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El día después del golpe ante Bolivia

El resultado del Venezuela - Bolivia en el Sudamericano Sub-20 no fue el esperado por muchos. En esta nota, se analiza lo que pudo haber pasado y cómo debería ser la proyección del equipo Vinotinto ante Uruguay

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Los futboleros venezolanos le tenemos una particular atracción al campeonato Sudamericano Sub 20. Es lógico: es la categoría masculina que más alegría nos ha brindado y es la fuente de ilusión para pensar siempre que sí, que con una de esas generaciones se pueden alcanzar objetivos, como ir a un Mundial de mayores.

Si bien nos podemos equivocar con esas «matemáticas», que nosotros mismos las hacemos inexactas, no podemos evitar que la expectativa siempre sea elevada y que la exigencia, luego de ser subcampeones del mundo en 2017, sea siempre elevada.

El equipo que dirige el argentino Fabricio Coloccini no escapa de esa ilusión. Al contrario, con el talento que tiene individualmente hablando, y el saldo de haber llegado a la final del Torneo Maurice Revello, aumentó exponencialmente las ganas de ver a este equipo no solo jugar, sino también ganar.

Sin embargo, ya había un «ruido» previo con este proceso que participa en el campeonato que se celebra en Colombia: la desinformación, el «mutis» hecho en el camino de su preparación, el anuncio oficial tan tardío de quienes conformarían el equipo, generaba cierta incomodidad, quizá más en los medios que en la propia afición, qué en buen número ha respaldado esa medida de todo el mando argentino de limitar la información en los seleccionados.

Pues bien: la exigencia era elevada para enfrentar a Bolivia en el estreno. Por tradición ya en esta categoría, pero también por nivel ganado, nos suponíamos superiores al rival del altiplano, amén del ya mencionado talento que tienen los seleccionados. También había una espada levantada por algunos, esperando cortar de un solo golpe la cabeza de Coloccini al primer desliz.

Y por eso nos ha pegado tanto ese 1-0 contra Bolivia. No tanto por haber perdido el partido, porque muchas veces se puede mostrar un gran fútbol sin un resultado que lo respalde, sino por lo que se vio en el campo. Esa es la principal preocupación: que futbolísticamente no hubo argumentos como para defender lo que expuso el técnico argentino en el estreno Vinotinto en el Monumental de Palmaseca.

Opino desde la suprema objetividad. No soy de los que estaba esperando el resbalón para lanzar la guillotina, porque si bien no comparto las formas de manejar la información que ha tenido este seleccionado, desde el análisis meramente futbolístico, sin algún elemento externo que pueda influir en el análisis, no encuentro algo positivo que rescatar del debut ante Bolivia y por eso es que hay una preocupación lógica entre todos.

Podemos apelar al criterio de que fue una mala noche. Que no salió nada de lo que se ha trabajado. Es la esperanza que tenemos todos de cara al partido contra Uruguay, que será el martes, gracias a Dios, con una jornada de descanso de por medio que permita corregir errores y pulir la idea para ir por los necesarios tres puntos ante la Celeste. Ojalá sea así.

Me preocupa el criterio para la ubicación de algunos futbolistas en el campo. Dos delanteros de similares características que parecieron estorbarse durante el tiempo que estuvieron juntos; un Renné Rivas como central izquierdo cuando ha jugado siempre como lateral zurdo; un Santiago Gómez que fue al lateral cuando es central; Yerson Chacón como enganche cuando sus mejores frutos los dio como extremo y un Telasco Segovia abierto, más lejos del corazón del campo, dónde suele hacer más daño.

Siempre digo: yo opino sobre el trabajo y las decisiones de un técnico, algo bien antipático porque lo estoy haciendo en un teclado mientras ellos trabajan en la cancha. Sin embargo, me quedaron muchas dudas tras ese 1-0 y una de ellas es la actitud del grupo, de su intensidad para buscar revertir el marcador, del desorden con el que se trató de hacerlo.

Quiero que lo de Bolivia haya sido una mala noche y Venezuela muestre su verdadera cara ante Uruguay. Que todo haya sido un accidente en el estreno y la cara se lave con buen fútbol y, por la necesidad, un resultado satisfactorio. El empate entre Ecuador y Chile hace que todo esté a la mano, pero ya el margen del error es mucho mejor si la aspiración es clasificar a Indonesia.

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