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El ocaso de Luis Manuel

Pocas sorpresas ha deparado la convocatoria a la Selección Nacional de fútbol para la venidera doble fecha mundialista entregada por Rafael Dudamel a los medios de comunicación. La mayoría de elementos que formaron parte del plantel que tan buena presentación hizo en la pasada Copa América Centenario, repiten llamado.

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Fotografía: AP

Se suma un grupo de futbolistas que ya estaban en la órbita del proceso y que, debido a la numerosa cantidad de apercibidos, hace más gruesa una lista que ilusiona a todos los venezolanos tras la cruzada victoriosa de “arrancar una nueva eliminatoria”.

Sin embargo, sí hay una ausencia que es muy notoria y no se debe a ninguna lesión. El flamante campeón de la Copa Libertadores de América, Alejandro Guerra, ha decidido operarse, pero es Luis Manuel Seijas quien no está presente y la razón no es por salud. Quien fuera declarado mejor mediocampista zurdo de América en 2015 por la prestigiosa encuesta que anualmente adelanta el diario El País de Uruguay, en seis meses ha pasado del cielo al infierno con solo vestir la camiseta de la Selección.

Su vínculo de afecto con el combinado nacional, según ha declarado el propio jugador, continúa intacto, pero su desempeño en ella ha generado extensos debates que centran el foco en los errores, fallos y decisiones que ha tomado el valenciano mientras viste de Vinotinto. Desde aquella inexplicable cesión a Jean Beausejour de Chile en el choque eliminatorio que derivó en el gol de Mauricio Pinilla, la relación con la afición inició su quebrantamiento. Acusado directo y públicamente por el otrora seleccionador como miembro del clan “Don Regalón” que, con tintes de complot, vendió el presidente de la Federación Venezolana de Fútbol, Laureano González, el golpe más duro le tocó vivirlo en plenos Cuartos de Final de la Copa América Centenario cuando la ejecución de un penal ante Argentina significó el punto más criticado de su carrera.

La andanada ofensiva de la afición fue despiadada. Fanáticos y otros no tanto, encontraron en el hoy jugador de Internacional de Porto Alegre el chivo expiatorio de la eliminación. La vulgaridad del vulgo dio paso a la amenaza y Seijas se desligó de las redes sociales y de la palestra pública cuando se hizo inaguantable soportar la burla y la intimidación. Centró su atención únicamente en la familia y su nuevo club, que lo recibía con los brazos abiertos tras abandonar en condición de ídolo inolvidable a su querido Santa Fe. Dos realidades distintas en un mismo momento, cuan Barón Ashler en Mazinger Z: el mejor zurdo del continente compartía realidad con el ahora rechazado futbolista Vinotinto.

Una carta abierta de disculpas a la afición mostró a un Seijas distinto a aquel muchacho soberbio que impidió a ese mismo fanático “montarse en el autobús de la victoria” después de las fuertes críticas recibidas en aquella goleada en un amistoso ante Honduras. Un vaivén de emociones y actitudes que demuestran las tribulaciones por las que el jugador ha venido atravesando por consecuencia de lo que ocurre en la cancha, raro en uno de los futbolistas que acobija con su liderazgo al grupo de seleccionados.

Esos choque de sentimientos, palabras, actitudes y acciones ahora tienen consecuencias. Desde Porto Alegre, el propio Seijas ha decidido dar un costado (momentáneamente) a la Selección Nacional, admitiendo que no está en capacidad plena para defender la patria. Si bien la situación de su equipo en Brasil no es la mejor y no cuenta ya con el apoyo de quienes decidieron apostar por él (cuerpo técnico y directivo han dejado de pertenecer al club) para llevarlo como figura sustituta de Andrés D’Alessandro, su desempeño no se ha afectado y sigue siendo pieza importante partido a partido en el Internacional. El nivel futbolístico sigue intacto; el emocional con respecto a la Selección, no.

Ahora bien, ese paso al costado ha sido evaluado por el propio Rafael Dudamel, quien ha apoyado la decisión de Luis Manuel, lo que hace creer que el mismo seleccionador compartía las mismas sensaciones del mediocampista, entendiendo probablemente que en esta doble fecha de Eliminatorias ante Colombia y Argentina, haya sido el ex guardameta quien haya sugerido a Seijas evaluar su actualidad con la camiseta Vinotinto y le haya instado a tomarse un pequeño respiro. El jugador lo vende como una decisión consensuada, algo pocas veces visto.

Su ausencia es importante. Más allá del innegable talento que puede aportar al funcionamiento colectivo de la Selección, su cabeza no parece estar aún preparada para asimilar conductualmente que otro error o decisión cuestionable de su parte dejará de ser perdonable para todos: afición, cuerpo técnico y compañeros. Permanecer a un costado en lo inmediato se perfila como la decisión más certera, cosa que no impide extrañar el enorme derroche de bríos y fútbol que aportaba en cada convocatoria. Si Dudamel decidió no convocarlo, de que si es un pase de factura o si fue Seijas quien se apartó, no debe ser el tema de discusión: el análisis debe partir del extraño hecho de que hay un venezolano con un talento enorme que no está contribuyendo al beneficio del colectivo de su equipo.

Que nadie olvide lo que Luis Manuel Seijas significa para muchos. Que nadie desprecie el hecho de que el valenciano ha enarbolado con orgullo la bandera de Venezuela en cada título que ha levantado con los colores de Santa Fe. Ese es el Seijas que todos quieren ver de nuevo y que, de seguro, tendrá un momento oportuno para reconciliarse en cancha vestido de Vinotinto con aquellos que hoy le menosprecian.

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