El deportista se inventó, con tres compañeros de equipo, una falsa agresión para encubrir los daños que provocaron estando borrachos en una gasolinera de Río de Janeiro. La disculpa perfectamente calculada, primero en las redes sociales y luego en la televisión. La farsa fue desmontada por las autoridades brasileñas.
«Aunque disfrutamos una relación positiva con Ryan durante una década y ha sido un miembro importante de equipo Speedo, no podemos aceptar una conducta que contradiga los valores que esta marca ha apoyado largamente», señaló la empresa Speddo USA en un comunicado.
El falso testimonio del atleta generó todo tipo de reacciones dentro y fuera de Estados Unidos. «Ryan Lochte encarna todo lo que el mundo odia de los estadounidenses». El juicio del New York Post, como el de sus compatriotas, es duro y sin apelación.
El llamado ‘chico malo’ de la natación estadounidense ha ganado seis medallas olímpicas.