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Seguid el ejemplo que la gerencia del Caracas dio

Después de años buscando volver a lo más alto del fútbol nacional, el Caracas Fútbol Club se corona campeón absoluto del torneo local

Caracas Fútbol Club celebra su 12da. Estrella
Yuri Cortez / AFP
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Caracas bordó la estrella número 12 en su camiseta. El equipo más ganador de Venezuela estira más la brecha sobre su más cercano perseguidor en cuánto a títulos.

Hoy, luego de nueve años de sequía, Caracas Fútbol Club vuelve a la palestra.

En un fútbol inundado por el billete, desde una gestión en la que la solvencia en medio de la modestia marcó pauta, demostró que cuando se hacen las cosas bien en las oficinas, en el césped se ven los resultados.

La reivindicación de Noel Sanvicente y el Caracas

Tras dos temporadas dirigiendo al rojo en su regreso, el técnico más campeón de Venezuela volvió a demostrar que es el mejor del país, al menos en el fútbol de clubes.

Su llegada a la institución se produjo en medio de una crisis que estaba dejando al equipo de la Cota 905 moribundo, sin poder encontrar una vía alternativa a la supervivencia en medio de un campeonato de mecenas.

Phillipe Valentiner nunca vacila cuando se trata de mantener con vida al Caracas. En una familia donde sólo su padre apostaba con pasión y billete por el equipo de fútbol en la Organización Cocodrilos, luego del fallecimiento de Don Guillermo, ha sido Phillipe quien lucha por sostener al equipo más ganador del país.

Luego de la fallida experiencia de Sanvicente al frente de la Selección Nacional, Valentiner volvió a confiar en Noel para rescatar del naufragio al barco rojo y mira que lo han logrado rápidamente.

Institucionalmente Caracas vivió un año de ensueño en medio de la crisis económica más dura.

Sin refuerzos para el Clausura y manteniendo el interés en atender el fútbol base, Caracas llega a diciembre con el título del Clausura y, en consecuencia, la estrella de campeón absoluto. Pero además, consiguió el título de Reservas, campeones Sub 17 y subcampeones en la Sub 19.

En apenas dos años con Chita al frente, quien no solo se desempeña como técnico del primer equipo sino es el coordinador de toda la estructura de fútbol de la organización, ya comienzan a recoger frutos.

Y hay que hacer énfasis en estas cosas: en la confianza que depositó Valentiner en Sanvicente para reacomodar una casa que se había desordenado por la improvisación y falta de compromiso de quienes anduvieron por esos pagos y en el trabajo de hormiguita que un nuevo peón del fútbol como Miguel Ángel Mea Vitali ha podido llevar desde lo organizativo y logístico.

Desde su cargo de gerencia y en el bochornoso divorcio que decidió mantener la afición con ellos, mantuvo el tipo, evitó enfrentamientos con la facción más radical de lo que queda de la barra roja y decidió seguir adelante sin apuntar a doblegar la rodilla ante los gritos de una hinchada que pide fichajes y no asimila por dónde viene el manejo administrativo.

En lo futbolístico, el mérito máximo lo tiene el grupo, pero lo de Sanvicente ha sido de otro nivel.

Noel ha tenido que lidiar con constantes lesiones, convocatorias a selección y sanciones. Hizo malabares con un plantel que solo sufrió bajas en 2019 (salida de Canelón y lesión de Martins) y en esa lid, encontró a tipos como Anderson Contreras que hoy está encuadrado como uno de los mejores juveniles del país.

Saggiomo, Flores, Celis, Contreras, Fereira son la savia joven que tira del carro y que impulsó al equipo a funcionar a pesar de las reiteradas lesiones de su figura, Robert Hernández.

Sin ganar los últimos cuatro partidos, pero sin tampoco perderlos, le bastó saber gestionar las series (goles en las postrimerías para voltear todo) y echar el resto para dominar al rival.

En los penales, Baroja hizo de Araque y puso con sus manos la estrella en la camiseta al detener la ejecución decisiva nada menos que del mejor atrapa penales del país.

Con la clasificación a la fase de grupo de la Libertadores, se asegura el ingreso de más de tres millones de dólares para 2020, además de la reconciliación con su gente, que seguramente aportará volviendo a colmar el estadio en los tres duelos asegurados por Copa que tendrá el Olímpico.

Los refuerzos para afrontar la competencia seguramente llegarán, pero tendrán que ser para cubrir la más que segura venta de sus dos joyas de la cantera: Leo Flores y Anderson Contreras.

Ya madurados y campeones, son la esperanza de generar más ingresos a corto plazo y no queda duda que ambos tienen el talento para dar el salto al extranjero.

De abajo vienen más para el primer equipo. Es la lógica del formar para vender y, de paso, sirve para ganar. Es el buen paradigma que hoy exalta a Caracas como el modelo de gestión más exitoso del fútbol nacional, junto con Zamora.

Ahí viene Caracas. El Caracas de Chita, otra vez.

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