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Venezuela 0-0 Uruguay: El orden es la premisa de lo que viene

Pueblo Nuevo despidió a su selección de la eliminatoria como local con un empate sin mucho sabor. En un camino de cuatro partidos para cerrar esta etapa tortuosa, encontrar el juego sigue siendo materia en curso. Ante una Uruguay realmente permisiva (la comodidad de su inminente clasificación mundialista lo provocó), Venezuela mostró algunas intenciones de lo que quiere ser en adelante. El juego sigue en construcción, pero Dudamel parece haber conseguido un once a partir del cual quiere que se plasme lo que quiere. El equilibrio ya lo tiene.

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Foto: Federico PARRA / AFP

Tabárez no se guardó nada en su equipo inicial, pero tampoco tomó muchos riesgos. Venezuela tuvo mérito en su orden para espantar de la zona de peligro a las bestias Cavani – Suárez. En el retroceso, esperó en demasía al rival en su área al comienzo, pero luego supo sacudirse esa amenaza y alejó a los montruosos atacantes rivales. Buen punto para el funcionamiento de una zaga en la que la pareja Chancellor – Villanueva se consolida y muestra solidez, en compañía de Víctor García y un Quijada que estuvo a la altura de la exigencia. Una noticia positiva ante la falta de continuidad de Feltscher. Además, el ex Caracas es un portento ofensivo por vía aérea. Un solo gol (autogol) recibido en los enfrentamientos ante Falcao, Messi, Cavani y Suárez habla del rescate urgente del desorden defensivo que tantos dolores de cabeza costaron en el desastre de las eliminatorias. Ojo que en este haber muchísimo tiene que ver un arquero como Wuilker Fariñez.
Uruguay fue espeso porque no arriesgó y además Venezuela se paró muy bien en el campo, gran mérito. Dudamel varía poco en el once, por lo que se puede notar, de entrada, que está encontrando el equipo. Una formación bregadora, con estatura y que evita los riesgos. A pesar de la masiva presencia entre los convocados de talentosos como Otero, Soteldo y Lucena, la confianza sigue dándosele a un grupo que pueda desplegarse por toda la cancha en el sacrificio necesario ante rivales superiores, aunque el fútbol le pida algo más.

“Aprendí que para poder ser competitivo en Sudamérica debo saber jugar antes que privilegiar mis gustos”. Algo así dijo Dudamel después del partido en Buenos Aires y ese parece ser el camino. No hay destajo de jugadas brillantes, que alumbren la vista. No hay seis ocasiones de gol por partido, pero hay equilibrio y en la búsqueda del juego, eso es fundamental. Falta ser más preciso en las jugadas a pelota quieta, tan provechosa en procesos pasados y que ahora, con buenos elementos para explotar esa faceta (Chancellor, Villanueva, Quijada, Junior Moreno, Otero, Rincón) sigue sin plasmar su poderío vía aérea. Punto por trabajar.
Venezuela disfrutó de la posesión que quiso darle Uruguay y poco lo aprovechó. Fue peligrosa los primeros quince minutos del segundo tiempo cuando lanzó a Salomón Rondón al área y se animó a buscar las bandas para meter centros. Es difícil que se pueda ganar a Uruguay en esa lucha por el aire, pero se mostró una alternativa válida ante la poca precisión que hay en la gestación y puntería.
Es en la creación es donde más dudas hay. El fútbol que quiere Dudamel parece pedir un enganche, un jugador que tenga más despliegue y libertades para conducir. Cuenta con varios elementos con esas características, pero él prefiere evitar algún riesgo, más allá que los tres últimos partidos lo haya pedido a gritos. Córdova no termina de ser el jugador decisivo en zona de tres cuartos, Salomón sigue en su lucha contra la ansiedad del gol y Josef Martínez lejos del centro del ataque no se ve cómodo. Hay mucho trabajo qué hacer, paradójicamente, en la zona donde está el mejor material humano de la selección.
Punto aparte para un hombre: Junior Moreno, que sigue despuntando. Desde hace rato es el jugador en mejor nivel de la selección. Ante Argentina debutó en eliminatorias con nota muy alta y frente a Uruguay, fue un patrullero que batalló encomiablemente para impedir la avanzada rival en esa área. Con Rincón hizo gran dupla y eleva el nivel de exigencia que tiene Yangel Herrera en la mitad de la cancha. La competencia siempre será buena y hoy el jugador del Zulia reclama protagonismo en el once.
El equilibrio se ha recuperado. Ya no hay “Don Regalones” en cada partido y eso habla del trabajo actitudinal que se ha hecho desde el cuerpo técnico. El orden es la base de este nuevo camino. Aunque con eso no basta para ser competitivo, en la lógica de la construcción de juego, es imprescindible para que, con confianza y convicción, pueda haber un buen desempeño general.]]>

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