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Mamá de Yoel Finol: "No olvido cuando tomó su primera buseta solo"

Mari Soranis Finol Rivas trata de contener la emoción para aclarar las ideas que le permitieran expresar lo que sentía al ver a su hijo asegurar la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Tras apaciguar los latidos de su corazón, utiliza la frase más hermosa del mundo: "A Yoel simplemente lo amo".

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Fotografías: Jorge Buitrago

Son demasiados recuerdos. Llegan las imágenes de Edwin Valero, enseñándole los principios básicos del boxeo en Mérida. El apoyo del abuelo, que falleció el 26 de enero de este año y del tío, Evelio Simón. No obstante, sobre todas ellas, en la memoria de Mari Soranis Finol Rivas queda una fotografía fija:  la primera vez que Yoel Segundo Finol tomó un autobús, a los 12 años, para dirigirse al gimnasio. «A los siete años le gustaban todos los deportes y se decidió por el boxeo y yo le dije que le iba a apoyar siempre. A los 12 años  ya pudo irse solo en la buseta. De San Isidro a Buenos Aires.»

La señora Finol Rivas tiene 52 años de edad y en emociones más de 100. «Mi papito (papá), fue quien crió a Yoel. De él fue que heredó su otro nombre, Segundo. Murió en enero, pero sé que desde arriba, en el cielo, está apoyando a Yoel, para que tire esos buenos guantazos». Habla sin pausa. No cambia el ritmo de voz cuando se le pregunta sobre cómo se siente con el hecho de que Edwin Valero, el asesino de su hija, Jennifer Carolina Viera, tenga responsabilidad en el éxito de su hijo. «Yo lo perdoné. Tenía cuatro hijos y ahora son tres. De esa relación me queda mi nieto, Edwin Armando Valero Viera, a quien quiero mucho y cuido».

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Katy Andreina Finol, hermana de Yoel Finol y Edwin Valero, el hijo del «Inca»

La bulla que se escucha en la casa materna, en El Vigía, donde vive Mari con otros dos hermanos, se va apagando, mientras que su voz agradable y cálida, se fortalece. Cada 10 segundos suelta una risa que contagia. Está feliz. «Yo le digo ‘Yoelito’ y también me gusta que la gente le diga ‘Casiquito’. El ‘Casiquito de oro’ es un buen título. Tengo fe que va a ser campeón mundial y que va a traer ese oro para Venezuela».

Sin embargo, Finol cayó ante el boxeador de Uzbekistán por decisión unánime de los jueces y se queda con la medalla de bronce que ya tenía asegurada.

– ¿Qué le dijo usted a él cuando partía hacia Río de Janeiro?

Ya antes, cuando él ganaba peleas aquí, me dijo: «mamá yo sueño con ir a los Juegos Olímpicos». Yo le respondí: «tranquilo hijo que ese sueño se va a cumplir. Yo te voy a apoyar, porque tú eres un campeón, un campeón mundial».

– ¿Con cuál, de todas las peleas que lleva Yoel, ha sufrido más?

Con todas (ríe). Él tiene un sobrino, de tres añitos, que se llama Alejandro, que se emociona mucho y que me llama en cada pelea. Siempre me dice «abuelita, está peleando Tíolel», porque así le dice, Tíolel y yo me emociono con él. Pero en esta última  pelea sí fue en la que más me puse nerviosa porque era por la medalla. Es impresionante que no ha perdido ni un round.

– ¿Usted tiene alguna rutina, alguna cábala cuando pelea su hijo?

Sí, yo hago una oración y se lo encomiendo a Dios.

– Para los que no lo conocemos personalmente, ¿cuál es la característica principal de su hijo?

Es muy humilde. Le gusta mucho compartir con sus vecinos.

– ¿Tiene novia?

No… que yo sepa (lanza una carcajada). Él está muy concentrado en su profesión.

– Si usted estuviera en Río, y pudiera ver a su hijo inmediatamente después de la pelea, ¿qué le diría?

¡Uy, tantas cosas! Le diría que Dios me lo bendiga, que sé que va a traer esa medalla de oro para Venezuela, pero sobre todas esas cosas que lo amo y que lo adoro.

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