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Elvismar Rodríguez, la judoca que puede sorprender al país en Tokio 2020

Debutó con bronce en los Juegos Olímpicos de la Juventud, a los 17 años; con 19, se convirtió en la primera criolla en ganar un Grand Prix, en Budapest, en 2016. Y, hace apenas dos meses, participó en sus primeros JJOO, en Río. El destino le ha puesto duras pruebas en el camino; todas han quedado pequeñas ante su constancia

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Fotografía: Cristian Hernández

En Puerto Ordaz, el Polideportivo Venalum es parada obligada para los amantes del deporte. En él entrena, actualmente, la mejor exponente del judo venezolano: Elvismar Rodríguez.

Con sólo 19 años, la joven bolivarense ostenta un significativo palmarés. Bronce en los Juegos Bolivarianos Trujillo 2013, en los Juegos Olímpicos de la Juventud Nanjing 2014, en los Suramericanos Santiago 2014 y en los Centroamericanos y del Caribe Veracruz 2014; séptimo lugar en los Panamericanos Toronto 2015; trío de preseas broncíneas en el Grand Prix de Samsun en Turquía, el campeonato Panamericano de La Habana y el Grand Slam de Baku, y oro en el Grand Prix de Budapest, que la proclama como la primera criolla en titularse en un torneo de judo de esta talla.

Con tales lauros, la judoca de Unare podría ser percibida como una atleta distante, perteneciente al Olimpo; pero no es así. Elvismar es una muchacha auténtica e, incluso, un poco tímida al primer contacto.

Sin embargo, cuando comienza a hablar de judo algo en ella cambia. Su lenguaje, verbal y corporal, es más fluido; su trato más cercano y su sonrisa más frecuente. Su pasión por la disciplina del tatami se desborda en cada anécdota, y en cada práctica. Es esta, quizá, la clave de su éxito.

“El judo para mí es un estilo de vida. Amo el deporte, amo el judo y amo todo lo que Dios me ha permitido hacer con él. Practicarlo día a día me permite seguir adelante y me impulsa, cada vez que caigo, a levantarme y trazarme nuevas metas”, afirma Rodríguez, para quien el camino no ha sido sencillo.

Tras un delicado conflicto con el presidente de la Federación Venezolana de Judo, Ronald Salazar –quien fue denunciado por la joven por acoso- el ente nacional le retiró su apoyo en la ruta clasificatoria a Río 2016.

La judoca, que debía medirse a las mejores del mundo durante dos años en búsqueda de una plaza a la magna justa, se quedó sola, sin respaldo de Fevejudo, en un camino donde defender el tricolor nacional era vital.

En respuesta a la perjudicial situación, su entrenadora Katiuska Santaella buscó soporte en la federación internacional de la disciplina. Los resultados obtenidos por la joven durante el ciclo olímpico fueron suficientes para que éste le permitiera competir bajo su estandarte; sin embargo, estos puntos no serían válidos para la tabla clasificatoria a los JJOO.

“Cuando me retiraron de la ruta olímpica me desanimé un poco, pero siempre conté con el apoyo de mis entrenadores, Katiuska Santaella y Kilmar Campos”, relata la muchacha. “Gracias a Dios, cuando se cerraba una puerta se abrían otras, y pude competir a través de la FIJ en varios torneos”.

Pese a no sumar puntos para el país, el fogueo fue vital a la hora de mantener su condición física que, finalmente, se puso a prueba, tras una intervención de Mindeporte que le permitió regresar a la lucha por el boleto, a sólo cuatro meses del cierre del ranking mundial.

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“Yo veía este ciclo como una preparación para Tokio, no para Río, porque clasificar en tan poco tiempo no sería fácil”.

Pero la oportunidad estaba ahí, al alcance de sus manos y, una vez más, la constancia jugó un papel fundamental.

“Asistí a competencias de muy alto nivel; hice muchos campamentos de entrenamiento muy fuertes. Estuve en Alemania, Hungría, Polonia, Georgia; y cuando te enfrentas a judocas de talla mundial, y das la batalla, te das cuenta que tienes con qué”.

Elvismar logró en cuatro meses lo que muchos judocas consiguieron en dos años: inscribir su nombre en Río.

“Clasificar a los JJOO fue una gran alegría para mí. No me lo esperaba”, relata con lágrimas en los ojos –aunque afirma que no le gusta llorar. “Tenía el puntaje, pero faltaba una pelea para definir la tabla, y mi papá, una amiga y yo estábamos viéndola muy emocionados. Luego, la británica le metió tremendo ippon a la cubana. Comenzamos a celebrar. Con ese resultado, ya estaba en Río”.

“Si te caes siete veces, levántate ocho”

El transitar de Elvismar por Río 2016 fue breve. Cedió en primera ronda ante la angoleña Antonia Moreira, en la categoría de los 70 kg. Aunque confiesa que afrontar la derrota fue difícil, asegura que está preparada para continuar su fructuoso camino.

“Río para mí fue una bonita experiencia, porque pude asistir a mis primeros Juegos. Compartir en la Villa con los mejores atletas del mundo es muy bonito, es una experiencia única e irrepetible, por eso debes disfrutarla al máximo. No obtuve los resultados esperados, no llegué a donde queríamos llegar; pero le doy gracias a Dios por las cosas que pasan, por las que no pasan, por todo”, dice, con profunda y evidente fe.

“No sé qué ocurrió, porque realmente no estaba nerviosa durante la competencia. Mi pool era muy bueno, y conocía a varias de las rivales. Fue horrible cuando caí en ese combate y aún me cuesta hablar de ello, porque fue un momento muy triste; quería disputar un bronce. Pero ya estoy entrenando otra vez, con miras a Tokio 2020. Vamos con todo, y no pongo en duda que será mejor que Río. Trabajaré para lograr los resultados que quiero”.

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La muchacha cuenta con el apoyo de quienes la quieren y admiran.

“La ayuda de mis entrenadores que han luchado tanto por mí, de mi familia, que siempre me ha apoyado, me da fuerzas para continuar y no caer. Cuando Fevejudo se opuso a que continuara con mi carrera, ellos me dieron fuerza para demostrarles a todos que estaban errados, y que atentaban contra mí por otras razones”, señala la judoca, quien ya tiene un plan trazado para la ruta hacia los próximos JJOO.

“Pronto, si Dios quiere, podré iniciar mi preparación de la mano de un importante personaje del judo mundial”, relata, sin dar muchos detalles, mientras se concreta el proyecto.

“Luego, en diciembre, regresaré a Venezuela, para volver a Europa en 2017. La idea es seguir con el ritmo competitivo que se lleva en los campos de entrenamiento; no bajar las cargas, mantener el nivel y subirlo. No es lo mismo entrenar en Venezuela que en Europa, y el objetivo de todo el equipo es clasificar a Tokio”.

Asimismo, se prepara para despedirse en grande de la categoría junior. “El año que viene es mi último año junior. Quiero asistir al mundial, ganar el oro para Venezuela y cerrar ese ciclo con broche de oro. Seguimos trabajando fuerte para todas las competencias que se vienen”.

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Dirigencia nacional requiere cambios

Para la judoca es necesaria y urgente la reestructuración de la junta directiva de la Federación Venezolana de Judo.

“Gracias a Dios yo cuento con el apoyo de la FIJ, que me ha servido demasiado para competir afuera, pero no quiero ser la única. Quiero que mis compañeros puedan medirse internacionalmente, pero es imposible con el mal funcionamiento de Fevejudo”, asevera.

“Es necesario que se cambie la dirigencia de la federación. Si no se hace, todo seguirá igual, el maltrato hacia los atletas, la falta de atención a la selección”.

El presidente del ente afronta actualmente una demanda en los tribunales de Puerto Ordaz –que fue gestionada previamente en Caracas- por la joven y su familia, donde consta que el dirigente acosaba a la muchacha a través de mensajes de texto, en los que la invitaba a viajes privados.

Se presume que la respuesta negativa de Rodríguez desencadenó en el inexistente respaldo que tuvo, por parte del ente nacional, durante su ciclo olímpico.

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