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¿Qué esperar del Torneo Clausura?

Prácticamente sin descanso, el Torneo Clausura toca a la puerta para hacer su entrada. Tras un Apertura eclipsado por la situación del país,a serie final rescató un semestre deportivamente bajo en calidad. Las expectativas se elevan para el arranque de una competencia donde muchos saldrán a salvar los muebles.

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Mientras el conflicto interno en Venezuela (producto de la crisis política, económica y social) arrecia, el fútbol comienza a sufrir los embates de una situación de la que extrañamente (utilización del término con abundante ironía) había sobrevivido. Las deudas del Anzoátegui reabrieron una herida que parecía sanada con la llegada de la inversión privada a la mayoría de los clubes de Primera. Otros casos de salarios no cancelados prendieron la alerta y aunque aún permanecen las gigantes estatuas con pies de barro, la moderación se hace presente.
A la sombra de un campeón sencillo como Monagas, los llamados “grandes” buscan rescatar el año con un buen Clausura y, como mal menor, la obtención de la Copa Venezuela para salvar la casa con una clasificación a la Copa Sudamericana. Entran en liza los tres clubes que más dinero suelen gastar: Táchira, Mineros y La Guaira.
En San Cristóbal, la pronta eliminación en la liguilla demostró que la profundidad de la plantilla no era tal. El Mercedes con motor Chery que armó Sachi Escobar se descompuso cuando perdió a sus juveniles por el Mundial Sub 20. Sostenerse sin ellos fue más complicado de lo que se creía y el peor momento futbolístico llegó a Pueblo Nuevo justo cuando el fallar no estaba permitido. Por eso y con un presupuesto obviamente menor para acomodar la casa, Táchira ha fichado jugadores de nombres menos pomposos pero con mucho kilometraje para ser protagonista hasta el final.
En Puerto Ordaz han hecho bien en confiar la continuidad de Tolisano. La mala confección de la plantilla en enero, advertida por demás, provocó que ante las lesiones de Rolando Escobar y Argenis Gómez el equipo fuera ramplón. Ha llegado un meta argentino (probaron a tres criollos en el puesto y ninguno rindió) y el aprendizaje del grave error del «affaire Angelo Peña» deben haber sido lecciones en las que un equipo como Mineros se supone aprendió para no seguir siendo el grande que no gana nada.
En La Guaira, todo cambió abruptamente. De la noche a la mañana el club pasó de manos en su mayoría accionarial y las modificaciones son de 180 grados. Eduardo Saragó salió por la puerta de atrás luego de haber clasificado al equipo por los cabellos a la liguilla, y así como no pudo con Caracas en los penales, la presencia de los Kabchi en el nuevo directorio litoralense ha cortado de plano otro proyecto faraónico bajo el mando del joven técnico caraqueño. A la batuta de un poco conocido pero bien preparado Pedro Depablos, el semestre de La Guaira parece ser una catapulta para ir con todo en 2018…Y con otros protagonistas también.
Caracas alcanzó cuotas, impensadas por su prontitud, de la mano de Sanvicente. En medio de la modestia en los fichajes y la pérdida de dos pesos pesados como Farías y Quijada, el trabajo seguirá enfocado en retomar el poder de sus categorías formativas, aunque la cercanía al título en el Apertura convida a pensar que el rojo nuevamente puede estar entre los candidatos.
Carabobo continuará con una base que permanece desde hace tiempo y cuya novedad más relevante es la continuidad de Baldivieso, técnico con los que confían en, de una vez por todas, asestar el golpe para ser campeones.
En la clase media, pocas sorpresas habrá. Atlético Venezuela se reforzó en todas sus líneas y trajo de nuevo a Pallarés, el técnico que los llevó hace seis meses a vivir momentos mágicos y cuyo regreso al fútbol nacional es una buena noticia no solo para el equipo del Fuerte Tiuna.
La incógnita gravita sobre Trujillanos y Anzoátegui. Ambos equipos sufrieron un cisma en sus planteles por diferentes motivos y si el presente es incierto, el futuro pinta más sombrío. Rehacerse en plena competencia es una situación riesgosa y cualquier pronóstico deportivo no tendrá base firme para argumentarlo. Zulia ha salido de gente importante, mismo caso que Zamora, cuyos refuerzos también indican que hay planificación a la baja.
Aragua se aligera para ser un club bajo, con un presupuesto más modesto y Estudiantes de Mérida sigue tratando de encontrar el rumbo perdido hace ya tiempo. El resto batallará por la supervivencia.
Punto aparte para dos temas relevantes: el que viene será el último semestre de competición organizado por la FVF, lo que implica que la futura Liga, entidad que tomará las riendas en este apartado, debe apuntar todos los detalles necesarios para que el venidero campeonato sea mejor armado, donde los horarios sean lógicos, la información fluya de manera oportuna y la calidad del producto se eleve en relación al interés que cada club imprime a su propio crecimiento.
El último asterisco es el asunto relacionado al amaño de partidos. Parece ser que hay numerosos interesados en dejar que el tiempo y su indetenible paso tape con polvo la enorme estructura de la trampa y las apuestas. De ser ciertos tantos rumores, el fútbol venezolano caería en una situación de crisis con consecuencias inimaginables. Sin embargo, bajo un piso jurídico tan corrupto en el país y con los no menos turbios antecedentes en el marco FIFA sobre el asunto, da para pensar que lo de las apuestas y arreglos quedará en el imaginario colectivo y los bolsillos de muchos seguirán creciendo indeteniblemente.]]>

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