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El sueño de Monaguitas puede cumplirse

Hace dos años alcanzaban el título de Segunda División, encabezados por un chico de 17 años que hoy juega en New York City. Un mocoso mediocampista llevaba en volandas a un grupo que tenía en Edwin Quilagury su guía y que tras llegar a la máxima categoría, tuvo que ceder su testigo a Jhonny Ferreira, el arquitecto de este Monagas finalista.

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Monagas FC
Foto: @Carta_deportiva | Twitter

Del viejo Comanche al Monumental. De la modestia plena a considerarse uno de los candidatos. Monagas alcanza su primera final en la máxima categoría y por primera vez está cerca de alzar un campeonato en Primera. Un premio merecidísimo para un grupo que apostó por el fútbol ofensivo como premisa fundamental para alcanzar sus aspiraciones. El arco rival entre ceja y ceja con muchos protagonistas inesperados en un plantel armado a precio de saldo pero que mostró ambición y ganas de gloria.
Ferreira es el pilar. Desde que se sienta en los banquillos, su visión del fútbol parte de la idea de ser fulminante ante los rivales. Siempre ha buscado jugadores rápidos y cerebrales para sus proyectos y en este Apertura los ha conseguido. Un equipo más modesto que el de 2016, reforzado con piezas olvidadas en otros clubes, se convirtió en un temible rival a punta de goles. De muchos goles.
Sin embargo, en la serie ante Carabobo, las cosas cambiaron. El rival, con marcado acento Ferreira que perduró en el tiempo tras el paso de Tolisano y ahora Baldivieso, era de muy similar perfil. El 3-3 en el torneo regular avisaba que esta serie tendría en la artillería el factor protagónico. Sin embargo, el estado del terreno de juego en la ida en el Monumental de Maturín impidió la fluidez de dos equipos que tuvieron que sacrificar el volcarse al ataque para poder manejar el partido. De ahí, el frustrante 0-0 en la ida.
Dicen que en los “mata-mata”, el 0-0 en la ida es el mejor resultado para el local que no gana, y así fue. Monagas tenía que marcar en Valencia para trascender y sus precedentes indicaban que eso no sería difícil. El madrugonazo de Dani Febles en el césped artificial maltratado del Misael Delgado bastó para que Ferreira, conocedor al detalle de ese campo, administrara dicho tanto y, con sufrimiento, aguantara las embestidas de un Carabobo endemoniado que no quería quedarse de una fiesta de la que se anunciaba sería anfitrión a medida que el Apertura fue avanzando.
Ferreira no se complica. Armó un grupo en el que la solidez sería el punto de partida. Acostumbra a agotar cupos de extranjeros con centrales. Lo hizo en 2016 con la pareja Mustafá – Trejo y repitió en este semestre con la Trejo – Lencinas, éste último, conocido de su paso por Carabobo.
Oscar González fue el lujo que se permitió Monagas en el mercado. Sin lugar en La Guaira, el magnífico lateral izquierdo se convirtió en el mejor del campeonato. Proyección y gol, bien combinado con el trabajo del otro lateral, el juvenil Samuel Barberi, sirvió para completar un eje defensivo, encabezado por un Ángel Hernández que tiene en esta su mejor temporada en Primera. El experimentado guardameta detuvo un remate a bocajarro en Valencia que bien valió tanto como un gol para trascender.
Palacios – Lezama – Rodríguez – García. Cuatro nombres de cuatro tractores diésel para pelear pelotas en el mediocampo. Lucha y brega plena para recuperar e impedir tránsito en la zona y dejar todo el peso ofensivo en un fenomenal “Cariaco” González, Anthony Blondell y Daniel Febles.
Especial mención para los dos últimos. Blondell, defenestrado del primer equipo de Zamora y condenado al oscurantismo del filial barinés, tuvo en Ferreira su mentor de confianza para llevarlo a ser el hombre gol del equipo oriental. Una sorpresa que le acompaña lo de Febles, quien en ningún club logró la estabilidad que encontró en Monagas y el gol que escaseó en su carrera.
Hay alegría en Maturín. La tierra que ha parido la mejor generación de futbolistas en el país en los últimos años se merecía vivir este momento. Con una directiva seria que saneó financieramente a la institución, no hubo derroches en fichajes para armar un plantel competitivo. Sencillo: estar al día, fichar de acuerdo a una planificación y darle mucho peso a la idea del cuerpo técnico para el planteamiento de objetivos. Es la fórmula de un Monagas que en dos años puede pasar de una Segunda División a levantar un título de torneo corto y ganarse la clasificación histórica a su primera Copa Libertadores.
Del “Tanque” Acuña a Yangel Herrera. De Edder Farías al “Comanche” Bottini. De “Maestrico” González a Rafael Castellín. Un club que ha lucido a un sinfín de luminarias, merecía en algún momento de la historia que el foco de atención se centrara en el oriente del país. Ahora, la posibilidad de ser campeón está latente y los nuevos protagonistas no están dispuestos a desaprovecharlo. ¡Grande, Monaguitas!]]>

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