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Vinotinto Sub 20: Los goles que le faltaban a la idea

Rafael Dudamel es testarudo. Si usted tiene el preconcepto de que ser testarudo es algo plenamente negativo, mejor no siga leyendo. Para triunfar en todas las facetas de la vida, hay que tener algo de eso.

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Fotografía: EFE

Dudamel es así. Para él, los conceptos humanos y profesionales se ajustan siempre al convencimiento de lo que cree debe ser y es difícil hacerlo cambiar. Así llegó a ser uno de los mejores arqueros de América y el reconocimiento continental de su figura y nombre se debe, en buena parte, a su templanza y firmeza en el carácter. Con esa fuerza vital, en el campeonato sudamericano Sub 20 se ha empeñado en hacer caso omiso a cualquier halo de crítica y sigue a lo suyo. Si algunos creen que el equipo puede jugar mejor, él insiste con su idea. Admitía que el equipo podía dar más, podía demostrar algo más ambicioso, y lo logró.

Contra Ecuador en Quito, su idea aplastó el verbo que le contraría. Venezuela bordó el buen fútbol y explotó en el momento más necesario. A la contundente superioridad física frente a los rivales y el calibrado orden táctico se sumó lo que faltaba: el gol.

Dudamel varió otra vez en la forma de pararse en el terreno y algunas caras también, pero los movimientos siguieron siendo los mismos. La paciencia, partiendo del buen parado en cancha y la asunción de mínimos riesgos, es la virtud del equipo. La contundencia, por fin, terminó siendo la consecuencia, como establecían los presupuestos.

Yangel Herrera y Luis Ruiz fueron los diseñadores de todo. Desde el medio, acordonaron la zona de peligro del rival y cumplieron una doble labor de desactivar los intentos rivales y generar juego. Su cercanía, por fin, con un Soteldo tirado al medio, dio permiso para que los delanteros se abrieran a sus anchas en ataque y destaparan por fin la botella de los goles.

Ecuador se desconcertó desde el bombazo de Yangel con el 0-1. Segunda vez que Venezuela se iba arriba en el marcador en el campeonato y ahora decidió no manejar el resultado sino machacar el partido. El atolondramiento del rival fue perfectamente capitalizado y cada ocasión generada terminaba con la pelota en las redes de José Cevallos. Sin cambiar el guión pero adobado ahora por el condimento de la efectividad, Venezuela cumplió con creces partiendo de la misma propuesta ofrecida desde el comienzo.

Sí hay que concluir que un Soteldo más libre, es mucho más peligroso e incisivo. Que a Ronaldo Peña no se le pueden pedir goles, para eso ahora está otro Ronaldo, Chacón. Que a Quero hay que encontrarle un apoyo fijo porque el tachirense está resolviendo como puede, pero no se pueden seguir dando más ventajas por la izquierda de la defensa ante los brasileños. Que Ronald Hernández es el mejor lateral derecho de los 10 países que participan en el certamen y que Wuilker Fariñez también es humano.

Tobar, el apellido distorsionado del árbitro chileno, también fue protagonista. Perdonó la expulsión de Sierra y pitó dos penales tan rigurosos que permitieron que Ecuador terminara maquillando el resultado de un partido en el que hubo un solo remate de los locales entre los tres palos que custodiaba el arquero de Caracas.

Viene la parte más difícil del hexagonal pero con el remanente de cuatro valiosos puntos. Una victoria en los siguientes tres partidos implica poner un pie en Corea del Sur. El invicto ya no es meramente testimonial. Venezuela se ha soltado a jugar, y a marcar.

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