcionado rápida y satisfactoriamente para impartir mayor justicia en los fallos arbitrales, evitando discusiones y polémicas con los umpires. Además las transmisiones cada vez abarcan más encuentros, hasta el punto en que en la mayor parte de las jornadas están los cuatro juegos disponibles en algunas compañías de cable.

El cerrador Hassan Pena brilló en el plano deportivo. Sus 13 rescates para el Magallanes ponen en peligro el récord de 21 salvados para una campaña, en poder de Santos Hernández desde 1997. Lo del dominicano Alexis Candelario con La Guaira también es digno de destacar. Su minúscula efectividad de 0.76 en 35.2 innings lo coloca como claro competidor para el premio Pitcher del Año. Pero aún falta la mitad del camino, por lo que es temprano para iniciar el debate.

Se espera que el vigente campeón, los Caribes, tengan un repunte en la segunda mitad. La llegada de Orlando y Oswaldo Arcia, Alexi Amarista y Ehire Adrianza, así como la recuperación de Niuman Romero invitan a pensar en una mejor producción ofensiva. Pero que tengan cuidado, pues los demás equipos se van a reforzar…

La Guaira espera a Carlos Sánchez, Odubel Herrera, Héctor Sánchez y Luis Sardiñas. Caracas tendrá a Jhoulys Chacín, Carlos Pérez, Ramón Cabrera y Alex González, sin contar las posibles adiciones de Franklin Gutiérrez y Asdrúbal Cabrera.

Magallanes sumará a Alberto Callaspo, Rougned Odor, Deolis Guerra, Jean Machí, Ezequiel Carrera y Andrés Eloy Blanco, mientras que Zulia planea contar pronto con Silvino Bracho y Alex Torres.

En Aragua aguardan con los brazos abiertos para recibir a Renato Núñez, Eduardo Escobar, Ronald Torreyes y José Peraza; al tiempo que los Cardenales se fortalecerán con Paulo Orlando, Luis Valbuena, Maicer Izturis y Luis Avilán.

Quedan muchas cosas buenas por disfrutar. Ojalá los defectos del nuevo formato queden en un segundo plano y que la recta final de la campaña brinde emociones a granel.

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