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A propósito del Zamora vs. Zulia: el fútbol es lo que es

El primer round de la final entre Zamora y Zulia, más allá de la ventaja inicial para el equipo llanero, se constituyó en un nuevo ejemplo de aquello que muchos sostenemos: un equipo de fútbol es un sistema no lineal, y por ende, es imposible prever sus comportamientos.

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Zamora
Foto: http://www.defrentebarinas.info/

La no linealidad de un equipo de fútbol impide que este se analice únicamente como la suma de las virtudes de sus componentes. Por ello se dice continuamente que un equipo es mucho más que la suma de sus partes: influye tanto lo propio como lo ajeno, lo que significa que más allá de algunas señales propias que lo identifiquen, un equipo será, en cada una de sus presentaciones, una muestra única e irrepetible.

Dante Panzeri escribió:

«Es ese hombre común, no sólo desigual a todos los hombres sino constantemente desigual para consigo mismo, el que hará desiguales dos partidos de fútbol <iguales> pensados de una misma manera…»

Pero aún reconociendo esto, no podemos sino rendirnos ante la mayor evidencia, esa que nos sugiere que los pocos ítems que somos capaces de reconocer son sólo apenas un granito de arena en el desierto de la complejidad. Un equipo de fútbol es, entre otras definiciones, la mezcla de lo que quiere ser, lo que le dejan ser y lo que puede ser.

Todo lo que aquí se explica está íntimamente relacionado con el primer partido de la final entre Zamora y Zulia; tiene que ver con los comportamientos de cada uno de los protagonistas, y sirve además para ir derrumbando mitos y apreciaciones oportunistas de quiénes pronostican y se publicitan como conocedores de las dinámicas humanas, apoyados en algunas sensaciones vinculadas a lo esotérico más que a la comprensión del juego.

Robert Moreno y Rafel Pol, integrantes del cuerpo técnico del FC Barcelona, agregan lo siguiente:

«Quizás, la diferencia principal, es que ahora somos conscientes del problema que supone no tener un claro entendimiento del juego como algo colectivo, algo que va más allá de las cualidades individuales. Hemos superado el hecho de que para jugar hace falta algo más que una buena técnica y una buena preparación física. Ese debate, creemos, esta superado. La evolución en las tendencias nos ha llevado a la discusión que actualmente nos ocupa, que es la aplicación colectiva del juego».

La comprensión del fútbol, como bien hacen referencia los autores, no puede ser reducida exclusivamente al estado físico, comprendido como fatiga o ausencia de actividad, porque en el fútbol, insisto, si se acepta a sus protagonistas como integrantes de un sistema complejo, confluyen millones de situaciones que producen lo impredecible: exposiciones únicas e irrepetibles.

Antes de la final eran dos las corrientes reduccionistas que protagonizaban las conversaciones. La primera hablaba de la larga inactividad del Zamora como factor preponderante y definitorio, mientras que, en una nueva y maravillosa contradicción, se hacía referencia al «desgaste» que sufría el Zulia como consecuencia de estar compitiendo a alto nivel en los últimos días. Queda claro que según el resultado, los agentes del reduccionismo tenían una teoría y una respuesta que justificara el rendimiento del ganador, y así mostrarse ante el mundo como sesudos analistas. Pero el fútbol, sabio como es, los volvió a dejar en evidencia.

El partido jugado en el estadio La Carolina de Barinas fue de tal magnitud que ni Zamora ni Zulia parecieron rehenes de esas situaciones que tanto se mencionaron en la semana. De hecho, ambos equipos tuvieron tantos pasajes de buen juego que, independientemente del resultado, ninguno de los defensores de la banalidad pudo esgrimir aquella triste y vacía sentencia que reza que las finales no se juegan sino que se ganan.

Por ello reafirmo que el fútbol es sabio, y, como resultado de lo mostrado el domingo en la noche en la Carolina, quedó nuevamente de manifiesto que una cosa es lo que uno quiere que suceda y otra muy distinta lo que termina pasando. Nunca es tarde para recordar que el fútbol se juega, y para jugarlo hay que adaptarse a las distintas situaciones que nacen en el juego y como producto del juego mismo.

Tanto Zamora como Zulia dejaron maravillosas lecciones en el primer partido de la final. Ambos fueron respetuosos de su identidad y ambos fueron más fuertes que los temores. El uno y el otro jugaron al fútbol, a su fútbol, para obtener un trofeo y, como no, derrotar cualquier preconcepto sin mayor fundamento que el ego de quien los defiende.

¿Queda claro que el fútbol es mucho más de lo que algunos creemos que es?

«El fútbol es siempre lo que sea el material humano que lo juega«. Carlos Peucelle.

¿Quién sabe de fútbol? ¿Los que dan diplomas? Nadie que dé diplomas podría probar que sabe todo lo que puede imprevistamente producir un jugador de fútbol. Eso no lo sabe ni el jugador al que, mucho más que pensar, <le salen> esos imprevistos”. Dante Panzeri.

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