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River Plate vs Boca Juniors: el título que acabará con la eterna discusión

Con la víspera de la vuelta de la final de la Copa Libertadores, River Plate y Boca Juniors van por un título que tiene un sabor especial y que abrirá el camino a favor de una discusión subjetiva y apasionada por saber cuál de los dos colosos argentinos es el más grande.

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Fotografía: AP

Luego del empate a dos goles de la ida, todo se definirá en el estadio Monumental, casa del cuadro millonario, juego que servirá para separar a uno de otro, alimentar una leyenda y el tener argumentos a favor del que alce el título. El fútbol, como materia pendiente para América en su deuda estructural y organizativa, tendrá a los ojos del mundo puestos sobre el escenario bonaerense para dar por terminada una competencia que año a año muestra el talento de la región y que en la edición de 2018 alcanzó su punto más alto de morbo.
En el escenario de Núñez, River Plate tiene balance a favor de 39 victorias por 28 derrotas y 34 empates ante su histórico rival. Pero los números, vistos como elemento de análisis, seguramente serán poco importantes en un choque que tiene un aroma distinto y que promete romper cualquier guión con tal de alcanzar la meta.
Por primera vez en la historia, más que el título, lo que mueve a la disciplina pasa por imponerse sobre el archienemigo. Así quedará en los libros.
Para Boca Juniors, su labor como visitante apunta a un claro norte: sumar un golpe casi lapidario y que se sentirá a lo largo de las próximas décadas en el debate cuya ventaja, casi imperceptible, está de su lado.

El fantasma de la B

“Yo te vi último y también te vi en la B”, la frase para sacar de sus casillas a todo seguidor de River Plate. Sobre este argumento reposa el punto que, de momento, tiene de su lado el fanático xeneize en su eterna querella con su contrario. La escena obliga a regresar hacia 2011, cuando, contra todo pronóstico, el millonario descendió al Nacional B, torneo de segunda división argentino, tras una campaña nefasta.

La caída aún se siente en los huesos del balompié mundial, más profunda aún en el que vive los colores rojiblancos desde niño. La imagen aún está intacta: jugadores llorando desconsolados, fieles que cambiaron aplausos por violencia y sectores de la capital argentina envuelta en disturbios.
De esto se ha escrito en incontables ocasiones y en el entorno de River Plate es momento de espantar de una vez por todas al fantasma de la B, ese que fue representado en La Bombonera, casa de Boca Juniors, en los octavos de final de la Libertadores 2015. El fanático no olvida, mucho menos el que ríe de esto.
El miedo a hundirse mucho más en la disputa es el principal motor del que será local este 24 de noviembre, pero también la motivación del que busca la estocada, aquel que, de conseguirlo, alimentará una frase hiriente que no tiene, por ahora, cómo ser respondida.

El mejor equipo del continente

En el papel, River Plate ha sido el conjunto más sólido de la región en los últimos años. Del fracaso del descenso se agarró la dirigencia del plantel argentino para hacer borrón y cuenta nueva. Con el boleto a primera división un año después, la meta del millonario estuvo en conformar un grupo lo suficientemente exitoso para mostrar un rostro diametralmente opuesto al que amargó a su gente en 2011. Y lo logró.
Desde aquel año hasta la fecha, 10 títulos nuevos, cinco de talla internacional, adornan la vitrina.
River Plate, el equipo prestigioso, el de la élite continental, el que mira con desprecio a Boca Juniors, el cuadro popular y del pueblo, fue el que más cerca estuvo del suelo, tragedia que le permitió abrir los ojos y manejar sus recursos de forma más productiva, balanceando de manera sorprendente el gasto de piezas consolidadas con la evolución de los jóvenes provenientes de categorías menores.
En la teoría, no hay dudas de que este es el gran favorito a coronarse, pero la práctica, siempre con la intención de hacernos tragar nuestras palabras, podría dictar otro rumbo. El presente, con la sensación de que este podría ser el último año de Marcelo Gallardo al frente de la dirección técnica, empuja a los jugadores a entender que son ellos los únicos capaces de elegir su destino.

La vuelta prohibida

El morbo de lo que suceda este sábado está atado a lo que pueda ocurrir cuando el árbitro principal dé por finalizado el juego. Los puntos a estudiar se encuentran a años luz de distancia, pero con un resultado, a la espera de que no suceda, ligado a la violenta realidad que caracteriza definiciones de este tipo en Suramérica.

Año a año los portales digitales, medios impresos y audiovisuales llenan su espacio de titulares que detallan los hechos protagonizados por salvajes que se desentienden del fútbol como deporte y espectáculo, prefiriendo tomar el testigo de viejas mañas que han agrietado históricamente a la disciplina.
Es inevitable no pensar en qué podría suceder si Boca Juniors se titula y su repercusión en la capital argentina, ciudad que comparten ambos clubes, por lo que es imposible que el festejo de uno no esté cerca del lamento ajeno.
En lo deportivo, el sueño xeneize sería dar la vuelta olímpica en el campo que habitualmente defiende la selección albiceleste para sus compromisos de local. Ahí, por encima de un país, dos clubes prometen luchar por establecerse en un escalón que el otro vería desde abajo y que sería para varias generaciones el punto final de una discusión movida por episodios obsoletos al lado de este.
El fútbol, como tema de conversación, cerrará un capítulo de talla mundial este 24 de noviembre en el Monumental y le dará la razón al que al flamante campeón.]]>

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